Machine Head brillan en Barcelona… sin los flashes de las cámaras

Si cada siete días tuviéramos que nombrar a una banda como la más popular de la semana, parece que del 10 al 16 de noviembre los claros protagonistas de la actualidad en esta página habrían sido Machine Head. En primer lugar publicamos nuestra reseña de su decepcionante nuevo álbum, "Bloodstone & Diamonds", y poco después os hacíamos saber a través de un artículo de opinión la absurda decisión de que no sólo los medios digitales no teníamos derecho a entrevistarles sino que además tampoco se nos daría a ninguno el derecho a documentar fotográficamente sus conciertos en la península este fin de semana.

Si cada siete días tuviéramos que nombrar a una banda como la más popular de la semana, parece que del 10 al 16 de noviembre los claros protagonistas de la actualidad en esta página habrían sido Machine Head. En primer lugar publicamos nuestra reseña de su decepcionante nuevo álbum, «Bloodstone & Diamonds», y poco después os hacíamos saber a través de un artículo de opinión la absurda decisión de que no sólo los medios digitales no teníamos derecho a entrevistarles sino que además tampoco se nos daría a ninguno el derecho a documentar fotográficamente sus conciertos en la península este fin de semana (lee la historia completa aquí). Evidentemente, esto no hizo que no acudiéramos a la cita de anoche en Razzmatazz, dado que nuestro deber es informaros sobre lo acontecido, pero está claro que el trato recibido como miembros de prensa que tan sólo quieren hacer su trabajo deja mucho que desear. Por lo mencionado, en esta ocasión ninguna foto de la velada acompaña este texto, y visto el panorama… hemos decidido tomárnoslo con humor.

Sabiendo que unos de los teloneros originales, Devil You Know, se habían caído de la gira sin sustituto y que en los horarios de puerta había una hora y cuarto entre el inicio de actuación de Darkest Hour y los cabezas de cartel, uno podría esperar que los primeros gozasen de al menos tres cuartos de hora de actuación, pero ni tan siquiera fue así. 35 minutos justos para los de Washington, que no están precisamente atravesando el mejor momento de su carrera, y acto seguido una larga espera para ver a Robb y los suyos sobre el escenario. Escenario que, dicho sea de paso, imponía por su decoración, pese al tedio que suponía ver el logo de la banda hasta en la tapa del retrete (en el caso de que hubiera habido uno sobre las tablas): hasta 21 contó con plena dedicación un compañero del portal The Drinktim (la mitad de 42, el significado de la vida…).

Uno diez minutos tarde y sin ningún tipo de aviso se apagaron las luces y comenzó a sonar la intro de cuerda de «Now We Die», single y opener del nuevo trabajo de Machine Head, «Bloodstone & Diamonds». Buena elección para dar inicio al concierto, sin duda una de las canciones más potentes de su material más inmediatamente reciente (tampoco es que haya dura competencia), y con un estribillo marca de la casa que muchos cantaron pese a haber sido publicada hace más bien poco. El sonido durante este arranque fue algo borroso, donde costaba entender los riffs y faltaba potencia, pero esto se arreglaría gradualmente y acabarían sonando como deben: una auténtica apisonadora. Aquellos más escépticos con este tipo de canciones (pese a que sobresalgan sobre el grueso de nuevo material) verían sus deseos satisfechos muy pronto, puesto que sin dar tregua nos enchufaron directamente «Imperium», una de esas canciones que siempre serán una inyección de adrenalina en cualquier momento.

Si hay algo que no se puede decir de esta banda de ninguno de los modos es que no le ponen ganas en directo. Con una de las presencias escénicas más potentes que jamás vayáis a ver, el cuarteto ha perfeccionado a lo largo de los años una actitud demoledora sobre el escenario, acompañada por una brillante conexión en el público, haciendo que todos y cada uno de los asistentes se sientan parte de la música de la banda. Tanto en los momentos más extremos como en puntos emotivos, Flynn supo mantener el perfecto vínculo con aquellos que han hecho de él toda una estrella del metal hoy día (pese a que quizá se lo tenga demasiado creído visto lo visto), y nos lo agradeció de corazón en un discurso tan largo como sincero, aborrecido por algunos y bienvenido por otros, en el que incluso mencionó la grabación del mítico DVD de Sepultura «Under Siege» en esa misma sala, todo para preceder a una «Darkness Within» que lo dejaría sin palabras por la entrega de los presentes en el estribillo.

El repertorio principal transcurrió fluidamente entre las distintas épocas de la banda, muy equilibrado: pudimos escuchar un par de temas de «Unto the Locust» en su vena más melódica y con guiños al metalcore, auténticos trallazos del pasado como «Ten Ton Hammer», «Bite the Bullet» y «Davidian», canciones nuevas («Killers & Kings» funcionó muy bien, todo lo contrario que «Ghosts Will Haunt My Bones»), alguna joya del insuperable «The Blackening» e incluso esa «Bulldozer» que pese a pertenecer a su época nu metal es un verdadero temón que funciona de diez en directo. Mucho sudor, mucha adrenalina y mucha entrega fue lo que vimos durante hora y tres cuartos, con una cantidad e intensidad de headbanging que difícilmente se puede ver en muchas otras bandas.

A la hora de disparar el bis utilizaron tres de sus mejores cartas: la frenética «Aesthetics of Hate», «Old», claro mejor tema de la velada, y la inevitable «Halo», que no podría ser mejor cierre para una gran noche. Cabe mencionar que a todo esto lo precedió un absurdo juego con riffs de Iron Maiden totalmente improvisado, que si bien ocupó el espacio de lo que podía haber sido un tema más (corto, eso sí), al menos demostró que siguen siendo una banda que sale al escenario a disfrutar y a divertirse tocando música. En definitiva, Machine Head siguen siendo una banda con uno de los directos más explosivos del panorama metálico, pero esperamos que se les pase esta fiebre que les hace tener un trato tan poco digno con los medios digitales, que al fin y al cabo les suponen su mayor medio de promoción hoy día.