En fin… sabíamos a lo que veníamos. 40 euros para ver a Cinderella y que estos apenas lleguen a la hora y 10 de concierto puede parecernos insuficiente. Pero sinceramente creo que vale la pena haber estado allí, ante una de esas bandas mágicas y que nos hicieron tocar el cielo a mediados de los 80. Temas inmortales, himnos atemporales, y a pesar de todo, una banda entregada y muy profesional. Cabe subrayar el hecho de que Tom Kiefer las ha pasado canutas con sus múltiples complicaciones de garganta y sus muchas operaciones. Poder ver a Cinderella en 2011 es todo un milagro, y eso va a quedar por encima de todo.

Vinieron a Madrid el pasado año, y la gente que allí acudió nos aconsejaron que si teníamos oportunidad, asistiéramos a sus conciertos. No se equivocaban. Antes, estaban los reformados Mr. Rooster, una de las mejores bandas de hard rock hispano. En esta nueva andadura mantienen el formato trío y siguen dejando patente su clase y su gran colección de temas pegadizos y trabajados. Han ganado en complejidad y matices, pero quizá han perdido algo de esos coros espectaculares de cuando tocaban en cuarteto. Son grandes músicos y cerraron su descarga con su gran himno: “Si yo te contara”.

Pero las estrellas de la noche eran Cinderella, y tras ellos les apoyaba un enorme mural con su precioso logo. La Razz 1 estaba a tope si bien no se llegó a abrir el piso de arriba. Gran entrada para ver a una de esas bandas imprescindibles y queridas, que por vez primera recalaban en la Ciudad Condal. Éxtasis cuando murieron las luces y asaltaron “Once Around the Night”. Pero esa noche estaba dedicada a los grandes singles, así que “Shake Me” fue la que hizo bailar a toda la platea. Keifer posee unos movimientos algo robóticos pero demostró que el estado de su garganta está bastante aceptable, incluso mejor que en su último disco en directo “Live at the Mohegan Sun”.

Tras dos temas eléctricos de calentamiento sorprendieron con la primera de sus grandes baladas: “Heartbreak Station”. Mecheros encendidos y coreo masivo de estribillo. La banda estuvo perfecta en todo momento y pudimos disfrutar de unos preciosos coros, cosa que muchos de sus coetáneos hard rockeros y compañeros de viaje hace tiempo que tiran de tecnología. En todo momento fue un directo muy cálido, auténtico y emocionante. Kiefer cuando habla y cuando canta posee la misma expresión hierática de rostro. Parece como si la voz le saliera sola, sin esfuerzo alguno. Volvimos a la electricidad y la contundencia con esa espectacular “Night Songs”, en la que brilló el espectacular y personal timbre de Kiefer.

En directo se puede apreciar el enorme peso de los teclados en el grupo. Definitivamente le dan al combo ese toque tan personal. Gary Corbett estuvo perfecto en su cometido. Cantamos a pleno pulmón la imprescindible “Somebody Save Me”, otra pieza imprescindible de su repertorio. Tras “The More Things Change” Kiefer y Jeff LaBar empuñan otra vez las acústicas para regalarnos la preciosa perla llamada “Coming Home”. Espectacular el cambio de registro de limpio a rasgado por parte de Kiefer. “Second Wind” sonó antes de uno de los momentos de la noche: “Dont Know What You Got (Til Its Gone)”, el baladón por antonomasia, con Keifer sentado en el piano. Uno de esos momentos imborrables que quedarán para el recuerdo.

La recta final se acercaba, aunque venía cargada de clásicos. Brillantes las interpretaciones de las históricas “Noboodys Fool” y “Gypsy Road”. Momentos que todos estábamos esperando. Tras ello despedida y visita entre bastidores. Los bises fueron una gran elección. Por un lado la bluesera “Long Cold Winter” y de postre la monumental “Shelter Me”. Sin palabras. Apoteósica y decibélica. Un fin de fiesta excesivo y mágico. La banda atacando coros de forma brillante y toda la Razz entregada atacando el estribillo. Incluso hubo el clásico solo de saxo de Kiefer, si bien fue muy corto. Gran ovación de gala y despedida definitiva.

Obviamente echamos muy en falta 20 minutitos más, algún tema del infravalorado “Still Climbing”, y algún que otro clásico… pero qué le vamos a hacer. Hay que quedarnos con lo bueno, y Cinderella hicieron un conciertazo, intenso como pocos, muy directo, sin descansos y demostrando que son capaces de sentar cátedra y de defender un legado mucho mejor que otras bandas con las que llegaron a competir en sus tiempos de mayor gloria. Hubo momentos de magia en el ambiente, y eso está al alcance de muy pocos.

Texto: Jordi Zelig Tàrrega / Fotos: Sergi Ramos

Promotor:Rock N Rock

Asistentes:1000

Día:10/06/2011

Sala:Razzmatazz 1

Ciudad:Barcelona

Teloneros:MR. ROOSTER

Puntuación:9