Cuando una banda deja de funcionar activamente –pese a no llegar a separarse- es habitual que proliferen las bandas tributo, grupos que replican nota por nota los espectáculos de la banda legendaria de turno, sea esta KISS, AC/DC, PINK FLOYD o BLACK SABBATH. En pocas ocasiones ve uno bandas tributo a grupos de trayectorias actuales. Es decir, no creo que haya bandas tributo a HAMMERFALL o CHILDREN OF BODOM, más que nada porque son bandas que tenemos de gira cada año y que no suscitarían un interés tan grande como para que 300 fans quisieran ver su directo replicado por extraños. Sin embargo, el filón nostálgico es muy util en el caso de los tributos, pues bandas como LED ZEPPELIN o PINK FLOYD no tienen los menores signos de actividad, mientras que el público sigue hambriento de su música. En el caso de los de Page, los LETZ ZEP cumplen con su cometido bastante bien y solemos tenerlos cada año en España haciendo una mini-gira bajo los auspicios de Robert Mills. En el caso de PINK FLOYD hay literalmente, decenas de bandas tributo. La más famosa, aprobada por los propios FLOYD, son los AUSTRALIAN PINK FLOYD, que llenan grandes recintos en todo el mundo replicando el espectáculo clásico de la banda de Gilmour, Wright, Mason y Waters. En España, las cosas suelen ser bastante penosas. Las bandas tributo no pronuncian bien, hacen repertorios más propios de orquesta de barrio que de lo que pretenden hacer y es habitual salir de esos conciertos con una sensación que se podría describir como vergüenza ajena o algo similar. Contadas excepciones, entre ellas la BON SCOTT BAND, consiguen salir del paso dignamente. Pero eso fue hasta que pude ver en directo a PINK TONES.

No he tenido el placer de experimentar a los AUSTRALIAN PINK FLOYD en directo, aunque con el presupuesto que cuentan es lógico que el concierto sea técnicamente mucho más excelso. Pero lo que PINK TONES hicieron en Barcelona a mediados de noviembre de 2008 con un sistema de sonido normal y en una sala de capacidad media no tiene nombre. Menuda manera de repasar el repertorio floydiano consiguiendo evocar sensaciones que muchos fans de la banda inglesa ya creíamos olvidadas.

El show arrancó con “One Of These Days”, del “Meddle”, aunque el público o había acabado de llegar. Debido a la duración del concierto de PINK TONES (dos horas y tres cuartos) el show comenzó pronto y a muchos les pilló de camino aún. No obstante, a medida que avanzaban las canciones (“Breathe”, “On The Turning Away” y “Dogs” fueron las siguientes) el público terminó de llegar y finalmente unas 400 personas se dieron cita en la sala Apolo para ver a la banda.

Fue a partir de ese momento en que el concierto comenzó a convertirse en una gran experiencia, no solo por la música, sino por la cuidadosa atención a los detalles que prestó la banda, como es habitual en sus shows. Desde el circulo de luces en la parte trasera del escenario, hasta las luces móviles, el hielo seco que invadía el escenario y el gigantesco inflable del profesor que sirvió de icono en “The Wall”, por no hablar de los lasers y el teramin empleado en algunos momentos del show. La larguísima “Shine On You Crazy Diamond” –en todas sus partes- fue toda una gozada para los sentidos, con un Alvaro Espinosa que clavó pronunciación –importante- y la emotividad de la letra. Tras el homenaje a Syd, llegó el momento de recordar la reciente muerte de Rick Wright y la banda lo hizo con “The Great Gig In The Sky”, interpretado por tres coristas de apoyo, demostrando que las cosas se hacen bien o no se hacen.

Un inesperado “Atom Heart Mother” descolocó a los más novatos en temas floydianos y es que la gracia de PINK TONES es que no tocan solo los hits obvios, sino temas que uno no esperaría oir a dia de hoy en un show de PINK FLOYD. Lógicamente, los hits componen el mayor grueso del set, y así se demostró con “Money”, “Brain Damage”, “Eclipse” y “Wish You Were Here”. Lo que yo, personalmente, no esperaba era un “Echoes” de más de veinte minutos que provocó orgasmos varios. Cuando sonaron las primeras notas del teclado de Nacho Aparicio, los de la vieja guardia rugieron por lo bajini. No era para menos.

Con una banda tan repleta de temas conocidos como PINK FLOYD es complicado hacer un tributo. No obstante, PINK TONES son conscientes de lo que la gente desea e hicieron una suite de “The Wall” en la que sonaron “In The Flesh”, las tres partes de “Another Brick In The Wall”, “The Happiest Days Of Our Lives” y cerrando “Goodbye Cruel World”, donde el bajista Cefe puso todo su sentimiento.

El bis era obvio: “Run Like Hell” puso el toque rockero al final de la velada, mientras que “Comfortably Numb” fue la guinda del pastel, con un solo de guitarra épico como cabe esperar. Por suerte, la banda no corrió la misma suerte que en el festival Extremusika. ¿Ustedes saben lo que es cortar el sonido en pleno solo de “Comfortably Numb”? Es un jodido crimen y un atentado a la música. Recuerdo como la gente que aguantaba bajo la lluvia en dicho festival esperaba la llegada del tema, solo para que lo cortaran cual filete en el momento álgido. En fin.

Enormes estos PINK TONES. Lógicamente hay fallos (el batería,  Antonio Fernandez tuvo unos cuantos en el final de “Comfortably”) pero no son tan grandes como para echar por tierra un show absolutamente excelente. Volvería a verlos mañana mismo.

Texto y fotos: Sergi Ramos

Promotor:Rock N Rock

Asistentes:400

Día:15/11/2008

Sala:Apolo

Ciudad:Barcelona

Puntuación:9