Hellfest 2022: el festival más grande que hemos vivido y se vivirá
Si el primer fin de semana del festival francés ya fue todo un éxito, el segundo, añadido como elemento especial y que hacía de esta edición un evento histórico, estuvo a la altura de las expectativas.
Hellfest 2022 ha sido absolutamente completo. Ha tenido más de 350 bandas en los escenarios de Clisson y ha contado con artistas de los más grandes de la historia y otros que prometen dar grandes alegrías en el futuro.
Si bien es cierto que abarcar como público todos los conciertos de un festival de esta índole es absolutamente imposible, la diversidad de opciones según los gustos metaleros de cada uno permite gozar del evento a tu manera, sin restricciones, y con un engalanamiento visual del recinto que te hace sentir como si estuvieras en un parque de atracciones. Del 23 al 26 de julio, algunas de las bandas más en auge en este momento aterrizaron en Francia para hacer las delicias de los fans, y esto fue lo que sucedió a lo largo de las cuatro jornadas:
Jueves 23 de junio
El primer concierto del escenario principal (al cual le colocaron una pasarela especial más allá de la propia estructura habitual) de este segundo tramo de Hellfest 2022 fue Phil Campbell & The Bastard Sons. El guitarrista británico y su séquito hicieron un set especial de Motörhead que esta edición ha cobrado más importancia tras la implantación de la estatua de Lemmy junto al escenario Warzone de dimensiones enormes y con parte de las cenizas del frontman.
Un homenaje musical (previo al que le haría Phil después junto Mikkey Dee frente a su estatua) idóneo para comenzar donde destacó “Born To Raise Hell”, en la que el público se entregó al máximo, y cómo no las míticas “Ace Of Spades” y “Overkill”, con la que finalizaron como acostumbraba la formación británica.
Thunder justo después dio una lección de clase por los cuatro costados. Hard rock de muchos quilates con un tiempo completamente distinto al primero, bastante más fresco y con la amenaza de las inclemencias meteorológicas. Danny Bowes hizo gala de su gran registro en cortes como “Higher Ground” o la mítica y pegadiza “Dirty Love”. Fue un buen concierto aunque podrían haber aprovechado mucho mejor el haber contado con provocador para interactuar con la gente.
El combo francés Crown, por su lado y a la misma hora que Thunder, presentó su último álbum de estudio ‘The End Of All Things’ con una apuesta industrial y muy minimalista sobre el escenario galo pero con un sonido muy contundente en su apartado rítmico que hizo agitar las cabezas de todo el público que asistió a su espectáculo.
La banda estadounidense The Last Internationale, comandada por la voz rasgada y el carisma de Delila Paz, llegaba a Clisson con SU rock setentero y tintes de soul para extasiar a sus fieles con “Hard Times” o “Wanted Man”. Con un público aún no muy numeroso, en “Soul On Fire” Delila bajó y se daba un baño de masas para lograr una atmósfera maravillosa. Una enorme aportación al cartel con su estilo particular.
Momentos antes del concierto de UFO, el cielo de Clisson se encapotó, la dirección del viento cambió por completo. Todos supimos que se acercaba tormenta,pero eso no impidió a los británicos dar un buen show. Comenzaron con “Mother Mary” y tampoco faltaron “Doctor, Doctor” o “Shoot, Shoot” en un variado setlist.
La actuación de Vinnie Moore fue la más destacada, en varias ocasiones nos deleitó con sus virtuosos dedos en forma de solo. Pese a la lluvia, el sí se paseo por la pasarela animando a los allí presentes. El resto permaneció a cubierto y prácticamente inmóviles.
En el momento en el cual el clima empezó a tornarse y del calor infernal de la semana anterior se pasó a la lluvia torrencial en Clisson, la alternativa de Tribulation en el escenario Altar (que es una carpa cubierta) se convirtió en una buena opción para los que querían refugiarse del chaparrón.
Los suecos saltaron sobre las tablas de Hellfest Open Air 2022 ataviados como suelen hacerlo con su maquillaje y vestimenta con el añadido a su mística de un ambiente plagado de incienso y satanismo. Su set sirvió para ver en directo temas de su último trabajo de estudio, ‘Where The Gloom Becomes Sound’ (2020) y otros hits anteriores de un grupo que peldaño a peldaño va progresando en la escena internacional.
La lluvia estaba en su momento álgido y eso no vino bien a Steve Vai, que vio como la cantidad de gente que había presenciando su actuación se redujo (aunque con toda la gente que poblaba la zona de los dos escenarios principales seguía teniendo una barbaridad de personas ante él pese a la tromba de agua).
Acababa de sacar disco y era el momento perfecto para atraer la atención de un respetable que presenció en su directo lo que se podía prever: un virtuoso de la guitarra demostrando lo bueno que es -aunque no de una forma tan tediosa como en otras ocasiones se plantean los shows de astros de la guitarra-. No sería este su único momento de protagonismo en la jornada, y es que Vai dejó para después de su concierto el momento estelar en Hellfest para los asistentes.
Zeal & Ardor llevó a Hellfest metal vanguardista y un sonido particular y único para un conjunto suizo-americano que hacía imposible la entrada en el escenario Temple de la gente que había disfrutando del show. “Ship On Fire” y “Baphomet” son claros exponentes de la potencia sonora del combo liderado por Manuel Gagneux. Gran propuesta para disfrutar de algo distinto a lo habitual.
Coverdale y los suyos llegaron en el escenario principal de Hellfest un año más. Whitesnake desplegarían hit tras hit con varias incógnitas; en primer lugar el estado vocal de David Coverdale, que sabiendo sus limitaciones actuales y la exigencia vocal de sus piezas sabe lidiar a la perfección, y por otro lado el papel de Dino Jelusick en la banda, tras los teclados y ayudando como segunda voz.
Se hace muy raro no ver al dúo Hoekstra/Beach, pero con el primero de ellos haciendo ambas labores funciona a la perfección arrancando con la poderosa “Bad Boys” y la coreada “Slow An’ Easy”. Clásico tras clásico como “Fool For Your Lovin’” o “Is This Love” no podían faltar en esta celebración con una banda que sonó a las mil maravillas, y aunque el bueno de David no tenga ya esa facilidad para alcanzar sus notas sabe salir bien del paso con un concierto redondo, sobre la pasarela durante todo el concierto y demostrando cómo se lidera a una banda legendaria.
Aun así faltaba la traca final, y es que el bueno de Steve Vai se subiría al escenario con Whitesnake para interpretar “Still Of The Night”, tremenda combinación tras muchos años. Como digo, David sabe rodearse de una banda que le facilita mucho su labor, sabiendo sus limitaciones y cómo suplirlas.
Los fineses Insomnium llegaron a Hellfest Open Air con malas noticias desde el día anterior: su equipo había sido extraviado en el aeropuerto Charles De Gaulle (algo que le ha sucedido a más artistas de esta edición). Sin embargo, Insomnium supo sobreponerse a tal adversidad y, con material que les prestaron para esta cita tan épica, pusieron patas arriba la carpa del Altar Stage a fuerza de melodías de guitarra melancólicas como ellos saben y grooves de batería contundentes y directos.
Los temas de su último disco ‘Heart Like A Grave’ como el homónimo, “And Bells They Toll” o “Pale Morning Star” derivaron en continuos crowdsurfings de la gente en una situación que no suele vivir el combo finlandés de manera tan exagerada en sus espectáculos. Los que poblaban la carpa, que estaba hasta los topes, se dejaron la piel y dejaron una estampa que seguro que Insomnium no olvidará en mucho tiempo.
Aunque el siguiente concierto no estaba planteado como el más destacado de la primera jornada de esta segunda parte de Hellfest el jueves 24 de junio, el espectáculo de Helloween en el festival galo, en el que estuvieron ya en su primera edición en 2006 como el propio Andi Deris recordó en pleno show de los bávaros.
Las ganas eran palpables, y el comienzo de los alemanes nada más y nada menos con uno de sus mayores cañonazos, “Eagle Fly Free”, hacía que todo pareciera ser idílico. Pues nada más allá de la realidad. Un sonido absolutamente lamentable hizo que se enturbiara un arranque tan contundente como el que había preparado Helloween y que, además, se emborronó más cuando al final de la canción inicial Michael Kiske se saltó una parte e hizo que el caos reinase sobre el escenario.
“Dr. Stein”, aún con los dos vocalistas (Kiske y Deris) juntos animó un poco más el cotarro, pero “Save Us” bajó revoluciones, algo que un grupo como Helloween no se puede permitir cuando han acostumbrado desde su reunión a espectáculos que rondaban las dos horas o dos horas y medias con una energía intensa de principio a fin y que, esta vez con un show de tan solo hora y cuarto, no debe producirse por la relevancia y la experiencia de los germanos.
El medley con Kai Hansen a la voz no terminó de remontar esta situación -sino que la acentuó más- hasta que sonaron las dos últimas del mismo: “Ride The Sky” y “Heavy Metal (Is The Law)”, que sí que enloquecieron de nuevo a los fans -y también fue el momento en el que el sonido empezó a mejorar, menos mal, sin que se eliminara la supremacía del bajo respecto a las guitarras, que eran tres y las que peor sonido tenían-. El ritmo se paró con “A Tale That Wasn’t Right”; aunque bueno, no exactamente, sino que se convirtió en emoción y comunión banda-público con un nexo más intenso.
Más de la mitad del repertorio ya había transcurrido y se sentía como que podía haber sido estructurado mejor. Además, no había sonado absolutamente nada de su nueva y homónima obra que cosechó el número uno de ventas en España hasta el momento. “Best Time”, un corte que desde su primera escucha se aprecia que está hecho para directo, fue el único en sonar de ‘Helloween’ (2021) en toda la noche, algo que a algunos devotos no les acabó de convencer (al no haber seleccionado las mejores piezas de su discografía en el resto de su set).
A partir de aquí todo fue superando su nivel con creces. Andi Deris aclamó la fuerza del festival -del que destacó un catering “básico” en su primera cita con platos de plástico y que ahora es un sinsentido por sus dimensiones- y arrancaron “Power”. De ahí a otro de los exitazos, “Future World”, por lo que la fiesta ya no podía parar, y una épica “How Many Tears” con solos de guitarra en todo su esplendor.
“I Want Out”, como siempre, sirvió de despedida en el grado de éxtasis mayor entre los seguidores de los alemanes, quienes corearon al unísono la melodía de la guitarra y el nombre de la canción al son de Andi y Michael (que aprovechó en varias ocasiones para colar la melodía de The Police de “Walking On The Moon”, que encajaba a la perfección). Globos naranjas y negros, confeti por todos lados y una sensación de felicidad tras la remontada que Helloween hizo después de un inicio que no fue precisamente el mejor de su carrera.
Después de Rotting Christ el pasado fin de semana, es el turno de Septicflesh pusieron patas arriba el Altar con un setlist maravillosamente equilibrado entre lo viejo y lo nuevo. Si bien los atenienses no escatiman en los samples orquestales, especialmente en el contexto de los títulos más recientes, los grandes riffs que tiñen se llevan sin embargo la parte más feroz, y las cervicales se llevan el contragolpe que ello conlleva.
Sotiris, con su porte hierático y su voz limpia están bastante desaprovechados, dejando que Seth haga la mayor parte del trabajo y alterne deliciosamente entre «mis amigos» o «maleantes» durante sus continuas interacciones con el público. Combinado con escalofriantes coros de los últimos discos, el juego de luces le da a la actuación un aire de novela gótica que sabemos que terminará mal. La tragedia griega que se desarrolla sobre el escenario no impide que el público se desmarque a carcajadas y golpes.
Por Klaus Meine no pasan los años. Los germanos Scorpions están de celebración, y es que tras esta etapa de pandemia vuelven a la carretera con su nuevo LP “Rock Believer”. Scorpions sigue sonando igual de limpio y nítido, comenzando con una nueva como “Gas In The Tank” pero pronto entrando en una dinámica de archiconocidas como “The Zoo” o “Bad Boys Runnin’ Wild” con un Rudolf Schenker hiperactivo como es habitual, formando una dupla con Jabs de una calidad magistral.
Momento para enlazar dos de esas superbaladas que te dejan sin respiración, hablamos de “Send Me An Angel” y “Wind Of Change”. También había que hacer alusión a su último trabajo con “Rock Believer”, y desde ahí entraríamos de nuevo en un ‘rush’ final con “Blackout” y “Big City Nights” antes de los bises, para cerrar con “Still Lovin’ You” y subir un último pistón con “Rock You Like A Hurricane” con Phil Campbell a la guitarra para la ocasión y cerrar así una noche formidable. Es una delicia poder seguir escuchando estos hits con una calidad envidiable para todos los años que llevan sobre las tablas.
Más tarde, momento para la historia, con Mikkey Dee y Phil Campbell cogiendo el micrófono en un homenaje para Lemmy y Motörhead que finalizaría con ambos asistiendo a la estatua gigante situada en la zona de la Warzone para colocar parte de las cenizas de la leyenda reposando por siempre en el festival galo.
Por su parte, y como alternativa a quienes no buscaban el directo que protagonizaba el jueves de esta segunda parte de Hellfest Open Air 2022, Rise Against fueron los elegidos para comandar las actuaciones del escenario Warzone, que tuvo en los norteamericanos su cenit de la velada.
Al ser el grupo más importante en dicho lugar en la jornada, su producción estuvo acorde a su show así como su repertorio, que hizo que quienes decidieran renunciar a unos clásicos como Scorpions se desatasen y lo dieran todo tanto con grandes éxitos como “Prayer Of The Refugee” o “Savior” como con temas del nuevo disco como el homónimo “Nowhere Generation”.
La formación danesa Heilung parece haber viajado en el tiempo solo para traernos ese tesoro ancestral que creíamos perdido. El show fue una constante representación de ritos vikingos. Guerreros, centinelas de la vida y de la muerte lograron hipnotizar a los asistentes con movimientos dentro en una multitudinaria comunión al son de encantamientos y remotas bendiciones. Muchos de los presentes se sumieron con ellos en un baile donde el trance, los aullidos. El ritmo de luces violentas y golpes de timbales constantes. La locura se hacía dueña del Templo.
El escenario principal se cerró con la actuación de Wardruna, lo que cuajó perfectamente con la estela que había dejado Heilung unos instantes antes en el Temple Stage. Esa música con aires de folk de la zona nórdica que rememora ese ambiente vikingo es ideal para un festival como este, y es que la intensidad vivida a lo largo de todo el día se rebajó y se tornó a otra forma de presenciar un concierto. Quienes optaron por este espectáculo para terminar el día fueron los que tuvieron más tranquilidad, aunque al mismo tiempo había otras dos alternativas de gran nivel en los escenarios Valley (Jerry Cantrell) y Altar (Therion).
El vocalista y guitarrista de Alice In Chains Jerry Cantrell encabezaba la noche en el Valley con una afluencia importante de público, a pesar de compartir horario con uno de los grupos gigantes del festival. El estadounidense interpretaría todo su repertorio casi al completo de temas de Alice In Chains, sin poder faltar “Them Bones” o “Man In The Box”, pero también temas propios como la inicial “Atone” o “Had To Know”, su corte propio más celebrado. Show un tanto lineal, pero efectivo al fin y al cabo.
Viernes 24 de junio
El primer show de obligado visionado el viernes 24 de junio era una cita inamovible en el calendario del festival. Crisix se convertía en la primera banda española en tocar en un escenario principal, y todo parecía ideal hasta que el día anterior el batería, Javi Carry, dio positivo en covid y tuvo que quedarse en Barcelona. El caos reinó en el seno del grupo como contó Juli Bazooka al subir sobre las tablas tras la intro, pero sus amigos de otras bandas ayudaron a los catalanes a poder llevar su show a buen puerto.
“Leech Breeder” con Jon de Tagada Jones dio el pistoletazo de salida a un concierto que era una incógnita hasta para los propios miembros de Crisix. Los dos temas que tocó Jon fueron bien y después el grupo dio paso a su cambio de instrumentos clásico con “Raptors In The Kitchen” y el medley de éxitos del metal como “Hit The Lights” de Metallica, “Walk” de Pantera o “Antisocial” de Antrhax. Después se subió, para acabar Chris de Gama Bomb y, por desgracia, esa colaboración no salió tan bien -aunque tiene mérito en tan poco tiempo-. BB Plaza y Albert Requena se bajaron al público en el final de “Ultra Thrash” mientras hacían un circle pit para un cierre épico (y prematuro según los horarios) de su actuación (histórica) en Hellfest.
Las pastillas de blues sientan muy bien para arrancar esta segunda jornada de segundo fin de semana. Menudo conciertazo setentero de blues rock dio Blues Pills con una Elin Larsson que lo tiene todo, adrenalina, sensualidad, desparpajo y por supuesto una voz impresionante. Los suecos nos deleitaron con cortes como “High Class Woman” en la que la vocalista sueca se baja al público a cantar e interactuar con sus fans.
Danko Jones esta vez sin horchata de por medio por cierto, sigue siendo uno de los shows de puro rock más divertidos, aunque hay que decir en su contra que brilla más en shows propios que en un festival donde pasa bastante más desapercibido. Danko es uno de esos comunicadores más potentes de la escena, y entre varias bromas desgranaba cortes agresivos y pegadizos como “Full Of Regret” o “Had Enough”. Como digo, buen concierto pero no con la misma efectividad que en una sala.
Muchos espectadores esperaban a la formación británica Dragonforce y desde el primer título, la multitud está jubilosa: pogos, circle pits y golpes se suceden rápidamente y sin interrupción. El power metal, épico, con una guinda de fantasía heroica, en particular en referencia a Skyrim, triunfó entre la multitud. Cada solo (no siempre audible) es esperado y recibido con clamor: Sam Totman y Herman Li ciertamente lo interpretan exhibiendo posturas cada vez más inverosímiles, llegando este último a romper el mástil de su guitarra.
Dragonforce definitivamente se hizo con el público con su particular versión de «My Heart Will Go On» de Celine Dion. Además, el vocalista también recuerda que parte de esta notoriedad viene del juego Guitar Hero en el que aparece su título «Through The Fire And Flames», un hit imprescindible con el que concluye un set bajo los gritos y aplausos de un público enloquecido. Dragon Force fue una combinación de power metal, fantasía y videojuegos.
El artista multitarea Ihsahn, también conocido por su papel como líder de Emperor, congregó a una gran cantidad de fieles sin estar en el main stage. El noruego desarrollando su metal experimental consiguió convencer con cortes como la inicial “Stridig” o “My Heart Is Of The North”. Una de las mayores afluencias de público al Temple del día con resultado satisfactorio.
Kreator no tuvo ninguna clase de miramientos en el show que tenía preparado para la edición 2022 de Hellfest. Una ristra de hit tras hit atacó desde el inicio en un directo en el que fueron cambiando lonas con distintos artworks en función al material que estaban tocando, lo que unido al fuego y a columnas de humo generó el espectáculo de más producción hasta el momento en la jornada del viernes.
“Violent Revolution” para comenzar es un seguro de que la caña y el frenesí no va a cesar, y así fue. Otros grandes éxitos (antiguos y modernos) como “Hordes Of Chaos”, “Satan Is Real”, “Phobia” o “Enemy Of God” no se quedaron, por supuesto, fuera de su repertorio, que finalizó con “Flag Of Hate” y una despiadada “Pleasure To Kill” con la que Mille Petrozza y compañía se despidieron dejando claro que Kreator no se anda con chiquitas. Además, el hecho de que el nuevo bajista de la formación, Frédéric Leclercq, es francés enfatizó la simbiosis de banda-público.
Unos de los reyes del metal industrial, Ministry, volvieron al escenario principal en un día dedicado mayoritariamente a este género, y quedó demostrado con un directo potente aunque por desgracia no con demasiado público por la indiscriminada lluvia que caía sobre nosotros. Te puede gustar más o menos el género, pero es un gustazo poder disfrutar de “Thieves”, “Jesús Built My Hotrod” o “Just One Fix” y que te vuelen la cabeza en directo.
El de Alice Cooper es uno de esos shows que no puedes dejar escapar ya que es un espectáculo tanto a nivel musical como a nivel visual con su particular presentación. El carismático frontman arranca su teatro de los horrores bajo un aguacero tremendo, de los que te calan entero, pero poco pareció importar tanto al público como a la banda que arrancaba a ritmo de “Feed My Frankenstein” o “No More Mr. Nice Guy”.
En la parte media del concierto volvíamos a enlazar unos cuantos hits, “I’m Eighteen”, la muy coreada “Poison” o “Billion Dollar Babies”. El último cartucho, cómo no, era para “School’s Out” y un final de lo más festivo. Solo los grandes son capaces de mantener al público en su show aún con las condiciones más desapacibles.
Uno de los conciertos especiales no solo de la jornada, sino de los dos fines de semana que duró Hellfest Open Air 2022 fue el de Nine Inch Nails. Su propuesta era diferente absolutamente a todas las de los otros cabezas de cartel, tanto en lo musical como en lo visual y en lo sensorial, y no por ello tuvo menos éxito ni menos buena acogida del público del evento galo.
Con un sonido atronador y un juego de luces que mantenía casi todo el tiempo el escenario oscuro pero con proyecciones frenéticas, Trent Reznor y compañía asaltaron Clisson con un arranque devastador en el que la versión en directo de algunos de sus temas demostró que aunque en estudio puedan sonar más “comerciales”, su potencia en vivo es descomunal digna de cualquier grupo de punk, thrash o hardcore si se lo proponen. “Wish” o “March Of The Pigs” fueron un ejemplo perfecto de ello.
A partir de ahí el espectáculo de NIN cambió un poco de tercio con canciones como “Piggy” o “The Lovers” y también permitió ver otra de las múltiples facetas musicales de la banda, lo que no quiere decir que sean mejores o peores, sino diferentes que facilitan que el concierto fuera fluctuando por diversos pasajes que transportaban a los asistentes a diferentes mundos según avanzaba el show.
Y si la confluencia de estilos y sensaciones era amplia, Nine Inch Nails quisieron celebrar su presencia en Hellfest con el debut en directo de “Isn’t Everyone”, el corte que han llevado a cabo junto a Health (que también estaban sobre las tablas) y que se sacaron de la chistera sin que nadie se lo esperara. Después de esta canción, “Gave Up”, “The Hand That Feeds”, “Head Like A Hole” y la final “Hurt” pusieron el broche de oro a un espectáculo que facilitó a los seguidores de la música más extrema explorar otras vías para disfrutar de un concierto.
Segundo asalto para Mustaine en Clisson en menos de una semana, y hay que decir que el primer finde estuvo bastante eficiente a nivel vocal, algo que perdió durante unos años, pero Dave está de nuevo implicado al 100% en Megadeth.
El set fue bastante similar al del primer fin de semana, y es que está claro que no puedes dejar “A Tout Le Monde” de lado en un país que lo corea más correctamente que nadie. Pero tampoco puedes olvidarte de “Hangar 18” y esos solos de guitarra para la historia, ni de la solidez y melodía de “Symphony Of Destruction”, ni de ese final casi siempre con “Peace Sells (But Who’s Buying?)” y “Holy Wars”. Cumpliendo de nuevo, volviendo a sonar muy sólidos.
Y para acabar dos verdaderos cañonazos de muy distinta índole. En escenarios cercanos la fiesta se cerraba por un lado con The Bloody Beetroots y su mezcla de electrónica con rock duro y por otro Decapitated con su death metal técnico en el que Vogg y compañía demostraron la pegada que tiene su último disco de estudio, ‘Cancer Culture’, además de otros temas remarcables de su discografía. Una manera idónea, en ambos conciertos, de desfogarse para finalizar la primera mitad del segundo fin de semana de Hellfest 2022.
Sábado 25 de junio
No es la primera vez que a Michael Monroe le toca lidiar con horarios tan tempranos en festivales, pero le da igual. Si algo le sobra al frontman es actitud, y da igual que su show sea a medianoche o, como en este caso, a mediodía como primer gran artista de la jornada. La locura va ligada a su espectáculo, y con un público amplio pese a su franja consiguió que el respetable se lo pasase en grande contemplando los paseos constantes y sus movimientos imposibles.
Eluveitie se plantó en el escenario principal para empezar a incrementar el nivel de la tarde con un show que bien podría haberse llevado a cabo unas horas después (lo que conllevaría más galones en el cartel). Los suizos, que pronto lanzarán nuevo material, demostraron que su propuesta musical es perfecta para grandes eventos como este Hellfest. Fabienne Enri a la voz estuvo pletórica y eso sumado a la producción que tenían con elementos como las columnas de humo provocó que hits como “The Call Of The Mountains” se celebrasen entre los fans que fueron a verles.
El vocalista de Alter Bridge aterrizó junto a su banda en solitario en el main stage del festival galo para un concierto que poco tiene que ver con el de su grupo principal. Si bien ese estilo de rock americano se le adapta al dedillo a su voz y con tanta gente en la pista es fácil obtener el apoyo de los asistentes, después del toque festivo de Eluveitie fue un poco raro que Myles Kennedy soltase su repertorio en Hellfest. No fue un mal concierto, en absoluto, pero quizás no fue el momento ideal.
Al mismo tiempo, llegar hasta el show de The Rumjacks fue todo un reto para acercarse a disfrutar del punk celta del grupo. El ambiente es completamente festivo, incluso en los rincones más recónditos donde los espectadores sólo pueden hacer uso de su imaginación para ver a los integrantes de la formación australiana. Un set muy completo, con una gran cantidad de temas de su último álbum ‘Hestia’, aun así no faltaron sus clásicos “An Irish Pub Song” o “A Fistful O’ Roses”.
Los neerlandeses Epica liderados por esa más que reconocible melena pelirroja de Simone Simmons están de vuelta. La dulzura de Simone contrasta a la perfección con la pegada del resto de la banda y con los guturales de Mark e Isaac a las guitarras. No faltaron “The Obsessive Devotion” con esos contrastes tan notables, la belleza de “Sancta Terra”, ni el final apoteósico con “Consign To Oblivion”. Entretenidos pero es uno de esos grupos que vuelven a funcionar mucho mejor en una sala que en «open air».
Como alternativa a Epica, en la carpa del Altar Stage los italianos Fleshgod Apocalypse se propusieron arrasar con todo lo que había a su paso. Después de la lesión grave que tuvo su líder, Francesco Paoli, hace unos meses, su puesta en escena es reseñable porque no se vio afectada por los problemas físicos del músico. Su set fue atronador con algunos de sus mejores hits y fue ideal en un entorno como el del escenario en el que actuaron con devotos entregados al 200% para la causa.
Los australianos Airbourne regresaron después de haber hecho un gran show la semana anterior al escenario principal de Hellfest para volver a hacer lo que mejor saben: imprimir una dosis de hard rock veloz y con ganas de fiesta que vuelva loco a todo el mundo. Dicho y hecho. Desde la inicial “Ready To Rock” su concierto fue una concatenación de frenesí entre el público y de gente sobrevolando las cabezas sin parar haciendo crowdsurfing.
Si a eso se le añaden los clásicos pasajes durante el espectáculo de Joel rompiéndose la lata de cerveza en la cabeza en la valla junto a los fans, la sirena retumbando Clisson por su hermano y los cubatas que Joel preparó sobre el escenario con un 95% Jack Daniels y el resto de Coca-Cola, el resultado fue el esperado. Muy bueno. Y es que Airbourne es una apuesta segura en un evento de estas características.
Qué raro se nos hace ver a los fineses Nightwish sin Marco Hietala. Muchas eran las expectativas por ver cómo Floor Jansen toma las riendas como frontwoman absoluta. Además, estamos ante la presentación de su último trabajo ‘Human. :||: Nature’. De hecho, el show arranca con “Music” a modo de intro y enlaza con otra nueva como “Noise”.
En el concierto hubo tiempo para hits de la época Floor como “Élan”, la misteriosa y mágica “Storytime” de Anette Olzon, o “Nemo” de Tarja. Todo solventado por Floor a la perfección como siempre, con un registro increíble al alcance de muy pocos. El cierre lo pone “Last Ride Of The Day”, “Ghost Love Score” y la obra maestra “The Greatest Show On Earth”, con una respuesta brillante del público.
Debido a un problema técnico durante la actuación de Igorrr, la actuación de Myrkur se vio afectada y tuvo que reducir en varias canciones su set, una pena ya que su show brilló con su cuidada indumentaria. La vocalista Amale Bruun y su cristalina voz fue acompañada por un dúo de cuerda, violín y violonchelo, mientras ella iba turnándose entre los tambores tradicionales, un teclado y la guitarra acústica en un concierto que no tiene nada que envidiar al formato eléctrico (ni viceversa) pero que permitió ver esta faceta actualizada de la banda en vivo en Hellfest.
Kadavar es la encarnación viva de la música y la moda de los años ’70. Las melenas y los bigotes nunca pasaron de moda, pero el traje de lamé dorado que llevaba Bartelt es otra cosa… Dejando a un lado estas consideraciones superficiales sobre la vestimenta, el poderoso trío que es Kadavar no tiene realmente nada de qué avergonzarse en cuanto a sus composiciones, ni en cuanto a su actuación. Puede que la actuación en el escenario sea inexistente, pero todos los músicos muestran una energía excepcional, mención especial para el bajista Bouteloup.
Musicalmente, el buen rock setentero del trío da en el clavo, y el público está claramente formado por acérrimos fans. Un Valley completamente lleno, pese al solape con los Guns N’ Roses los cuales tocaban a la misma hora en el otro extremo del recinto. En resumen, Kadavar no es la primera banda que rinde tributo a Sabbath y Zeppelin a través de su música, pero a diferencia de muchos, lo hacen excepcionalmente bien.
Todo el mundo lo sabe, Axl Rose no está cantando bien desde hace bastantes años, es un hecho. Pero hay que decir que físicamente está bastante mejor de lo que se esperaba previamente. Sí, turno de Guns N’ Roses y ese debate eterno, pero eso es otra historia, ahora al concierto que ocupa.
Había mucha expectación para ver sobre las tablas a Guns con una entrada que pocas veces o ninguna se ha visto en el festival. Puntuales aparecían con “It’s So Easy”, “Mr. Brownstone” o la celebradísima “Welcome To The Jungle”, aunque es cierto que esperamos más revuelo en el público del que realmente hubo. Momento covers con “Back In Black” de AC/DC con Axl bastante cómodo, y una “Slither” más desapercibida.
“Hard Skool” y “Reckless Life” suponían un pequeño descanso, aunque funcionaron mejor de lo que cabía esperar. Ni comparación de la recepción que tuvo de todos modos una brutal “Live and Let Die”, que enlazaba perfectamente con “Shadow Of Your Love”. Impecable también “Rocket Queen” y “You Could Be Mine”, ambas de las más coreadas del set.
Con Duff al bajo y voz llegó “I Wanna Be Your Dog” de Iggy Pop. “Absurd” dio paso a una “Civil War” bastante descafeinada con claros guiños a la situación de Ucrania, mientras “Better” sirvió para introducir al grupo. Tras otro solo más de Slash, “Sweet Child O’ Mine”, también bastante desinflada -además que en su concierto no hubo pirotecnia, sino que aparecía en las pantallas y restaba epicidad-. Eso sí, después llegó “November Rain” que si sonó impecable con Axl al piano y voz y Slash bordándolo una vez más.
Se acercaba el final con “Knockin’ On Heaven’s Dolor” y “Nightrain”. Y como colofón y para los bises, quedarían “Coma”, “Patience”, “You’re Crazy” y “Paradise City” con la que se desató la locura. Buen concierto de GN’R a pesar de todo, no notable, no sobresaliente, pero incluso superaron su show anterior.
Qué raro es ver a Blind Guardian actuar de noche en un festival como Hellfest ¡y cómo se agradece! Otra de esas bandas que está de celebración: el treinta aniversario de su ‘Somewhere Far Beyond’. Esta noche harían gala de ello interpretándolo al completo intercalando hits como “Welcome To Dying” y “Nightfall’ al inicio, para cerrar con la coreadísima “Valhalla” y las melodías y velocidad de “Mirror Mirror”. Un show bastante completo de Hansi y los suyos en un mainstage pletórico.
El metal neomedieval de In Extremo tuvo una buena recepción, pese a actuar al mismo tiempo que Blind Guardian, y entre la multitud de su público en Hellfest una minoría bajo la carpa era de su país de origen, Alemania. En cierto modo fueron los únicos capaces de cantar a coro sus canciones. Michael Rhein, frontman de la formación, habla muy poco inglés y menos francés, lo que hizo que la comunicación con el público sea un poco más laboriosa de lo habitual. Se agradeció su esfuerzo, pero la música habla por sí sola. La banda elaboró un setlist que mezcla artísticamente títulos de los nuevos discos y sus clásicos absolutos, como «Liam», «Frei Zu Sein», «Pikse Palve o «Ai Vis Lo Lop».
Los chicos desprenden un aura misteriosa y llena de energía, el más fascinante y también el más tranquilo fue el Dr. Pymonte, parecía salir de su baúl de maravillas, arpa trovadoresca, flautín, clarinete y cuerno, como una Mary Poppins tamaño XXL. Los efectos pirotécnicos dignos de un mini show de Rammstein hacen que uno se pregunte qué tienen las bandas alemanas con el fuego y las explosiones, pero los espectadores de primera fila seguramente valoren un poco de calor. Fueron los últimos en acabar su actuación, sobrepasando unos 10 minutos el tiempo estipulado por la organización.
Domingo 26 de junio
La séptima y última jornada de este agotador Hellfest comenzó desde muy temprano con actuaciones en los escenarios principales que ya contarían con gente esperando por el plato fuerte de la noche: Metallica.
Alien Weaponry fueron los primeros que empezaron a poner en serio pese a la pronta hora, y nada más y nada menos que los españoles Angelus Apatrida, en el mismo lugar donde unas diez horas más tarde actuarían los cuatro jinetes, dieron una lección de thrash metal en Francia.
Con mucho protagonismo de su homónimo ‘Angelus Apatrida’ y otros hits de su discografía como “Give ‘Em War” o la final “You Are Next”, los albaceteños recorrieron las pasarelas a sus anchas en su retorno al festival galo para demostrar que estaban en el lugar que estaban por total merecimiento. De hecho, justo después Ill Niño bajaron revoluciones con el concierto que hicieron, lo que da más valor al trabajo de la banda española.
Blood Incantation trajeron death metal desde Colorado para la hora de comer en el Altar Stage. Sin concesiones, prácticamente sin descanso entre canciones como “Starspawn” y “The Giza Power Plant” hicieron un directo muy destacable. Una pena que no tuviese más afluencia, aunque por momentos fue un tanto monótono con su estilo death técnico.
A las 16:20, en la Warzone, Terror hizo disfrutar de una hora de intenso y violento hardcore punk. Liderados por Scott Vogel, el cantante de la banda de Los Angeles, comienza un set brutal e intenso con “Pain Into Power”. No hubo respiro para la gente, que estaba enloquecida desde los primeros momentos. Un numeroso público se ha reunido frente al escenario. Terror es una referencia en el estilo y es bastante natural que los fans del género se apresuraron a ver a la banda.
Con el directo Bullet For My Valentine llegó otra de las lecciones del día. En formato festival dependen mucho del repertorio que escojan, pues su catálogo es vasto y diverso, pero en esta ocasión no fallaron y unieron tanto las mejores canciones de su potente y exitoso último trabajo como sus éxitos de toda la vida como la inicial “Your Betrayal”, “Waking The Demon”, “The Las Fight”, “All These Things I Hate”, “Tears Don’t Fall” o la última “Scream Aim Fire”. Salvo por “Piece Of Me”, un show casi redondo de los británicos, que se reivindicaron en Clisson.
Por otro lado, Avatar, en el escenario contiguo justo después, no terminaron de convencer. Su puesta en escena estuvo bien preparada con su batería repartiendo flores de los colores de la bandera de Francia desde el principio y su frontman Johannes muy activo, pero la música de los suecos no terminó de encender al público francés. Reivindicaron que su show es un circo (en el buen sentido para contrarrestar las críticas que intentan hacer de menos a Avatar por su espectáculo) y fueron como un reloj, pero no del gusto de la mayoría de los presentes en el festival durante su actuación.
La última vez en Hellfest de Bring Me The Horizon no fue ni mucho menos su mejor show, así que era sencillo hacerlo mejor y más con el material tan potente que han lanzado en estos últimos tiempos. Pues vaya si lo hicieron, con un Oli muy comunicativo y activo, cantando de maravilla en comparación a aquel día cómo queda reflejado desde el inicio en “Can You Feel My Heart” o “Happy Song” de su aclamado “That’s The Spirit”.
Un show cargado de cambios de puestas en escena para cada ocasión, como en “Parasite Eve” con el cuerpo de baile disfrazado para la ocasión. En “Drown” Sykes baja al público, pide crowdsurfers para darles amor a su llegada al final. Y el colofón llegaba con “Throne” y todo el mundo saltando desde el suelo, gran concierto de los de Sheffield.
Un directo de Black Label Society, si no eres fan de su música o de Zakk Wylde, no siempre es fácil de digerir cuando se extiende durante mucho rato. A diferencia de su formato en sala, que es más largo y se puede hacer más tedioso, en el caso de Hellfest su concierto no dio tiempo a que se hiciera tan pesado con solos interminables (que si eres fan de Zakk o de la guitarra se gozan un poco más, pero es un poco similar a lo que se vive en el G3).
La acotación a una hora permitió que sonaran sus clásicos, que hubiera solos sin abusar para rellenar y que se conglomerase todo mucho mejor, así que fue el entorno ideal para dejar al público de ese escenario (que ya no se movería de allí porque llevaba horas esperando a Metallica) satisfecho y con ganas de los últimos coletazos del festival.
Si nunca has experimentado un verdadero mosh pit en tu vida, no es recomendable estrenarse con Napalm Death. El público del Altar tuvo la decencia de esperar al menos hasta la tercera nota para empezar el mosh pit (unos 0,04 segundos en la escala del grindcore), pero una vez que empieza la locura, se hace imposible parar. El propio Barney Greenway fue una muestra de ello, quien actuó como siempre de forma atómica.
Musicalmente, es, por supuesto, el inflexible asalto auditivo que uno debe esperar de Napalm Death, que hace tiempo que aprendió a escribir canciones de más de 14 segundos, pero no a bajar el ritmo. Como un auténtico esquizofrénico, de lado a lado del escenario, Barney solo se calmó lo suficiente para lanzar sus mensajes contra la guerra, las fronteras, el fascismo y la estupidez humana en general. De manera inusual, la lista de canciones abarcó toda la discografía de la banda, desde el primer hasta el último álbum, lo que dio una buena visión de una carrera que ha durado más de 30 años y no muestra signos de agotamiento.
Y, otra edición más, Sabaton se plantaba en un horario inmejorable y plagados de gente en la pista para ver su show en Hellfest. La última vez fue histórica para los suecos puesto que tocaron en el Knotfest que celebró Slipknot en el mismo recinto el día previo al festival y, por la afamada espantada de Manowar el día siguiente, volvieron a tocar con la ausencia de Joakim Brodén, que se había quedado sin voz.
Para esta cita, en la que no eran cabezas de cartel (por Metallica) pero podían haberlo sido perfectamente por la espectacular producción que llevan, dejaron claro que un concierto de Sabaton, guste o no su música, es digno de ver. Antes se les achacaba que para toda la parafernalia que llevaban en el escenario había demasiado poco ambiente bélico pirotécnico; pues todo el mundo que decía eso ya no puede.
Un no parar de fuego y explosiones rodearon todo el set que hizo la banda, que repasó diferentes partes de sus discos (sin olvidarse del más reciente) y que también quisieron, bajo la voz de su verdadero líder detrás del escenario, el bajista Pär, recordar lo sucedido tres años atrás con su doble show y agradecer tanto al festival como a los aficionados su apoyo. Siempre generan hate entre muchos, pero lo que es incuestionable es que su show es digno de cualquier grande.
Una de las actuaciones más esperadas de esta edición fue la de formación danesa encabezada por King Diamond Mercyful Fate. El grupo, que llevaba 23 años sin actuar en directo, eran los grandes tapados de la jornada al no estar en ningún main stage y tener su directo instantes antes del de Metallica. La actuación fue una escenificación teatral de satanismo totalmente “kitsch”, King Diamond apareció posado sobre un altar satánico de falso mármol y se puso a lanzar sus singulares vocalizaciones ante el público.
Los presentes pudieron disfrutar de grandes éxitos de Mercyful Fate, pero también de la nueva «The Jackal Of Salzburg» que han estrenado en esta etapa de festivales veraniegos en directo y que formará parte de su próximo disco. El resto del set, principalmente fueron los dos primeros álbumes del grupo, lo que no parece disgustar a los fans allí reunidos. Cabe destacar las interpretaciones de «Black Funeral» y «Evil», fueron acompañadas de coloridos efectos de luz, ofreciendo así un espectáculo escénico memorable y provocando múltiples pogos entre la multitud.
Entre Carcass y Metallica, la elección se se hizo rápidamente entre la mayoría: Metallica. Pero el público terminó apareciendo en el bolo de Carcass en cantidades lo suficientemente grandes como para asegurar muchos moshes durante todo el concierto. Como recordó el líder Jeff Walker, la banda solo tenía 55 minutos, «así que no perdamos el tiempo hablando, es hora de molar». Con “Exhume To Consume” como aperitivo, los nostálgicos de los primeros Carcass estarán encantados, pero empezar un set con la voz de Bill Steer y no la de Jeff Walker es una apuesta atrevida.
“Puede que no tengamos el público más numeroso, pero tenemos el mejor”, afirmó el frontman ante el entusiasmo desenfrenado del público, que felizmente torció el cuello en un setlist que cubiró 30 años de carrera desde “Genital Grinder” a “Kelly’s Meat Emporium”. Si todos los miembros de la banda fueron lo más cuadriculados posible, el verdadero genio de la banda fue Bill Steer, que casi podría hacer creer que este nivel de talento en la guitarra es fácil de alcanzar ya que parece perdido en su propio universo durante sus solos.
Y la espera llegó a su fin. En toda su carrera, Metallica nunca había tocado en Hellfest (y no es que hayan estado en pocos festivales de Europa precisamente), pero la cita en Clisson parecía resistirse uno y otro año. Pues la intro de “It’s A Long Way To The Top If You Wanna Rock And Roll” de AC/DC y el póster creado para la ocasión por la banda proyectado en las pantallas prevenía de lo que iba a suceder unos instantes después.
Si bien el concierto era de los más esperados en el festival, su inicio no pudo ser peor. Durante la intro de Ennio Morricone clásica de cada show, hubo una modificación (ya sea por algún problema de sonido o lo que la banda considerase), y su manera de empezar no fue como en el resto de la gira con la batería de Lars elevada especialmente para los primeros tres temas en el snake pit, sino que se cambiaron en cuestión de segundos los micrófonos y monitores situados en esa zona y Ulrich tocó desde su batería principal durante todo el directo.
“Whiplash” es un cañonazo por su dinámica, aunque la lentitud con la que la tocan ahora resta epicidad a su comienzo, pero con “Creeping Death” y “Enter Sandman” después todo el mundo se volcó con los de San Francisco. “Harvester Of Sorrow”, en la que Lars ha simplificado excesivamente la manera de tocar y le ha quitado parte de la personalidad de la canción en su intro, continuó para que después todo el mundo se pusiera a cantar con “Wherever I May Roam”.
Los miembros de Metallica no estaban dando la sensación de estar dándolo todo desde el escenario. Sí que estaban haciendo su trabajo, en especial Kirk era quien más entusiasmo emitía hacia el respetable, pero parecía (y más después de ver sus directos en España unos días después), que Hellfest, aunque era una ocasión especial, era un poco “trámite”. Entre lo de la batería del principio y el feeling que proyectaban, algo no daba la sensación de que todo estuviese yendo como la seda.
Con todo, “No Leaf Clover” deleitó a los más acérrimos fans de la versión sinfónica de la formación y “Sad But True”, como siempre, fue el nexo que unió a la “familia” de Metallica. ‘St. Anger’ es un disco que no cuenta con el apoyo masivo de la gente, pero con “Dirty Window” (con solo de Hammett inventado incluido), demostraron que el potencial con un sonido decente de este álbum es mucho mayor. Y sin darse cuenta, la mitad del concierto ya había transcurrido.
La traca de hits empezó con “Nothing Else Matters” para imprimir más fuerza después con “For Whom The Bell Tolls” y que, después de buena parte del setlist, en “Moth Into Flame” de su último trabajo mostraran la mayor producción de la noche (unas pocas llamas detrás de la batería y la proyección de imágenes más llamativa en todo el show). En parte esto también daba lugar a pensar que este directo era más por cumplir con el compromiso que por ganas de tocar en esta edición del festival. Poca producción, ganas…
Pero “Fade To Black” es más poderoso que todo eso y da igual lo que se ponga por delante, siempre es un seguro de vida que emociona a la par que aviva a todos los presentes, y con “Seek & Destroy” justo después para finalizar antes de los bises el público se dejó la piel al máximo. “Damage Inc.”, bandera francesa incluida, también fue un pequeño placer para los aficionados que buscan otros temas menos tocados de su discografía y con su velocidad hizo moverse a todo el mundo, y a épica “One” demostró por qué Metallica, pasen los años que pasen, tienen una presencia en el escenario y un legado que les convierte en una leyenda viva.
“Master Of Puppets”, que tanta popularidad ha obtenido semanas después, puso fin al show junto a una traca de fuegos artificiales que Hetfield se quedó mirando casi con la boca abierta desde el filo del snake pit. Ese concierto había marcado historia no solo por ser su primera (y probablemente única) vez en Hellfest Open Air, sino porque era la guinda para que esta edición del evento galo se convirtiera en el festival más grande de todos los tiempos de heavy metal.
Texto: Dani Bueno, Aritz Sola, Óscar Gil y Raül Balat | Fotos: Óscar Gil y Aritz Sola
Promotor:Hellfest Open Air
Día:2022-06-23
Hora:15:30
Sala:Hellfest City
Ciudad:Clisson, Francia
Puntuación:8
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.