Han pasado, ni más ni menos, que once años desde que viera a KISS por última vez. En aquel entonces, la banda llegaba a España con la máxima expectación dentro de su gira de reunión. La ya conocida huelga de camioneros franceses dio al traste con los planes de la productora Gamerco de traerse el mayor espectáculo de la tierra en 1996 a nuestro país. Pero el que la sigue la cosigue y, finalmente, KISS aparecieron en España en junio de 1997, haciendo tres fantásticos shows que marcaban casi el final de la gira de reunión y que mostraron a una banda totalmente incendiaria sobre el escenario. Faltaron detalles escénicos, pero la banda lo suplió con un nivel de entrega extra y una buena serie de absurdeces como “Paloma Blanca” o “Guantanamera” sobre el escenario. Aun atesoro el video de aquella actuación, la primera que vi de KISS y tan solo la segunda o tercera que veía contando videos piratas y material por el estilo. La magia embriagaba en aquella noche barcelonesa de junio de 1997 y desde entonces ya nada fue igual.

Cuando KISS anunciaron la gira europea, no me lo pensé dos veces. Habia pasado demasiadas tardes consultando presupuestos de viajes a Estados Unidos para ver cualquiera de los shows de la banda en ese territorio allá por el 2004. Incluso me plantee la remota posibilidad de desembolsar 2000 Euros en un viaje a Australia para ver “Kiss Symphony”. Evidentemente, el DVD me costó mucho menos, pero no es lo mismo, claro. Asi que, desde 1997, me quedé con las ganas de volver a ver un show de la banda más caliente del mundo. No solo eso, sino que ese periodo coincidió con mi total y absoluta adicción a KISS: compraba revistas, libros, cintas VHS piratas a 3000 pesetas la unidad, piratas, los remasters, los Alive en caja “gorda” de antes de que salieran los remasters. Me volvía a comprar discos que ya tenía simplemente porque llevaban el libreto que la reedición previa no tenia. Luego DVD’s: los ensayos de la gira de “Destroyer” en un hangar aeroportuario, el show completo de Sydney ’80, el show del Cobo Hall de Detroit en 1977 que todo el mundo desconocía hasta la fecha… La lista es interminable. En el colmo de la locura, me tiré un año detrás de una posible entrevista con Gene Simmons hasta que finalmente la conseguí hacer, aunque fuera por sorpresa y a las tres de la mañana. Ya en tiempos recientes me habia desilusionado ligeramente, especialmente tras la salida de Ace y Peter, la gira de despedida que no fue de despedida, los tours con AEROSMITH y la carencia de nuevo material. Pero cuando se anunció la que iba a ser la primera gira europea de la banda en nueve años, di saltos de alegría. Finalmente, volvían. Sin Ace y sin Peter. Pero, en fin, volvían. Con todo el espectáculo y tocando todos los clásicos. Cuando se confirmó que vendrían a España ya fue el acabose. Aunque alguien me habia informado un año atrás, en junio de 2007, de que la visita de KISS era casi segura. Me froté las manos como una mosca ante cien kilos de excrementos. La cuestión es que probablemente ésta sea la última vez que podamos ver a KISS en Europa, aunque la banda no lo diga abiertamente. Pero no me veo a KISS siendo un elemento fijo del circuito de festivales como Y&T o TED NUGENT. Lo de KISS es más complejo y con Gene Simmons cumpliendo 60 años en el 2009, no se yo si la banda tiene muchos años más de vida, al menos en su encarnación “típica”, que es con Simmons y Stanley al frente.

Cuando se anunció la gira europea, comencé a mover todos mis contactos para entrevistar a la banda y plantarme en varios conciertos europeos. Estoy cansado de entrevistar a bandas sin nada que decir, con shows aburridos y monótonos. Lo de KISS es como un oasis en un panorama que es aburrido. Porque ya me dirá usted lo excitante que es entrevistar a OPETH. O a KAMELOT. Oh si, el nuevo disco, blah, blah, blah… Basura! Pocas bandas quedan que aun tengan la capacidad de entretener y de entretenerse, y probablemente esas son lás clásicas que ya sabemos todos. Finalmente elegí un destino obvio, Oberhausen. Sería el lugar donde KISS iniciarían su gira europea el 9 de mayo. Poco a poco fueron emergiendo más detalles del asunto. Habría una rueda de prensa. Luego, una entrevista personal con la banda. No había problemas para los pases y entradas para el concierto. El único problema es que Oberhausen es una ciudad poco principal: cerca de Dortmund, Colonia y Dusseldorf, pero sin aeropuerto propio. Así que, balance de gastos en mano, reservé avión, hotel, y todo lo reservable. A fin de cuentas, creo que era la primera vez que me pagaba yo solito un viaje para hacer algo relativo a la promoción de una banda en varios años, acostumbrado a que las discográficas se encarguen de esa función – que para eso venden ellos los discos. Pero en este caso no importaba. Soy un tipo que no gasta en caprichos. Pero esta vez, señores, me pensaba quedar a gusto.

Los días previos al viaje fueron un ir y venir de DVD’s de KISS, de especulaciones sobre el set-list en foros y webs de todo tipo. KISS haciendo deporte en el gimnasio. KISS en la moto, aunque no se puede llevsr nada en el oído. KISS en la ducha. KISS en la cama. KISS comiendo y KISS cenando. Al que no le gusta, no lo entiende. Y para el que no lo entienda, lo mejor es ver el mítico capítulo de “Padre de Familia” titulado “Gira Europea”, donde se describe casi a la perfección el grado de fanatismo que sufre cualquiera al que le gusta KISS. Finalmente, el 8 de mayo, tras tres horitas de sueño, cogía un avión rumbo a Dusseldorf tras una breve escala en Zurich. Una vez en Dusseldorf, el tren a Oberhausen tardaría solo 15 minutos en dejarme un poco más cerca del sueño. Y nada más llegar, me encaminé directo al Konig-Pilsener-Arena, un enorme recinto con capacidad para trece mil personas donde ya estaban en marcha los ensayos de producción para el día siguiente. En una sala contigua se celebraría una rueda de prensa para todos los medios europeos, asi como una breve sesión de fotos con la banda. La hora prevista para que la banda apreciera eran las 13:45. De fondo, sonaba “Alive!”, primer CD, una y otra vez. Lo escuche tres veces desde que llegué hasta que, con media hora de retraso, KISS hicieron su majestuosa aparición. El primero en salir de detrás de la cortina fue Paul Stanley, luego Eric Singer, luego Gene Simmons y luego Tommy Thayer. Mil flashes por segundo iluminaron las caras maquilladas y los trajes recien puestos de la banda. Todos los fotógrafos nos peleábamos por la foto y la banda, siempre muy considerada con la prensa, hacía todas las poses posibles y Gene Simmons sacaba su lengua una y otra vez. Era como estar en aquella rueda de prensa del USS Intrepid en la que presentaron la gira de reunión, o la del Chinese Theatre de Hollywood donde presentaron la gira de “Psycho Circus”. La banda se sentó posteriormente a responder preguntas durante veinte minutos para toda la prensa, con profusión de bromas, cachondeo y clichés mil veces oídos en todas las entrevistas. Pero no importaba. No es lo mismo escuchar los míticos clichés de Paul Stanley en un DVD que ver como los dice cara a cara.

Una vez finalizada la rueda de prensa, la banda pasó a una sala contigua reservada donde, ante un display con las portada de los tres volmenes de “Kissology”, KISS comenzaron a hacer entrevistas con todas las televisiones europeas. La PR de la banda, Nienke, tenía aquello organizado como si de un desfile militar se tratase. En tan solo una hora y cuarto, más de diez programas televisivos distintos realizaron entrevistas con la banda. La banda era un ir y venir de risas y cachondeo, interpretando como siempre su papel ante la prensa, aunque algo me decía que en el fondo estaban contentos, que no estaban haciendo un papel tan obvio como otras veces. Las risas en la sala cuando la banda tenía que hacer saludos para distintos países y se quedo atascada durante dos o tres minutos en la pronunciación correcta de “graspop” fueron carcajadas cuando los cuatro miembros de la banda a la vez y sin ningun orden concreto comenzaron a gritar el nombre del festival hasta intentar encontrar el acento adecuado. Y los comentarios sobre mujeres de Simmons estaban a la orden del día. Como siempre. Finalmente, el último de todos, entre a la sala para hacer mi entrevista…con los cuatro miembros de la banda. Siempre recordaré el saludo y como Gene Simmons miró mi mano tras chocarsela, la apretó más y dijo “asi es como debe ser, como un hombre”. Y yo le dije “es que no soy muy hombre, más bien un poco gay”. Me miró y me dijo “ah, eres gay? Pues entonces habla con Paul!”. Risas generalizadas. Una buena manera de romper el hielo. Y esos quince minutos de entrevista los recordaré siempre como un momento de limbo absoluto en mi labor periodística de los últimos años. Aunque Paul Stanley cuando te mira atento parece que te esté pidiendo un besito. Por asi decirlo, fueron como siempre me los había imaginado. Y eso, cuando conoces a tus ídolos, no tiene precio.

De vuelta al hotel y muerte cerebral sobre la cama hasta las cinco de la mañana del viernes 9 de mayo. Había que actualizar la web, responder el correo y muchas otras tareas que no se pueden dejar pasar. Sobre las 11:30 de la mañana, la PR de la banda me llama para indicarme que esté a las 13:30 en el Oberhausen Arena para realizar algunas fotos del set-up en exclusiva. Allí me planto a la hora indicada y aunque primero fueron fotos del escenario y recinto en plan genérico, la cosa fue evolucionando. Terminé subido en el escenario, subido en las escaleras luminosas, paseando por las filas de falsos amplis, observando los dispositivos pirotécnicos, el funcionamiento de la rampa de la que desciende la banda al inicio del concierto, etc. Luego pude conocer a los técnicos de la banda, que enseñaron una por una las guitarras y bajos de Gene, Paul y Tommy. Pude chafardear todos los lugares del escenario, los cableados, las plataformas hidraulicas y todo lo demás. Y ciertamente, la producción de KISS en ésta gira es enorme. Ni siquiera shows como los de Roger Waters le llegan a la suela de los zapatos al de KISS en cuanto a barroquismo escénico. Lo han traido todo: las plataformas hidraulicas, el rigging para que Paul vuelve y el motor y rig para Gene vuele, todas las explosiones conocidas y por conocer, la guitarra de espejos rotos de Paul, el bajo-hacha de Gene…todo, absolutamente todo. Incluso pude pasar por al lado de la sala privada de maquillaje de la banda, decorada con una cortina de Superman que parecía más vieja que todos los miembros de la banda combinados. Todo ello es ahora un recuerdo imborrable. Y es que, como dijo el periodista de Rolling Stone, con KISS “tu pelo púbico se retrae y vuelves a tener doce años de nuevo”. Y orgulloso de ello.

Tras semejante gozada, volví al hotel unas horas para actualizar nuevamente la web y darme un paseo por el gimnasio para soltar stress. Los compañeros Richard Royuela y Jordi Meya andaban cerca del recinto y quedamos en vernos en algún momento del show o después de el. Sobre las 20:30, con el tiempo justo, comencé a andar los tres kilómetros que separaban hotel de recinto y llegué justo a tiempo para ir con todos los fotógrafos hacia el foso. En parte, desde la perspectiva de fan, cargar con la camara y preocuparme de sacar buenas fotos, me partía un poco la experiencia por la mitad. Pero luego me di cuenta de que en el fondo me hizo disfrutarla más. Ver a KISS, la banda más fotogénica del mundo, a través del objetivo, es realmente atractivo. Y uno no tiene ni que preocuparse por conceptos como iluminación, poses y demás. La banda ya lo ha pensado todo.

A las 21:15h comenzó a sonar el clásico “Won’t Get Fooled Again” de THE WHO por el sistema de sonido, y el público estalló sabiendo que es lo que pasaría. Durante la versión integra de la canción (nada de tonterías a lo CSI) la tensión se iba acumulando y finalmente, cuando Roger Daltrey soltó su mítico grito cayó la cortina que tapa el escenario para no romper la sorpresa. Vi como bajaba la plataforma del techo y como la banda se subia a ella con sus instrumentos sin que nadie se diera cuenta. No obstante, la cortina que tapaba el lado derecho del escenario se había quedado cogida en alguna parte y el crew tuvo que correr a contrarreloj para llegar hasta donde colgaba una parte y de un salto, cogerla y bajarla. Era el primer show de la gira y todo el mundo quería que todo saliera a la perfección.

Finalmente, a las 21:25h se apagaron las luces y comenzó a sonar el grave sonido habitual mientras los focos azules barrían todo el Oberhausen Arena, con entradas agotadas y el público con niveles de excitación máximos. De repente, una voz grito lo que todos esperábamos: “Aaaaallright Oberhauseeen… You Wanted The Best, You’ve Got the Best, The Hottest Band In the World…KISS”. Con el recinto a punto de la locura extrema, comenzaron a sonar los primeros acordes de “Deuce” y tras una primera explosión, la banda comenzó a descender desde el techo mientras la cortina caía y dejaba al descubierto el enorme escenario de KISS. Alargaron un poco el inicio del tema para llegar hasta abajo y dirigirse a los micros y una vez ahí ya todo estuvo en su sitio: Gene a la izquierda, Paul en medio y Tommy a la derecha. Y como era de esperar: “Get Up…and get your grandma outta here”. Correteando por el foso para captar las mejores fotos pude ver un lado de la fotografía que no conocía: el de hacer fotos a un grupo cuando sabes exactamente que van a hacer y a donde se van a mover en todo momento. Por ejemplo, tras el primer estribillo de “Deuce”, Gene y Paul siempre se van al centro del escenario y posan juntos y evidentemente también lo hicieron aquí. Por un nanosegundo, todos aquellos videos de KISS vistos una y otra vez sirvieron de algo…

Tras el habitual saludo de Paul Stanley al público, la banda siguió con “Strutter” y el sonido no podía ser mejor. No solo eso, sino que las voces habitualmente bastante maltrechas de Paul en los últimos tiempos y, especialmente, de Gene parecían estar al 100%, con solo algún gallo para Paul en los tonos más altos. Pero cantaron como Dios y musicalmente, se nota que no están Ace y Peter, porque la fiabilidad que ofrecen Tommy y Eric como instrumentistas jamás la tendrán Ace y Peter, por mucho que sobre el escenario sean un atractivo mayor para cualquier fan de la banda. Siguiendo con el orden de temas de “Alive”, la banda tocó “Got To Choose” y, posteriormente, “Hotter Than Hell” unida a “Firehouise”. El público sabía que Gene iba a tener su primer momento estelar de la noche y así fue. Las sirenas comenzaron a sonar y el escenario se lleno de humo para que Gene escupiera una gran lengua de fuego al acabar el tema. Impresionante.

Llegó el momento de que Eric Singer demostrara que también sabe cantar, y lo hizo con “Nothin’ To Lose”, que la banda no había tocado jamás en Europa desde los años ’70, cuando hicieron la primera parte de la gira de “Destroyer” en el viejo contienente. La banda la interpretó al estilo de los años ’70, así mismo.

Tras ésta llegaría el turno de la añeja “C’mon And Love Me”, coreada por el público, y “Parasite”, una de las más esperadas de la noche. Eric Singer demostró el porqué esta ganándose la vida como batería de KISS, y es que lo que hace este tipo en los breaks del tema mientras Gene y Paul cantan es matemáticamente perfecto. Y como si nisiquiera le costara hacerlo. “She” fue la siguiente, con la cadencia habitual del tema, y un solo de guitarra de Tommy Thayer. El solo fue al más puro estilo Ace Frehley, con todos los licks clásicos del guitarrista al que Thayer imita. En un momento del solo (que, eso sí, fue algo aburrido), Thayer comenzó a tocar con la guitarra sobre su cabeza mientras un foco reflejaba en la parte trasera de la guitarra iluminando al publico con dicho reflejo. Luego Thayer llevó la guitarra hasta su amplificador y el técnico subió el volumen hasta lograr un feedback recurrente que hizo temblar los cimientos del recinto. Finalmente, Thayer comenzó a interpretar fragmentos de Beethoven como hacía Frehley en la gira de reunión y disparó dos cohetes desde su guitarra que explotaron en la parte superior del escenario. Un tercero no llegó a explotar y dejó a Thayer haciendo poses para disimular el asunto.

Siguiendo el orden de “Alive”, la banda interpretó un esperado “Watchin’ You”, con un fantástico trabajo rítmico de Paul Stanley. Fue sobre este momento en que Stanley se hizo amigo de una de las chicas de las primeras filas, con la que flirtéo debidamente y ésta acabó enseñándoselo todo. Paul le gritaba “me encantan” en referencia a sus glándulas mamarias. Y es que KISS, a fin de cuentas, son KISS. Aunque bordeen los sesenta años. Alterando un poco el orden de “Alive!”, la banda interpreto “Rock Bottom” –otra que sonaba por primera vez en Europa si no recuerdo mal- y luego “100.000 Years”. Gene no vomitó sangre en éste tema, como todos esperábamos. Pero tampoco tenía sentido ya que el tema no lo canta él.Sí que hubo un breve solo de batería de Eric Singer donde recuperó el mítico fragmento de cowbell que hizo famoso Peter Criss. Paul pidió la colaboración del público y, como era de esperar, hubo el clásico “Do You Feel Allright” con llamaradas de varios metros de altura.

“Cold Gin” fue la siguiente en sonar, con todo el público en estado de histerismo absoluto y saltando sin parar. Thayer clavó los solos y es que, por mucho que sea un mero imitador, al menos el tipo se ha aprendido su papel a la perfección. “Let Me Go Rock N’ Roll” (donde Paul se equivocó con la coreografía y la dejaron pasar) cambió nuevamente el orden de lo que se suponia que iba a sonar, ya que es más lógico acabar como lo hicieron: con “Black Diamond” y seguidamente “Rock And Roll All Nite”. En la primera, Eric cantó y la banda hizo la clásica coreografía con Tommy Thayer tirado en el suelo, aunque no interpretaron la coda final ni se elevó la batería. Casi pegada llegó “Rock And Roll All Nite”, con miles y miles de trozos de confetti volando por todo el recinto. La banda finalizo la parte principal del show como es debido: Gene y Tommy se elevaron hasta lo más alto en plataformas hidráulicas mientras que Paul rompía su guitarra y la pirotécnia inundaba el escenario. Paul entregó los trozos de guitarra al público y con una gran explosión finalizó la primera parte del show.

Hasta aquí, la banda llevaba más de una hora y media sobre el escenario, lo que habian tocado en sus últimas giras. Pero aun faltaba un largo bis de seis canciones que se inició con “Shout it Out Loud” y otra explosión más. El público cantó como nunca el estribillo de la canción e hizo lo mismo con la siguiente, “Lick It Up”. En la mitad del tema, tras un buen surtido de llamaradas, la banda interpretó un fragmento de”Won’t Get Fooled Again” de THE WHO, para luego volver a “Lick It Up” nuevamente. Al acabar, Eric Singer cometió un pequeño error y comenzó a tocar el siguiente tema, sin recordar que antes venía algo bastante importante…

El escenario se oscureció y una luz verde iluminó a Gene Simmons, que estaba en el centro, pegado al borde y poniendo sus posesmás demoniacas. Tras un minuto de ruidos indescrifrables sacados de su bajo, Simmons miro hacia arriba y la sangre comenzó a brotar de su boca y cuello abajo, impregnando toda su armadura. Gene, totalmente cubierto de sangre, desafió al público y el público respondió coreando su nombre interminablemente. Gene entonces alargo su capa y salió disparado (por una vez funcionó el motor debidamente!) hacia el techo del escenario, desde donde arengó al público. Entonces, ésta vez sí, comenzó a sonar “I Love It Loud”, para regocijo de todo el publico europeo, ya que aquí el tema siempre ha sido un gran éxito. Es la primera vez en que Gene hace la rutina de la sangre en este tema, ya que en la gira de “Lick It Up” también hacía su solo de bajo en “I Love It Loud”, pero sin sangre y sin volar hacia ninguna parte. Tras “I Love It Loud”, la banda tocó un esperado “I Was Made For Lovin’ You” y luego “Love Gun”, en la que Paul salió volando cual trapecista destino hacia un escenario que había al final del recinto. El mecanismo funcionó mal, como de costumbre, y Paul casi se cae encima del público, de donde lo rescató el jefe de seguridad de la banda y le echó una mano para subir al miniescenario. El micrófono vaciló a Paul un poco y se le notó algo tenso por momentos. Finalmente, cogió de nuevo el trapecio y volvió hacia el escenario con repentinos parones que hacían temer que Paul se volvería a quedar clavado sobre el público como ha pasado en alguna ocasión. Con la habitual pirotécnia, la banda finalizó el tema y arrancó casi pegado “Detroit Rock City”, último tema de la noche y aquel en que la banda descargó todas las bombas, rafagas de fuego y pirotecnia posible. La batería se elevó ésta vez y el escenario se convirtió en algo que pocas veces se ve en un concierto, como decía, nisiquiera de los más grandes como STONES o AC/DC. La banda se despidió y el show acabó dejando a todo el mundo extasiado.

A la salida me planteaba lo obvio: que qué demonios iba a hacer la próxima vez que me tocara ir a un show de, por ejemplo, HOUSE OF LORDS esta misma noche y la banda salga al escenario, como bien dice Simmons “mirándose los zapatos”. Triste pero real. KISS solo hay unos, y por suerte, aun duran. Pero no serán para siempre.

Y desde el aeropuerto de Zurich donde me encuentro ahora mismo escribiendo esta crónica, despido esta cronica urgente del show más grande de todos los tiempos. Ahora, tan solo queda revivirlo en el Kobetasonik Festival de Bilbao el próximo 20 y 21 de junio. No os lo podéis perder!

Texto: Sergi Ramos / Fotos: Sergi Ramos - Jens Basse

Promotor:Wizard Promotions

Asistentes:13000

Día:09/05/2008

Sala:Arena

Ciudad:Oberhausen

Puntuación:10