Rondarían las 20:30 cuando nos dejamos caer por los aledaños de nuestra Razzmatazz2 y todavía no se sabía a ciencia cierta si gozaríamos de teloneros, tal como rezaban algunas entradas o si, por el contrario, solo Sôber pisarían las tablas esa noche. El caso es que una vez dentro se hizo evidente, ya que la falta de actividad una vez pasadas las nueve nos delataban claramente que por algún motivo u otro serían Sôber por ellos mismos los que abrirían y cerrarían su esperado show en la Ciudad Condal.

Para ser sincero había una cuestión que sin tener mayor importancia me producía cierta curiosidad ¿Con que clase de público compartiríamos el evento? Sôber es de los poquísimos grupos que pueden jactarse con conocimiento de causa de haber captado a una amplia y heterogénea masa de fans a lo largo de algo más de 10 años de existencia y 5 discos a las espaldas. La razón de ello es su total compromiso con los sectores más roqueros y metálicos de su público, sin descuidar en absoluto a los que gustan más de la melodía y los estribillos amenos y coreables de la radio-fórmula (más patentes en sus dos últimos discos). Y es que esa es la grandeza de este grupo; el haber creado un estilo propio partiendo tanto de clásicos del rock y del heavy, como de otro tipo de bandas de cariz más alternativo, pasando sus temas por el tamiz de una supuesta comercialidad y melodía que en su justa medida hacen de sus composiciones algo difícil a lo que resistirse sean cuales sean tus preferencias musicales. Canciones sobrias y nada ampulosas pero cargadas de detalles en forma de riff o de teclado, de acústicas o sintetizadores, atribuibles por igual tanto a sus influencias más clásicas como a las más alternativas. Todo ello pudo verse reflejado esa noche en el ambiente; gente de todas las edades, sexo y condición, aunque sorpresivamente había más gente escondida detrás del logo de Metallica, Iced Earth, Iron Maiden o Dream Theater de la que me esperaba encontrar.

El show empezaría puntualmente a las 22 horas (y dos minutos según mi móvil) y daría paso a una hora y media de concierto que para muchos resultó corto y para otros, entre los que me incluyo, más que correcto. La gira se celebraba en motivo del lanzamiento de su exitoso REDDO (“reflejo” en latín), y lejos de cebarse estrictamente en su nuevo disco olvidando sus anteriores entregas, nos regalaron una retahíla de temas que representaban los momentos más destacables de cada uno de sus anteriores trabajos; eso sí, con un claro predominio de los últimos. Así pues, una sugerente intro daría paso al tema que abre el disco “Una Hora Más”. En ese momento uno pudo fijarse en el quinto miembro que compartía escenario con los Madrileños: BigSimon, que ya en el disco se hace cargo de los samples y la programación. Más tarde sería debidamente presentado por Carlos a la afición (muchos de los cuales seguramente lo reconocerían del DVD que acompaña al último disco de Saratoga).

Ya desde el principio se pudo observar que la sala no solo la llenaban seguidores de sus últimos y posiblemente más comerciales discos, pues ya desde el primer tema se oía a la gente pidiendo con empeño el corte “Cubos” del Morfología; no se hizo mucho de rogar el grupo puesto que en la primera mitad del concierto la pudimos corear con energía. Una vez saciado el populacho no tardaron en encontrar otra excusa para no cesar con el griterío: Loco! Loco! (tema obligado para la banda, de nuevo del Morfología, y que no llegaría hasta los bises tras la invitación de Carlos a gritar -¿CÓMO?  -“LOCOOOOOS”). No faltarían, no obstante, singles como el celebrado “Arrepentido”, el hit “10 años” (que levanta un clamor solo empezar con ese característico riff) o “Eternidad”, los tres de su más famoso hasta la fecha “Paradÿsso”; disco que se vio representado también por la sosegada “Paradysso” y por un fantástico y completísimo “Lejos” que aúna a mi parecer lo mejor de cada uno de los componentes: excelente Alberto a la batería, buenas guitarras, y buen trabajo de Carlos al bajo y a la voz (además incorporó al tema unas líneas vocales extras en el cambio que hay sobre el segundo minuto del tema). Por otra parte su disco más personal e intimista “Synthesis” se vio represantado  por “Vacío” y, como no podía ser de otro modo, Oxígeno y su consiguiente lucimiento de Alberto (como me gusta este tío de verdad; hay que ver como llena los temas de detalles y lo bien que cumple en directo). Completarían el set y el protagonismo del último trabajo temas como “Cientos de Preguntas”, “El Hombre de Hielo”, “Lo perdí” o “La Burbuja de Cristal” levantando una buena polvareda entre el público. Comentar que tocaron un tema instrumental a mitad del set y que finalizaron con un reprise, de nuevo instrumental, en una onda muy thrasher y dejando claro que cuando quieren darle caña no se despeinan (como para despeinarse…¿eh Carlos? jeje)

Destacar que el público había hecho bien los deberes y se sabían los temas al dedillo; supongo que tendrá mucho que ver la sencillez de sus letras, criticadas y amadas por partes iguales. Muchas veces, y quizás demasiado a menudo, incluso lograban eclipsar la labor de Carlos a la voz que a mi juicio tenía el volumen de su micro algo más bajo de lo normal. El mismo Carlos que a pesar de cargar con el bajo y la parte vocal del grupo es el que más enérgica puesta en escena demostró tener, contrastada con la sobriedad del resto de componentes que parecían estar más concentrados en sus respectivos instrumentos que de animar al público; cosa que por otra parte resulta perfecto siempre y cuando los temas se vayan sucediendo con impecable fidelidad tal como sucedió esa noche. Aun así estatismo tampoco sería la palabra, pero sí la austeridad escénica y seriedad (en el buen sentido de la palabra) que caracteriza al grupo; como austero fue también el montaje del escenario y el tema de luminotecnia, aunque francamente tampoco la sala acompaña para llevar grandes telones o demás parafernalia.

Encomiable la labor de Jorge y Antonio a las guitarras, que cuando tocaba iban sorteándose los solos acompañados por un foco; recuerdo en concreto el de “La Nube” ejecutado perfectamente por Jorge (que dicho sea de paso también creo que su guitarra estaba un pelín baja). Genial el ejercicio de buen hacer de Alberto, que vuelvo a repetir me encanta ese relleno que aporta a todos y cada uno de los temas (aunque de nuevo tengo que decir que por contra su instrumento sonaba un poco por encima del resto, como sucedió también al día siguiente con Edguy). A parte destacar la fuerza que ganan los temas en directo; suenan muchísimo mas contundentes que en disco y es algo que después del concierto podía oírse comentar por los asistentes mientras abandonábamos la sala.

La nota graciosa y curiosa de la noche se dio en la discoteca Metal Zone, la cual contó después del concierto con la presencia de algunos componentes del grupo. Ahí pude charlar con Carlos (que de tener unos cepillos atados a los pies le hubiera sacado brillo a todas y cada una de las baldosas de la sala porque no se paró de moverse de un sitio a otro jeje), y saludar a Jorge y Simon (algo más relajados). Carlos por su parte mostró interés por como se había visto el concierto desde la sala y después de darle mi parecido, y con la excusa de la versión de “United” con que tributan a Judas, pude saber de su boca que planean hacer una versión de “Los Rockeros Van Al Infierno” de Barón Rojo con la colaboración de Sherpa. A parte Jorge aprovechó para meterle mano a los discos y regalarnos a todos los presentes un “Electric Eye” de Judas Priest y el “Ace Of Spades” de Motorhead. Como entenderéis no podía acabar de mejor manera la noche.

Eduard Fuster Ventosa

Datos:

Razzmatazz 2
Barcelona
Promotor: n.d.
Publico: n.d.

Día:16/04/2004

Puntuación:7