Las superestrellas del folk brillan en Salamandra: Korpiklaani, Arkona, Heidevolk y Trollfest se comen la sala

Tuvimos la suerte de asistir a una jornada de conciertos excelente, con cuatro grupos de grandísima calidad que se encuentran todos en su mejor forma física. Me gustaría especialmente destacar que este ensamble pone de manifiesto cuanta riqueza musical y cultural hay dentro del mundo del folk metal – pudimos escuchar a cuatro grupos, todos ellos calificados sin ápice de duda como “folk metal”, que no podían sonar más diferentes los unos de los otros. Eso sí, todos aportaron más de lo que prometían, y el respetable se marchó con un gran sabor de boca – y los pies destrozados de tanto bailar. ¿Para cuándo la próxima?

El pasado sábado 24 de Febrero desembarcaba en Cataluña el Folk Metal Superstars tour, que unía de manera muy especial cuatro de los grupos más queridos en el subgénero: Trollfest, Heidevolk, Arkona y Korpiklaani. Con la apertura de puertas de la sala Salamandra (Hospitalet de Llobregat) prevista para las 16:30, nos aguardaban más de 5 horas de música en directo, por lo que casi parecía más sensato afrontar la experiencia como si de un micro-festival se tratase: calzado cómodo, cuernos llenos de birra, y muchas ganas de saltar sin parar.

Trollfest abrieron la jornada puntualísimos a las 17.00h de la tarde. En lugar de te y pastas, pero, los noruegos nos traían una incontrolable dosis de diversión, locura, globos y luces led. Sus frenéticos ritmos, sobre los que se desgañitaba Trollmannen en una ficticia mezcla de noruego y alemán, enseguida originaron risas, pogos, y hasta una kilométrica conga que serpenteaba por toda la sala.

Trollfest (Foto: Elena Marco)

Entre sus temas más conocidos, como “Brumlebassen” o “Kaptein Kaos”, tocaron también canciones de su nuevo disco Helluva, como “Professor Otto”, con el que abrieron el concierto, o “What a good idea” y “Steel Sarah”. ¡Hasta se atrevieron a echar en la mezcla su peculiar tributo al “Toxic” de Britney Spears!

Pero la jornada era larga, y Heidevolk no tardaron en tomar el relevo con una puesta en escena más comedida que sus predecesores, pero con un excelente trabajo de luces respaldándoles. Activos desde 2002 y con seis álbumes bajo su brazo, el quinteto está en el camino de conquistar todos los escenarios con su simpatía, sus épicas armonías vocales, y su mezcla de metal y música tradicional de Güeldres.

Heidevolk (Foto: Elena Marco)

Los neerlandeses también venían a presentarnos su más reciente trabajo, Vuur van Verzet, y no tuvieron vergüenza de empezar el concierto con “Ontwaakt”, para rápidamente seguir con “Wolf in my heart” (en mi opinión, el mejor tema del disco), “Yngwaz’ zonen”, “Britannia”, “Tiwaz” y “Gungnir”. Alternaron las canciones nuevas con otras mucho más conocidas – “Ostara”, “Saksenland” o “Drankgelag” – para acabar, como no podía ser de otra forma, con la espectacular “Vulgaris Magistralis”, habiéndose ganado los vítores de los asistentes.

Se notaba la expectativa para ver a Arkona entre la parroquia. Como las otras dos bandas antes que ellos, los moscovitas presentaron el disco Khram, acabado de salir del horno prácticamente hace un mes, y, condensados al inicio del show, pudimos escuchar en directo temas como “Shtorm”, “Tseluya zhizn” y “V pogonye za beloy tenyu”.

Arkona (Foto: Elena Marco)

El show se interrumpió momentáneamente por un problema de sonido, pero tanto el personal técnico como los miembros de la banda trabajaron rápidamente para solucionarlo, mientras el público mostraba su apoyo y respeto. Al final, todo quedó en poco más que una anécdota, y el concierto siguió desarrollándose con normalidad. Con Maria “Masha” Arkhipova al frente, los rusos volvieron a acercar su folk metal de corte eslavo con canciones como “Goi, Rode, Goi!”, “Arkaim” o “Yarilo”, y consiguieron que el equilibrio perfecto entre espectáculo y ritual nos acompañara esa noche en Salamandra.

Arkona (Foto: Elena Marco)

Finalmente, el grupo que la mayoría de asistentes esperaban con ansias, saltó al escenario. Korpiklaani era el único “superstar” que no nos traía disco nuevo, aunque Cane, guitarrista, afirmó que no tendríamos que esperar mucho para escucharlo, y sorprendieron a la congregación con “Henkselipoika”. Como llevan haciendo desde que ampliaron el line-up hará eso de unos seis años, también en éstas el peso del espectáculo estuvo perfectamente bien compartido entre Jonne (voz), Tuomas (violín) y Sami (acordeón), mientras Matti (bateria), Jarkko (bajo) y Cane (guitarra) aguantaban la estructura del concierto.

Korpiklaani (Foto: Elena Marco)

Para mantenerse fieles a la tradición, los finlandeses nos regalaron toda su retahíla de canciones fiesteras, empezando con “Happy little boozer” y siguiendo con la veterana “Wooden Pints” o la versión inglesa de “Viinamäen Mies”. A riesgo de que el setlist pareciera una carta de bebidas, tampoco faltaron “Tequila”, “Beer beer” ni “Vodka”. El show fue menos intenso que la última vez que nos visitaron, donde enlazaron una canción detrás de la otra sin apenas respirar, pero aún así el número de temas que pudieron meter en poco más de una hora fue insano – y el público lo agradeció saltando, bailando y respondiendo con entregado entusiasmo.

Korpiklaani (Foto: Elena Marco)

En conclusión, tuvimos la suerte de asistir a una jornada de conciertos excelente, con cuatro grupos de grandísima calidad que se encuentran todos en su mejor forma física. Me gustaría especialmente destacar que este ensamble pone de manifiesto cuanta riqueza musical y cultural hay dentro del mundo del folk metal – pudimos escuchar a cuatro grupos, todos ellos calificados sin ápice de duda como “folk metal”, que no podían sonar más diferentes los unos de los otros. Eso sí, todos aportaron más de lo que prometían, y el respetable se marchó con un gran sabor de boca – y los pies destrozados de tanto bailar. ¿Para cuándo la próxima?