GETAFE ELECTRIC FESTIVAL – CAVALERA CONSPIRACY + IGGY POP + OFFSPRING + RATM + QOTSA
El Getafe Electric Festival ha llegado a su fín. Tras dos jornadas absolutamente demoledoras, el recién inaugurado evento ha congregado a una suma global de más de 100.000 personas, concretamente 49.870 en la primera jornada y 54.239 en la segunda. No hace falta decir que ningún festival español de metal ha conseguido hasta la fecha semejante cantidad de asistentes. Ni siquiera el Bilbao BBK Live del año pasado, repartido en cuatro jornadas, logró superar la barrera psicológica de los 100.000 asistentes. Sin embargo, el tirón de METALLICA y RAGE AGAINST THE MACHINE, junto con los muy cotizados “comparsas” que les acompañaban en el cartel del evento, ha demostrado que en éste país hay público. Pero que el público solo tiene dinero para uno o dos grandes eventos al año. Auguro que tras esta temporada de festivales, los conciertos en salas van a estar muy, muy desérticos. Como hablar de un festival es algo bastante extenso, lo mejor será ir por partes.
Getafe, propiamente hablando
La ciudad presentaba un aspecto preparado para el festival, aunque quizá no para las enormes cantidades de personas que llegarían desde todos los puntos de España y parte del extranjero. La oferta hotelera de la zona se quedó muy pequeña para todo el personal foráneo y hoteles como el AC Getafe estaban absolutamente llenos durante las dos jornadas del festival. Mucha gente optó por la acampada, pero aquellos que pretendían dormir “bien” tuvieron que irse a Madrid o a cualquiera de las localidades colindantes para encontrar cama.
A nivel de organización, las calles estaban llenas de policías locales y auxiliares de seguridad coordinando el tráfico y el continuo trasiego de fans. No era demasiado sorprendente ver a varios camiones de la Policía Nacional dando vueltas por la zona o a un coche de la policia de Getafe en cada esquina.
Los desplazamientos eran algo farragosos. Desde la zona de acampada, ubicada en el Cerro de los Ángeles, hasta el recinto del festival había mas de media hora andando. Para ir de la estación de cercanías al festival, unos veinte minutos. De las taquillas de acreditados al acceso del festival unos 15 minutos andando también. Todo muy alejado, al contrario de cómo se suele estilar para facilitar la comodidad del personal. Pero viendo la ingente cantidad de personal desplazado y con el propio recinto teniendo problemas obvios de espacio, no era plan de reclamar una acampada dentro del perímetro del recinto festivalero. Técnicamente imposible. Al menos había una buena cantidad de buses urbanos para facilitar un poco los desplazamientos, aunque obviamente, las colas eran kilométricas. Los taxis brillaron por su ausencia y conseguir uno era cuestión de suerte o de que el conductor te recomendara por radio a un compañero que, una vez llamado, te pasaría a buscar. Sino, complicado.
Faltó algo de agitación en Getafe propiamente. Los bares y negocios que podrían haber hecho su agosto abriendo hasta altas horas estaban cerrados a horas bastante tempranas, teniendo en cuenta que una vez desalojado el recinto tras los conciertos, bares y otros negocios habrían estado llenos hasta arriba. Sin embargo, caminar por Getafe a las 2:30 el viernes fue un pelín desolador.
Las instalaciones
El festival se celebraba en un recinto militar acondicionado para la realización del evento y con capacidad, según se anunció, para más de 40.000 personas. No obstante, el sábado hubo más de 54.000, con lo que los apretones, codazos y empujones fueron más que típicos. Los accesos estaban bien señalizados y los controles de seguridad eran abundantes. Hasta tres controles había que pasar para entrar al recinto del festival, entre entradas, pulseras y otros menesteres. Si bien era cierto que los encargados de seguridad diferían en su grado de información. Podías preguntar por alguna indicación a tres de ellos, y obtendrías cuatro respuestas distintas. Pero nada que no sea típico el primer dia de un festival, cuando el caos y el desorden se van transformando poco a poco en seriedad y organización.
El recinto era una gran esplanada con una enorme torre de sonido e iluminación en medio y un par de gradas a los lados. Junto al acceso principal se situaba el segundo escenario, bajo una carpa que podía absorber a alrededor de diez mil personas. Al lado, se encontraba el sufrido stand de restauración y la zona del mercadillo. Mucho más lejos estaba el escenario principal, de lo más grandes que he visto hasta la fecha en un festival de metal. Además de los muchos metros de boca, había dos alas laterales que alargaban mucho más allá el alcance del escenario, de modo que artistas más “movidos”, como Iggy Pop o Metallica, podían darse sus paseos sin problemas.
El sonido fue correcto a lo largo de todo el festival. Más deficiente en el segundo escenario que en el primero, pero es lógico teniendo en cuenta la acústica de cualquier escenario situado en una carpa. El escenario principal tuvo potencia de sobras, aunque en ningún momento pude comprobar que tal se oía desde la zona trasera del recinto, ya que en conciertos como el de METALLICA era prácticamente imposible moverse.
La acampada tenía buena pinta, aunque no la probé porque mi religión no me permite dormir con piedras incrustradas en la zona lumbar y abandoné dicha práctica hace siete u ocho años. Pero estaba bien cubierta de vegetación, algo que sin duda debió ir bien para frenar los efectos del gran chaparrón de la madrugada del viernes. Por suerte, la lluvia no fue a más y los que acampaban pudieron respirar tranquilos. Obviamente, la lejanía de la zona de acampada fue un handicap importante, ya que saltar con MACHINE HEAD tras caminar dos kilómetros a paso ligero es castigar demasiado al cuerpo, especialmente cuando el cuerpo va repleto de cerveza festivalera.
La seguridad
Por norma general, fue correcta. En momentos clave, como en el concierto de METALLICA, la cosa funcionó como un reloj, con los auxiliares sacando al personal a toda velocidad cuando lo solicitaban por culpa de la enorme presión de la masa congregada sobre las primeras filas del público. El ritmo era impresionante: cada cinco segundos pasaba algún auxiliar con alguien en brazos, sin parar, durante horas.
En el segundo escenario se vivieron, como ya dijimos en la abortada crónica instantánea, momentos de tensión cuando se partió la valla antipánico dada la presión de la gente en el concierto de CAVALERA CONSPIRACY. Se vivió mucha tensión hasta que se consiguió solucionar el tema con palos, barras, piedras gigantes y demás. Finalmente, tras el show de Cavalera se terminó de adecentar el asunto con barras de metal que evitaban que la zona partida cediera. Hasta entonces, unos voluntariosos encargados de seguridad hicieron fuerza bruta para evitar que una avalancha de gente causara una tragedia.
Comida y bebida
Un punto caliente del festival. Tan solo había una zona de restauración y fue, a todas luces, insuficiente para la cantidad de gente que asistió al festival. Tal fue el nivel de desbordamiento que durante una hora, en la noche del sabado, se dejaron de vender tickets de comida en las taquillas correspondientes, ya que en la zona de restauración no se podía dar abasto a la cantidad de gente que solicitaba su bocata o porción de pizza. Las barras del festival estuvieron algo más ágiles, y además de las habituales aglomeraciones, no hubo problemas en el abastecimiento de cerveza en cantidades industriales. Lo único era que ocho euros por un mini era bastante exagerado. Pero también era exagerado pagar 4,5 Euros por un kebab que tenía un remoto parecido con los kebabs del mundo real. Dicho esto, faltaba variedad en la comida. En el Metalway del 2006 había un fantástico stand de restauración con paellas, ensaladas, bocatas, etc. En otras palabras: variedad. La dieta festivalera debería ser estudiada por algún medico digestólogo. Como el cuerpo humano absorbe semejantes ataques a la salud sin inmutarse es algo que la ciencia debería estudiar. Y no digo esto por el Getafe Electric: todos los festivales pecan de lo mismo. El que va a festivales no solo come carne y cerveza. Hay más cosas.
Backstage y zona VIP
Poco lo pisamos, pero estaba bastante cuco y bien organizado. El trasiego de famosetes fue escaso, pero Bardem fue visto por algunos compañeros con una turca considerable. Los miembros de los grupos charlaban unos con otros y el Guitar Hero se erigía nuevamente como mayor fuente de entretenimiento junto con el asalto desmedido a la zona de cátering. El control de acceso a dicha zona, eso sí, fue ferreo. Al menos el segundo dia, cuando tocaban METALLICA. Por cierto, Geoff Tate ha ganado algo de peso en los últimos meses.
El público
Pocos freaks por metro cuadrado en comparación con otros festivales. Mucho jovenzuelo ávido de ver a RATM y METALLICA por primera vez y de agitarse con THE OFFSPRING. Mucha gente de capitales, algo obvio por la cercanía de Madrid y por la gran cantidad de gente desplazada desde Barcelona y cercanías. Tan solo ésta web se llevó tres autocares llenos al festival, lo cual da una idea de la cantidad de desplazamientos que hubo en lineas generales. El remanente de heavies “entendidos” –aquellos que no solo van a festivales y que saben quienes son QUEENSRYCHE- fue muy considerable también, a juzgar por la cantidad de público que tuvieron actuaciones como las de THE HAUNTED o AT THE GATES, aunque estos últimos sufrieron las consecuencias de ser los últimos. La gente se comportó como era de esperar: invadiendo una de las gradas de prensa hasta que la seguridad los echó a todos, dejando perdidos los lavabos y haciendo el neanderthal como mandas los cánones. No obstante, el ambiente fue relajado y si hubo algo de tensión en algún momento ésta vino más propiciada por la dificultad de movimientos en el recinto que por una mala actitud de los asistentes. Lejos quedan aquellos tiempos en los que irse de festival era casi tan peligroso como meterte en el barrio gitano de tu ciudad un sabado noche con un billete de diez mil pesetas en la mano.
Los conciertos del viernes 30 de mayo
A priori, el viernes era el dia menos “heavy” en el sentido más clásico/ochentero/ortodoxo de la palabra. No todas las formaciones que actuaban eran de interés para los lectores de ésta web, así que centraremos la atención en lo obvio.
Serj Tankian
El vocalista de los muy experimentales SYSTEM OF A DOWN era una de las principales atracciones del festival en la jornada del viernes para muchos asistentes. Después del tiempo de descanso que los miembros de la banda se han dado unos a otros para poder dedicarse a sus proyectos en solitario (como es el caso de Daron en SCARS ON BROADWAY, por ejemplo) es obvio que lo más cercano a un concierto de SYSTEM OF A DOWN hoy en dia es ver a Serj en solitario, aunque su propuesta musical difiera en algunas cosas de la de SYSTEM. El vocalista salió a escena ataviado con un traje y sombrero blanco de lo más chillón en plan cabaretero y dio paso a un set-list compuesto por lo mejor de su disco en solitario, “Elect The Dead”. Sonaron temas como “The Unthinking Majority”, el genial “Praise The Lord and Pass The Ammunition” o “Empty Walls” o la que da titulo al disco. Dado que mucha gente aun estaba accediendo al recinto, es de suponer que más de uno se perdió la soberbia actuación del vocalista de SYSTEM OF A DOWN. No obstante, es de esperar que vuelva con su propia gira en algún momento del próximo año. (Texto: Juan Francisco Remo).
The Cavalera Conspiracy
Uno de los momentos más esperados del heavy metal de los últimos doce años tendría lugar en el escenario del Getafe Electric. Igor y Max Cavalera volverían a tocar juntos sobre un escenario, iniciando en el festival madrileño su gira europea de grandes eventos. La expectación era máxima y, es por ello, que no entiendo como no tocaron en el escenario principal del recinto. La carpa del segundo escenario estaba absolutamente abarrotada de gente que quería ver a los Cavalera junto a Marc Rizzo y el nuevo bajista Johnny Chow de FIREBALL MINISTRY, ya que Joe Duplatier de GOJIRA tiene otros compromisos y no ha podido realizar la gira.
Con un Max absolutamente entregado y un muy sonriente Igor que por fin volvía a estar tras la batería en una banda con su querido hermano, la banda desgranó practicamente todo el disco debut, “Inflikted”. Sonaron los temas obvios, como el que da título, el single “Sanctuary” o “Must Kill”, aunque los momentos álgidos del show fueron tres: “Territory”, “Refuse/Resist” y “Roots Bloody Roots”. Ni más ni menos. Es lo que todo el mundo deseaba y es lo que Cavalera A y Cavalera B sabian que el público deseaba, así que lo entregaron dosificado a lo largo de sus cincuenta y cinco minutos de show. Para los curiosos, Marc Rizzo cumplió. ¿Cómo no va a cumplir éste hombre?
Iggy Pop and the Stooges
Como ya avanzamos en la crónica de urgencia que publicamos, lo de Iggy Pop fue salvaje en el sentido más amplio de la palabra. Salvaje porque meter algo tan punk en un festival heavy es tenerlos cuadrados. Salvaje porque THE STOOGES tenían cuatro veces más edad que el asistente medio y aun así sabian soltar más caña que cualquier de nosotros conectados a un transformador de alto voltaje. Salvaje porque Iggy se pateó todo el escenario de lado a lado como si fuera su casa. Salvaje porque Iggy llevó de culo a la seguridad del foso con sus habituales excursiones a chocar manos con los fans de las primeras filas. Salvaje porque…porque sí. Porque Iggy Pop siempre lo ha sido.
Nunca habia tenido el placer de ver a Iggy en directo, ya que nos habíamos evitado constantemente a lo largo de los últimos años en distintos festivales y giras. Finalmente, el Getafe Electric fue mi oportunidad de oro y no quedé defraudado. La manera en que la iguana se lleva por delante al público es arrolladora y de hecho fue una de las pocas bandas que volvió a por un bis, estuviera preparado o no. Canciones clásicas como “I Wanna Be Your Dog”, “No Fun”, “Little Electric Chair” o “Private Eye” siempre sin reconocidas por todo el mundo, excepto en el caso de “No Fun”. Iggy subió a cinco fans al escenario para cantar con él el tema y se dio el fenómeno más típico de estos casos: ninguno de los cinco sabían la letra, pero estaban encantados de estar en el escenario ante cincuenta mil personas. Ah, el comportamiento humano, que curioso. Al menos no sucedió como con el cantante de BAD RELIGION en aquel mítico Doctor Music de 1996, cuando subió a un fan que le llamó gordo y calvo y el fan terminó sacado a hostias del escenario.
Iggy no defraudó y, como siempre, se folló los cabezales de guitarra y se lanzó contra los amplis tirándolos al suelo. Gritó como una niña histérica, se agitó, sudó, puso sus habituales cara de enajenado e hizo lo que le vino en gana. Pero eso sí, musicalmente intacto. Así se hace.
The Offspring
Los americanos no tuvieron su noche, pese a tener al 60% del público de su parte. En un festival tan eminentemente heavy, meter a THE OFFSPRING era casi una provocación, pero los más hardcoretas del lugar se hicieron con las primeras filas el viernes, mientras que los fans de METALLICA se quedaban viendo el toque más ecléctico del viernes desde la distancia. Así que los de Dexter Holland estuvieron bastante en casa cuando salieron a escena con “Bad Habit”. El publico se revolucionó de manera instantánea y se sucedieron varias avalanchas hasta que todo el mundo encontró su sitio en el mar de gente que habitaba la zona de conciertos.
No obstante, durante todo el show, la banda estuvo plagada de problemas técnicos. Tuvieron que parar el show en varias ocasiones y finalmente, el resultado general del concierto fue algo decepcionante, porque se perdió mucha energía en los parones. Pero cuando la banda ponía dedicación, aquello era una gran fiesta. Quedan para el recuerdo las interpretaciones de “Pretty Fly”, “All I Want” , “Americana” , “Can’t Gey My (Head Around You)” y “Self Steem”, entre otras.
Rage Against The Machine
A priori, la banda por la que todo el mundo venía el viernes. Desde hace doce años, los californianos no tocaban en España, aunque Tom Morello visitó nuestro país junto a AUDIOSLAVE, por ejemplo. De todos modos, habían pasado muchos años desde que la banda anunciara su separación y las expectativas eran altas, muy altas. Tanto que durante la media hora de retraso que la banda se marcó antes de tomar el escenario el nivel de especulación era imparable. Así que cuando cuatro tipos ataviados como presos de Guantanamo salieron a escena casi a la una de la madrugada, aquello se vino abajo. Miles de móviles, cámaras y todo tipo de artilugios intentaban capturar el momento y es que la reunión de RATM es todo un acontecimiento para aquella generación que descubrió la música más combativa en la década de los 90. Todos los que hoy en día tienen entre 25 y 30 años eran adolescentes cuando RATM se lo llevaron todo por delante a mediados de los 90, por lo que la emotividad de ver a la banda de nuevo en nuestro país era insuperable.
Vestidos como presos de Guantanamo, decía, la banda arrancó el show con “Bombtrack”, provocando el delirio colectivo. A sabiendas de que ya lo tenían todo ganado antes de subir al escenario, se marcaron un “Bulls On Parade” que convirtió el recinto en una gigantesca cama elástica, de no ser por el asfaltado. El solo de Morello, quien cumplía años esa noche, fue clavado al original y se llevó una considerable ovación.
El resto del concierto fue energía pura, con un Zach de la Rocha que mantiene la voz intacta a día de hoy y Morello como particular dios de la guitarra de una generación que revivió una época en la cual la música aun revolucionaba el mundo. Sonaron “Guerrilla Radio”, “Freedom” y evidentemente “Killing In The Name Of”, pero realmente las canciones que tocaran importaban poco. Importaba, realmente, que la banda estuviera ahí, en escena, dándolo todo. Y lo hicieron. Eso sí, una pega: no duraron ni hora y cuarto.
Queens Of The Stone Age
Después de agotar las entradas en los tres shows de su gira española de febrero, era obvio que la carpa donde actuaban los de Josh Homme iba a estar llena hasta la bandera. Más de diez mil personas se dieron cita ante el escenario para un show que posiblemente no fue el mejor que la banda ha hecho, aunque no fue tan culpa suya como del sonido. Una banda con sonoridades tan saturadas como las de QOTSA debería haber tocado en el escenario principal, pues el show quedó muy deslucido por la pelota sónica que hubo de principio a fín. Y era una pelota que no se podía desinflar. A todas luces, un problema sin solución que deslució la actuación de la banda.
Los americanos trajeron su montaje de la reciente gira, con un escenario sobrio en contenido, pero con las omnipresentes lamparas iluminando el escenario. Josh Homme estuvo flanqueado, como siempre, por Troy Van Leeuwen a la guitarra y teclados, joey Castillo a la batería, Michael Shuman al bajo y Dean Fertita a los teclados y guitarras. Homme estuvo quizá algo más soso que en sus shows de febrero, pero tocar a las dos y pico de la madrugada siempre tra esas consecuencias. No obstante, la banda se lució con un set que incluyó “3’s and 7’s” y “Sick Sick Sick” como muestras del nuevo disco, “Era Vulgaris”. No obstante, el hit “Make It Wit Chu” fue de lo más coreado de una noche en la que QOTSA fueron un gran cierre a la primera jornada del Getafe Electric. Otros hits como “Songs For The Dead”, “Burn The Witch” o “No One Knows” terminaron de redondear un set-list que practicamente fue calcado al de febrero, aunque no por ello menos efectivo. ¿El momento álgido de la actuación? Sin duda, escuchar a todo el público coreando el riff de “No One Knows” a un volumen atroz.
Texto y Fotos: Sergi Ramos
Promotor:Last Tour International
Asistentes:49840
Día:30/05/2008
Sala:Auditorio John Lennon
Ciudad:Getafe (Madrid)
Puntuación:8
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