Rock Imperium 2023 (sábado): los clásicos del rock se imponen al power metal
Si en el primer día el gran protagonista fueron las bandas de power metal, en la segunda hubo un monumento al sonido más clásico y primigenio. Se sentía como el día en el que empezaban conciertos con un nuevo nivel de convocatoria levemente superior al día anterior.
Destinado a reunir a temas de la talla cultural de «Smoke On the Water» y «The Final Countdown», la afluencia fue mayor que el día anterior, por lo que ya desde el principio se sintió que podía ocurrir cualquier cosa (además de que un sábado es más propicio para que acudan más asistentes que un viernes por su situación en la semana).
Poca suerte tuvo Chez Kane en su paso por Rock Imperium Festival 2023. Pese a encajar con el protagonista estilístico del día, su AOR fiestero se encontró con un recinto que aún se estaba llenando y un sonido algo espeso. Pese a todo, la cantante británica derrochó un carisma y una energía que se abrieron paso contra viento y marea, o más bien, contra el sol y la humedad.
Probablemente su actuación habría podido brillar más en el escenario pequeño, con un horario más favorable y un sonido mejor planteado, pero su actitud fue sin duda de escenario grande, logrando que cortes como «Powerzone» o «Rocket on the Radio» calentaran el día que estaba por venir.
Metalite representa una escisión que ha comenzado hace relativamente poco en la historia del metal. Representan a estos grupos que tal vez iniciaran como power metal pero que han ido incorporando aspectos electrónicos, tal y como ha ocurrido con Amaranthe. En ese sentido, y más en una jornada con un claro dominio de la old school en el público, la propuesta fue complicada de sacar adelante, sumándose a que ni la hora ni el clima favorecían su actuación.
Objetivamente, al grupo se le nota confiado y con tablas, y de hecho derrocharon simpatía en todo momento, sobre todo su vocalista, que pese a las circunstancias, se mostró muy solvente como frontwoman. Aún así, temas como «Peacekeepers» o «We Bring You The Stars» no pudieron acabar de prenderle fuego a un concierto que aunque pareció ser del agrado de algunos, definitivamente podría haberse dado en unas circunstancias mucho más favorables.
¿Qué mejor forma de celebrar el cumpleaños de Diva Satánica que en Rock Imperium y con una buena sesión de death metal arropada por los fans más allegados? Bloodhunter inauguraban la tralla del segundo día en el escenario pequeño, la calurosa humedad de su carpa no frenó a Diva Satánica y los chicos, que congregaron a bastantes valientes dispuestos a morir entre pogos y sudor infernal.
Entre curiosos y fans números uno, se desencadenó un show demoledor aunque seguía perturbado por la extraña acústica que causa la carpa en dicho escenario aunque sin dejar de sonar con gran fuerza. Parece que esta nueva forma ion que tienen tras el último disco va calando poco a poco y lo demostraron con su química grupal en el escenario y con el animado público.
The Night Flight Orchestra es una de las bandas del nuevo milenio que ha sabido readaptar el AOR para hacer una interesante propuesta tener su sitio sin ser un refrito de una fórmula antigua y sabida hasta la saciedad. Tras la reciente muerte de su guitarrista David Andersson hace unos meses, el futuro de la banda se tornó muy incierto, pero la banda decidió despegar nuevamente y seguir adelante sin el guitarrista formador de la banda.
Sin contar en esta ocasión tampoco con Sharlee D’Angelo, bajista de Arch Enemy por coincidir ambas giras, Björn Strid se erigió como único piloto de su tripulación en su tórrido viaje. Los suecos dejaron una sensación de bienestar infinita, congregando a un gran número de seguidores que disfrutaron con cortes como “Satellite” o “Stiletto».
El grupo sabe vender un buen show, tanto por lo festivo de su música como por su extravagante puesta en escena, con un escenario lleno de azafatas y el grupo presentando una estética no muy amigable con el calor cartaginés. «West Ruth Ave» dirigió el sprint final de una banda que aún necesita un empujoncito para consolidarse en nuestro país, pero que lo tiene todo a su favor para conseguir grandes cosas.
Los suecos H.E.A.T salieron a hacer honor a su nombre. Ya no por el clima infernal de Cartagena, sino por el propio calor que la banda suscita. Su actuación llegó en un día clave para su género. El AOR y el hard rock fueron los grandes protagonistas y los escandinavos sucumbieron la delicias para aquellos amantes más nóveles del mismo.
La entrada de Kenny Leckremo nuevamente a la formación le ha dotado a la historia del grupo de un nuevo capítulo, que para muchos no hubo de ser cerrado. Si bien es cierto que la energía de Erik Gronwall es incomparable, Kenny le aporta un nuevo aura al grupo, haciendo al mismo volver a sus orígenes pero con una versión mejorada. Sin intenciones de hacer una reinterpretación de los temas que les llevaron a la fama por la totalidad del globo, H.E.A.T. han puesto la diana en sus dos últimos discos, grabados por Leckremo. Comenzaron con «Back To The Rhythm» metiéndose al público al bolsillo en cuestión de minutos.
Destacaron la ya citada y «Nationwide» del recién estrenado ‘Force Majeure’ como lo hicieron propiamente «Rock Your Body» o «One By One» del ya conocido «H.E.A.T. II». No faltaron los guiños al pasado tanto de la etapa Gronwall con «Redefined» o a los comienzos de Leckremo con «Beg Beg Beg». El vocalista destacó tanto por su potencia vocal como por llevar una chupa de cuero en Murcia con 35° a la sombra, que ya hay que tener ganas.
Su actuación estuvo bien encajada después del viaje ochentero de The Night Flight Orchestra, pero independientemente de su hora en escena, H.E.A.T. son un seguro, tanto en sala como en el marcó festivalero de verano, pues siempre cumplen con creces. La tralla final comenzó con «1000 Miles», que junto a la recuperada «Breaking The Silence» terminaron de agotar la energía que le quedaba a los presentes. Si hay una canción que se ha echado en falta en las pasadas fechas de la gira de la banda ha sido sin duda esa, uno de los hits por antonomasia.
La guinda la pusieron como no podía ser de otra manera «Living On The Run» Y «A Shot At Redemption», un corte que Kenny ha hecho completamente suyo, no hay más que ver la teatralidad con la que la interpreta. Habrá a quien le guste más un vocalista u otro, pero con actuaciones como esta se demuestra cuál es la banda más caliente que existe, con permiso de Kiss claro, que llegarán al festival a arrebatar ese puesto al día siguiente.
Como representantes de la escena nacional, Iron Curtain tuvieron unos 40 minutos que se sintieron muy cortos, aún cuando «Jaguar Spirit» encendió rápidamente a un público compuesto tanto por fieles llegados de toda España como por espontáneos. Al final, la banda esgrime una estética y una actitud que sin duda llama la atención de cualquier amante de la old school que pasara por el escenario pequeño a por comida, por lo que si la actuación es arrolladora, es fácil aumentar el flujo de asistentes de forma natural.
El grupo descargó un trallazo de speed metal tras otro al ritmo de canciones tan intensas como «Outlaw» o «Metal Gladiator», que calaron rápidamente con un público que sabía lo que esperar y lo recibió con alegría. Iron Curtain demostraron a la vez una profesionalidad impecable, así como la humildad y la cercanía de un grupo trabajador, culminando su estelar actuación con un «Brigadas Satánicas» que sonó atronador, marcando el primero de los muchos grandes conciertos patrios de la jornada.
Europe ocupaban un puesto de cabezas de cartel que se sentía como una recompensa de la organización. No hay que olvidar que el año pasado, tras la inesperada cancelación de Whitesnake, los suecos dieron un paso al frente y ofrecieron su show completo, salvando un día que podría haber sido muy complicado para la organización.
Esta vez se plantaron con todo desde el minuto 1, saliendo sobre las tablas con un «Walk the Earth» que fue recibido por un parque rebosante, empalmando rápidamente con «Seven Doors Hotel». Joey Tempest fue uno de esos ídolos de masas de la década ochentera. Su melena rubia cardada, y los teclados de “The Final Countdown” son estandartes de una época, que con el paso del tiempo siguen siendo como premisas inolvidables. Aunque el vocalista ya no mantenga su remarcado estilismo, su voz con casi 6 décadas a las espaldas aun sigue casi intacta, pudiendo posicionar a Europe como una de esas míticas bandas que aun siguen ofreciendo buenos conciertos pese a su dilatada trayectoria.
No hizo falta más que sacar a la palestra “Rock The Night” para acabar de encandilar a un respetable que, aunque acoge de buena gana los temas más recientes como “Last Look At Eden”, estaba deseoso de empaparse de nostalgia como en “Scream Of Anger”. A Europe se les vio cómodos en el papel de cabezas de cartel, un reconocimiento que no tienen en todos los festivales, y que quizá deberían por las aportaciones del grupo a la historia del rock.
Una de ellas es sin duda “Carrie”, la balada más sentida de la jornada y uno de los temas más bonitos que ha escrito un grupo de rock. La banda sueca recuperó cortes de sus inicios, como “Stormwind” del ‘Winds Of Tomorrow’ o “Let The Good Times Rock” del ‘Out Of This World’ algo que agradecieron sus seguidores más acérrimos. Aunque sin duda las más celebradas fueron “Superstitious”, “Open Your Heart” y “Cherokee”, que abriría la veda del final del concierto.
Sin más dilación “The Final Countdown” puso la guinda a un concierto que quedará para el recuerdo. Pocos temas como el recién citado son capaces de sumir a una marea de gente en la felicidad más absoluta y es que ¿existe alguien en el mundo que no se sepa esas pegadizas melodías de teclado de Mic Michaeli? El ambiente fiestero se respiraba en el ambiente y todos los presentes bailaron, cantaron y disfrutaron de este tema más que de todos los que habían pasado por el festival anteriormente, al fin y al cabo, por algo es uno de los grandes hits de la historia del rock.
Hay actuaciones que tienen un regusto especial, de esas que pueden convertirse en memorables o históricas por su propio peso, independientemente de ciertos aspectos de ejecución musical o brío. Varios turistas y espontáneos se comenzaron a agolpar a las murallas aledañas para no perderse ni un ápice del concierto; de participar en su experiencia colectiva.
Tal es el legado de los Deep Purple, pero una relevancia de esa magnitud tiene un hándicap: llevan más de cinco décadas en activo. Hablar de un grupo que se perpetua demasiado en el escenario, hoy por hoy es un tema tabú, principalmente porqué los grupos en cuestión son auténticas instituciones. Llegados a este punto, toca considerar que ciertas propuestas atraen también al público casual, al consumidor que acude a un concierto masivo al año y es menos exigente.
El concierto iba a tener como claro protagonista a todo un emblema de historia del rock como ‘Machine Head’, dando el pistoletazo de salida a su show con «Highway Star», momento en el que comenzaron a mostrarse los que serían los problemas de su actuación. Cuesta de creer que un tema que en su momento rompió cánones de velocidad y agresión, haya terminado por convertirse en una ejecución a medio gas de un grupo que parecía agotado ya desde el primer minuto.
Sí, el tiempo no pasa en vano, y en Francia ha habido disturbios porqué la edad de jubilación siga estando más de una década por debajo de la edad de la banda. De ahí que toque analizar qué es lo que tocaba esperar del concierto de Deep Purple. Si uno buscaba que el concierto se ejecutara bajo ciertos estándares de lo que fue el grupo, la decepción estaba garantizada. Si por lo contrario, uno solo esperaba disfrutar de algunos clásicos en el contexto festivo de un festival, de poder decir que has estado ahí, la experiencia cumplió.
Otra cosa que se vio enseguida es que hay miembros de la banda en mejor forma que otros. Mientras Ian Paice atacaba la batería como un toro, Gillan sufría constantemente para alcanzar ciertas notas, tal y como se vio desde el inicio de «Pictures of Home», dónde en cambio el recién llegado Simon McBride si que dio un paso al frente y lideró la presencia en el escenario de la banda.
Si el grupo tenía cierto magnetismo para nostálgicos, este se perdió cuando interpretaron un corte nuevo como «No Need to Shout», y aunque los ánimos regresaron para «Into the Fire», a Gillan se le notó, una vez más, bastante carente. La banda dedicó «Uncommon Man» a la memoria de Jon Lord, que fue precedido de un solo de McBride, que pudo manejar con solvencia unas grandes multitudes, si bien se hizo algo largo.
Hubo otra larga intro, esta vez de piano, para encarar «Lazy», solo que esta vez la estructura del propio tema sí que reclamaba una presentación con mayor locura instrumental. El grupo desgranó el tema con precisión y eficiencia, mostrando que realmente la sección instrumental no es el problema. «When a Blind Man Cries» logró emocionar al público, que pese a todo, estaba objetivamente volcado en los momentos clásicos, aunque otros menos conocidos como «Anya» pasaron más desapercibidos.
Hubo otro solo más, de nuevo de piano, y llegados a este punto del show, el grupo parece no querer ocultar que estas indulgencias responden realmente a la necesidad de darle aire a unos músicos de cierta edad y que deben desengranar un concierto largo. «Perfect Strangers» abrió la veda de himnos imprescindibles que iban a pavimentar el final del concierto, seguido de un «Space Truckin» en el que una vez más se pudo apreciar un Paice que, con los descansos adecuados, es capaz de dar un concierto muy sólido.
Un breve jugueteo con el inicio de «The Final Countdown» precedió al esperadísimo momento en el que Deep Purple interpretó «Smoke on the Water», un guiño que no creo casual, y es que en el parque del Batel se pudieron escuchar dos canciones que han traspasado la barrera de los géneros y forman parte de la historia de la música. La reacción del público fue la esperable, aún cuando su ejecución adolecía de la desgana y frialdad que acusó el resto de su concierto.
Al falso final le siguió esa versión de «Hush» que ya han vuelto suya, que dio fuerzas a un público que a aquellas alturas de la noche ya necesitaba algo más de marcha para seguir en pie. Incomprensiblemente, el grupo volvió a dedicar varios minutos a un solo, ahora de Roger Glover, antes de poner punto y final a su actuación con «Black Night», culminando un concierto que si bien funcionó como monumento a la nostalgia, presentó varias carencias a la hora de cautivar la atención y la energía del festival. Al final el concierto fue un poco como una cabalgata del día de reyes. Los músicos salieron, recibieron un aplauso por sus méritos e hicieron las delicias de aquellos que no esperaban nada más salvo verles.
En un desmerecido escenario pequeño, los chicos de Crisix volvían a tocar en la región para Rock Imperium 2023, donde no tuvieron piedad con nadie en su bestial derroche de fiereza al que ya nos tienen acostumbrados en sus directos. Despertando a todos con esa contagiosa energía que tanto gusta y a pesar de coincidir de lleno con los grandes cabezas del día, prácticamente llenaron la carpa y volvieron a hacer sudar a todos los asistentes como su volviesen a ser las tres de la tarde bajo el implacable sol del verano murciano.
Con un setlist demasiado corto para disfrutarlos al 100% y un tiempo de actuación que literalmente se pasó volando delante de nuestras narices, pero no faltaron temazos clásicos como “Bring ‘Em To The Pit”, “Leech Breeder” y “Ultra Thrash” para cerrar, donde BB Plaza se unió al circle pit con los fans y consiguió salir vivo. Simplemente espectaculares como siempre. Sin duda los grandes del escenario pequeño en la segunda jornada del festival.
Los chicos de Wormed (en sustitución de Suffocation por cancelación de gira) entraban prácticamente al galope tras la actuación de Crisix y terminando de solaparse con el final de Deep Purple, por lo que se seguía con los contrastes de estilos y públicos.
Con una sobria puesta en escena y sin muchas florituras llegaron para demolerlo todo y reducirlo a escombros y ceniza -por si no había suficiente machaque con los barceloneses escasos minutos antes-. La potencia de su sonido a ritmo de un death metal reverberaba de tal forma en la carpa que literalmente se notaba en el cuerpo y supieron llevar al respetable a lo más profundo del abismo con su temática dark sci-fi al más puro estilo lovecraftiano.
La participación de Soen en el Rock Imperium Festival es como aquella excepción que confirma la regla. En una jornada comandada por estilos más ochenteros, la banda noruega se erigía como estandarte en representación del progresivo en todo el festival. El encajar este tipo de bandas en un festival no es sencillo, y menos compartiendo cartel con puras leyendas de la historia del rock que tienen clásicos resabidos hasta la saciedad.
Pero tal como recalcó el vocalista Joel Ekelöf, la caída de la noche es el momento perfecto para este tipo de conciertos y una gran cantidad de gente pareció tener la misma opinión. La actuación comenzó con diez minutos de antelación cuando la sirena antiaérea marcaba el paso inequívoco de «Monarch” a la que siguió una potente “Deceiver”.
Tras la salida del disco en directo ‘Atlantis’ hace cosa de unos meses, el setlist se basó en los temas que dan vida a cierto trabajo, por lo que la noche en el Rock Imperium iba a estar cargaba de las mejores canciones de Soen. Si algo caracteriza los shows de de los suecos es su impecable sonido, y que contasen con el mejor de toda la jornada no es algo que sea una sorpresa para nadie -no habría de esperar otra cosa para un grupo que tiene en sus filas a Martín López, ex-batería de Opeth-.
Cual canto de sirenas, “Lunacy”, “Antagonist” o una “Lucidity” que bañó el recinto con las luces de los smartphones sucumbieron las delicias de aquellos valientes que aguantaron hasta el final para ver a la banda. Los cortes más aclamados fueron “Illusion”, “Antagonist” y “Lotus”, que cerró el set antes de lo esperado. Una hora y diez minutos de duración llevaba el concierto cuando la banda se despidió sin apenas mediar palabra y dejó al respetable con ganas de más. Aun habiendo acabado antes de tiempo, Soen demostraron ser una de las bandas del momento con uno de los mejores show de una jornada que tocaba a su fin.
Texto: Marc Fernández, Tamara Ruiz y Zoe Lilith | Fotos: Lolo y Jesús Martínez
Promotor:Madness Live!
Día:2023-06-24
Sala:Parque El Batel
Ciudad:Cartagena
Puntuación:7
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