La primera gira del año recalaba en Barcelona el pasado 17 de enero, dia en
el que HAMMERFALL, junto a los publicitados MASTERPLAN y los emergentes NOSTRADAMEUS,
presentaban su nuevo trabajo, “Crimson Thunder”, en la Sala Razzmatazz de la
Ciudad Condal.

Si bien la asistencia de publico fue aproximadamente una media entrada, las
bandas se entregaron como si estuvieran ante decenas de miles de seguidores,
sobretodo HAMMERFALL. Es una pena que los fans respondieran tan discretamente
ante esta nueva visita de los suecos, pero lo cierto es que su anterior directo,
el cual se celebró en las Cotxeres de Sants no atrajo mucho más publico, también
alrededor de unas mil o mil doscientas personas.

Al entrar a la sala, después de entrevistar a HAMMERFALL y MASTERPLAN previamente
en el backstage de la misma, me encuentro a NOSTRADAMEUS ante una buena cantidad
de seguidores, dada la hora que era, poco mas de las 20:30h. La banda presentaba
su nuevo trabajo “The Third Prophecy”, dando buena muestra de un power-metal
melódico que a estas alturas es de todo menos original. Los clichés y poses
de la banda en escena no los diferencian en absoluto de ninguna banda de las
millones que saturan la escena actual, así que NOSTRADAMEUS son un grupo que
pasa bastante desapercibido. Los músicos, correctos sin más. De todas maneras,
Freddy Persson –vocalista- parece un buen front-man en escena y posee una voz
bien entrenada que sin ser una maravilla, al menos lo separa de toda la horda
de vocalistas horribles que hay en la mayoría de grupos noveles de Heavy Metal.
El himno “One for all, all for one” trajo a Dartagnan y los Mosqueperros a mi
mente de manera súbita, a la vez que servía para que los nórdicos cerraran su
concierto.

MASTERPLAN no tuvieron una buena tarde bajo mi humilde punto de vista. Quiero
pensar que es la falta de rodaje y el tercermundista sonido con el que los técnicos
de mesa les obsequiaron, sobretodo a un Jorn Lande cuya voz brilló por su ausencia
en la mezcla, porque después de escuchar su primer y homónimo disco no puedo
hacer mas que deshacerme en elogios hacia esta banda.

Roland Grapow y Uli Kusch hicieron las veces de jefes en la sombra, mientras
Lande se batía el cobre en la parte frontal del escenario, con una voz tan bluesy
y desgarrada que hasta desentonaba en una noche de agudos y alaridos revienta-cristales
como la que estabamos viviendo. De todas formas, aunque Lande es mucho Lande
y gran parte del público estaba realmente expectante, quizá por el sonido, quizá
porque el vocalista alejaba mucho de su boca el micrófono en ciertos momentos
o quizá porque realmente no tenía la tarde, todo sonó un poco desmejorado.

“Spirit Never Die” y “Enlighten me”, los temas mas conocidos por el público,
abrieron fuego y nuevamente he de quitarme el sombrero ante la propuesta realmente
original de Grapow, Kusch y cia. Lande fue recibido como el un hijo pródigo
aunque el sonido no le hiciera justicia en absoluto, mientras que Grapow disfrutaba
tocando sin excederse,  siendo bastante comunicativo con el público y dejando
claro que se encuentra feliz siendo su propio jefe en MASTERPLAN sin tener que
aguantar a Michael Weikath encima suyo constantemente.

“Kind Hearted light”, “Soulburn”, “Heroes” y “Crystal night” sonaron a lo largo
de los 50 minutos del set, provocando una excelente reacción del público, dejando
entrever que MASTERPLAN son la siguiente gran banda de Heavy Metal para los
próximos años. Un edley con el “The Chance” (HELLOWEEN), “Sunset station” (Jorn
Lande) y “Departure: Sun is going down” (HELLOWEEN) nso llevó directos hacia
el final del show, que cerró con un malévolo “Crawling from hell”. Aunque no
los consideraría una banda consagrada y lista para encabezar giras, si que tengo
depositada toda mi confianza en que, dentro de 3 o 4 años, MASTERPLAN sean una
gran banda de Heavy Metal. Y lo mas importante, una banda original.

HAMMERFALL venían a ganar una batalla que ya estaba ganada de antemano. Los
“templars” que habitaban Razzmatazz a las 22:30 asistieron a un gran espectáculo
de Heavy Metal con todas las de la ley. Y si hay algo inatachable, es que HAMMERFALL
son una de las pocas bandas actuales con presupuesto e imaginación suficiente
como para montar un show que a muchos les recordaría a las grandes giras de
los años 80. Un telón cubría toda la parte posterior del escenario, mientras
que un yunque situado en el centro del escenario llamaba la atención de los
presentes. Apareció el conductor de autobus de HAMMERFALL, disfrazado de “warrior-of-steel”,
y martillo gigantesco en mano dio un golpe al yunque, lo cual desencadenó una
serie de explosiones pirotécnicas por todo el escenario. Cae el telón y aparece
una plataforma de batería elevadísima, de unos 5 metros de alto, sobre la cual
descansaban los 800 bombos de Anders Johansson y todo lo demás. Bajo la plataforma,
una puerta que el guerrero abre y de la cual salen uno a uno los componentes
de la banda, entre altísimos chorros de pirotécnia. Así comienza un gran show
de Heavy Metal con el que HAMMERFALL se autoinmolan como una de las bandas mas
populares de la nueva ola de Heavy Metal Europeo.

El set list desgranado es bastante equilibrado, con “Riders of the storm” abriendo,
seguida de “Heeding the call”, la recuperada “Stone cold”, Hero’s return”, un
“Legacy of the kings” que sonó a clásico ineludible, y un primer punto de inflexión
como fue el solo  de bajo de Magnus Rossen, una auténtica fiera sobre el escenario.

Respecto a la banda, funcionan como una maquina perfectamente engrasada. Joacim
Cans se encuentra en un estado vocal envidiable, Oscar Dronjak se mueve y se
agita constantemente por el escenario, Stefan Elmgren sigue estando a la sombra
escénica de Dronjak pese a ser un genial instrumentista, Magnus Rossen salta,
corre, atemoriza a las primeras filas, y Anders Johansson se encuentra feliz
en su papel de batería espetacular, con una pegada increible.

La banda sigue desgranando todos los clásicos que han conseguido reunir en
sus breves seis años de carrera, siguiendo el set con “At the end of the rainbow”,
“The way of the warrior”, “The unforgiving blade” y el baladón que supone “Glory
to the brave”, aderazadas muchas de ellas con explosiones pirotécnicas y coreografías
que harían lagrimear nostálgicamente a KK Downing y Glenn Tipton. Es entonces
cuando Stefan Elmgren salta al centro del escenario para un gran solo de guitarra
sin excesos técnicos pero con muy buen gusto.

Tras el descanso, HAMMERFALL encaran la parte final del concierto con “Let
the hammer fall”, “Renegade”, “Steel meets steel” y “Crimson thunder”. Tras
unos minutos vuelven para descargar “Templars of steel”, el imprescindible hit-single
“Hearts on fire” y cerrando definitivamente “Hammerfall” que puso la guinda
al exquisito pastel que los suecos ofrecieron esa noche de viernes.

Serán muy grandes, pero no precisamente por originales. Eso sí, lo que hacen,
lo hacen excelentemente.

Sergi Ramos

Datos:

Fecha : 17-1-2003
Sala : Razzmatazz (Barcelona)
Promotor : Encore
Público: 1100-1200 personas

Día:17/01/2003

Puntuación:9