Es un genio, y como tal, al margen de estereotipos o etiquetas, lo cual le da la libertad de plantear sus conciertos como quiere y volcarse en la sonoridad y en la innovación. Sus seguidores lo saben y comulgan en armonía con su planteamiento visionario de la música.

Quien acuda a un concierto de STEVEN WILSON debe partir de la base de que no va a ver circle pits ni saltos entre el público. Así mismo, debe mentalizarse de que el frontman puede aparecer sentado en una mesa de escritorio dispuesta en el centro del escenario detrás de un Mac, o de la misma manera en un taburete con las piernas cruzadas. En ciertos momentos, parecía que el público debería de estar sentado para poder deleitarse con el show. La interacción con el resto de miembros de la banda era como la del director de orquesta que simplemente supervisa y goza de los ensamblajes de una máquina perfectamente engrasada.

Esto, a priori, no es la mejor carta de presentación, pero lo que debe de hacer el que se acerque a este tipo de conciertos es fijarse calidad existente en la banda que acompaña al ex-Porcupine Tree y en sus composiciones.

Es una de las pocas veces en las que se ha visto que un concierto empiece, no sólo de manera puntual, sino incluso antes de la hora fijada. La entrada fue bastante aceptable teniendo en cuenta que el género no es de masas, con aproximadamente tres cuartas partes de aforo, lo cual permitió disfrutar del concierto con holgura y comodidad. Sin embargo, el propio STEVEN WILSON decía en su cuenta de Twitter que quedaban menos de cien entradas en los conciertos de Madrid y Barcelona… no lo pongo en duda porque el cálculo de aforos nunca ha sido mi fuerte.

En el espectáculo se vieron temas ejecutados con precisión y con un sonido de grandísima calidad (de hecho creo que ha sido el concierto que mejor ha sonado en La Riviera de los que he asistido), sin que falten samplers y otros efectos contenidos en los trabajos de estudio, transmitiendo totalmente la melancolía que caracteriza el trabajo de Wilson en solitario y en las bandas en las que ha militado.

Otra nota a destacar es el mimo dedicado al elemento visual, ya que la inmensa mayoría de temas han ido acompañados de montajes de video como pueden ser cortos de animación, imágenes oníricas y videoclips. En temas como “Index” la sincronía entre música e imagen fue absoluta, sencillamente impresionante.

Es evidente que STEVEN WILSON no es un músico de metal, como el mismo dijo durante el concierto, al igual que Porcupine Tree tampoco son una banda de metal, por mucho que haya temas como “Ancestral” u “Open Car” que tengan cierta inclinación en ese sentido. Es una música compleja y reflexiva que bebe de diversas fuentes y que puede abarcar un espectro mayor que el del metal propiamente dicho. Es más, gracias a la búsqueda de la expresividad, la música de Steven ha servido de banda sonora en trabajos cinematográficos alternativos.

Si bien el protagonismo recae en STEVEN WILSON, que canta, toca la guitarra y el bajo y compone las canciones, hay que decir que la banda que le acompaña es de sobresaliente o, incluso, de matrícula de honor. La labor de los teclados de Adam Holzman deleitó al público en más de una ocasión, así como el encomiable acompañamiento en los coros del bajista Nick Beggs. Las guitarras de Dave Kilminster sonaron nítidas en solos de gran complejidad técnica. Sin perjuicio de ello, STEVEN WILSON también se marcó un par de solos e hizo sus pinitos al bajo. Apabullante fue el manejo del stick bass del bajista, ese instrumento alienígena imposible de si quiera comprender para los mortales.

La puesta en escena fue modesta, pero a partir de la primera parte del concierto, un telón translúcido blanco tapó el escenario sobre el que se proyectaron imágenes que daban un aire fantasmagórico al tema “Ascendant Here On” una vez terminó de sonar de manera pregrabada “Temporal”. El telón acompañó hasta que llegó el momento de los bises, que comenzaron con “The Sound of Muzak”.

Anoche también hubo espacio para el recuerdo de temas del repertorio de Procupine Tree como “Lazarus”, “Sleep Together” o “The Sound of Muzak”, si bien el setlist se volcó fundamentalmente en el nuevo disco “Hand. Cannot. Erase.”.
STEVEN WILSON es un genio, y como tal, al margen de estereotipos o etiquetas, lo cual le da la libertad de plantear sus conciertos como quiere y volcarse en la sonoridad y en la innovación. Sus seguidores lo saben y comulgan en armonía con su planteamiento visionario de la música.

Promotor:Madness Live Productions

Día:16/09/2015

Hora:20.30

Sala:La Riviera

Ciudad:Madrid

Puntuación:9