3 meses después de mi última incursión por tierras germanas, volvía a plantarme
de nuevo en Alemania, en esta ocasión, dispuesto a presenciar una gira que
por desgracia no ha azotado nuestro país; La que unía ni más ni menos que a
2 de los colosos del Hard Rock más añejo, clásico e imperecedero de todos los
tiempos; ALICE COOPER y DEEP PURPLE.

Como creo haber comentado en más de una ocasión por aquí, mi fascinación por
Alemania se acrecienta en cada una de las incursiones que por dicho territorio
realizo, 8 en los últimos 7 años para ser más exactos y es que, me van a perdonar
ustedes, pero aquello es otro mundo. No creo que sea conveniente plasmar en
esta humilde reseña las diferencias respecto a nuestro país; No deseo ofender
a nadie y mucho menos encaminar este escrito hacia terrenos lejanamente extramusicales.
Dejémoslo en que nadie debería pasar a mejor vida sin visitar, aunque sea una
sola vez, Alemania, entendiendo como tal algo más que el recinto del festival
del Wacken Open Air, pues creo que hay cosas más bonitas y gratificantes para
la vista que ver a 30.000 individuos ebrios, cargados de cuero y tachuelas,
ingiriendo cerveza por los codos y ondeando sus melenas al viento. En fin, ¡Hagan
lo que quieran con su dinero y su tiempo! Pero desde mi humilde posición de
mero ojeador con derecho a opinar les invitaría a todos a pisar suelo germano
y comprobar de primera mano lo que algunos denominan “El corazón de Europa”.
Es tal la fascinación que incluso no descarto algún día agarrar mis pertenencias
y largarme indefinidamente para allá; La idea cada vez resulta más seductora
(Aunque sinceramente, poco probable…).

No tengo muy claro si desde hace algún tiempo me persigue algún tipo de maldición,
pero no hay viaje que realice que no cuente con algún tipo de imprevisto, en
esta ocasión, de tal magnitud, que casi me quedo en suelo hispano. Resulta
que nuestros amados DNI poseen fecha de caducidad y eso todos lo sabemos, ¿Pero
quién la memoriza y la recuerda? Nadie. Así pues, plantado delante de la taquilla
de facturación y a una hora escasa de la salida de mi vuelo, me vi forzado
a acudir a la comisaría más cercana en busca de la necesaria documentación
que me acreditase como titular de mi DNI. Lejos de no lograrlo, y ante la cara
de incredulidad de la dependienta de la compañía de vuelo presente en la taquilla
de facturación, logré en 57 minutos presentar el dichoso papel y así coger
a tiempo mi vuelo. El cómo no creo que le importe lo más mínimo a nadie, pero
no por ello voy a dejar de mentar a la persona que hizo posible tal hazaña, ¡Un
saludo Robert!.

Debido a la extraña manía que tienen los germanos por empezar los shows a
las 7 y media de la tarde, llegué al fastuoso Sap Arena cuando ALICE COOPER
debía estar interpretando su tercer o cuarto tema, por ello, y como alguno
sabrá, fue inviable poder adjuntar a esta reseña documentos fotográficos propios
del show de ALICE COOPER pues solo se deja acceder al foso de fotógrafos durante
las 3 primeras canciones del grupo. Por ello les pido disculpas y les invito
a que se conformen con el extenso reportaje fotográfico centrado en la actuación
de DEEP PURPLE, a quienes sí pude fotografiar debidamente. 

Antes de entrar de pleno en el show de ambas bandas me gustaría recalcar un
aspecto que tanto en esta ocasión como en otras tantas siempre me ha parecido
interesante y muy a tener en cuenta. ¿Saben qué diferencia al Rock/Metal en
España y en Alemania? Es bien sencillo, mientras que allá se le considera como
una manifestación cultural más de la rama musical, aquí todo se reduce a algo
marginal, asociado a la adolescencia y raramente equiparado en materia de respeto,
trato y divulgación, a estilos musicales tan diversos como dispares (Pop, Rap,
Indie, Techno, Música Latina, Folclore…). Dicha afirmación es fácilmente
contrastable cuando uno ve que 2 bandas que aquí en Barcelona o Madrid (ciudades
ambas de varios millones de habitantes) no reunirían a más de 4000 o 5000 personas,
en una ciudad como Manheim, de 250.000 habitantes, son capaces de convocar
a más de 10.000 individuos reventando un pabellón de deportes de tamaño considerable,
para que se hagan a la idea, a medio camino entre un Vall D’Hebrón y un Palau
Sant Jordi. Lo curioso de todo ello es que lejos de acaparar únicamente la
atención de lo que comúnmente entendemos como Rockeros o Heavies, el público
mayoritario allá presente pertenecía a todo tipo de extractos sociales y “tribales” mezclando
por partes iguales a hombres y mujeres de 15 hasta 60 años, la inmensa mayoría
de ellos, lejos de parecerse estéticamente a las hordas rockeras.

Anunciados como teloneros de ambas bandas estaban los germanos CHALICE, quienes
por algún motivo que ahora se me escapa, finalmente no tocaron (Me refiero
a los hard rockeros que estuvieron por aquí con DORO hace cosa de 5 o 6 años
y no a los góticos). Así pues, entré en el Sap Arena, probablemente el mejor
y más equipado pabellón que he pisado hasta la fecha, cuando ALICE COOPER ejecutaba
seguramente su tercer o cuarto tema, “Billion Dollar Babies”. El setlist era
muy parecido al que ejecutó en su último tour europeo con la diferencia de
que en esta ocasión la cantidad de temas interpretados de sus últimas obras
era  muy inferior, dejando principalmente eso sí los clásicos de siempre, por
razones lógicas tratándose de la banda “telonera” (si es que a ALICE COOPER
se le puede considerar telonero de alguien), puesto que, en un principio, la
gira se anunció como compartida sin prioridad de una banda sobre la otra. Tras “Billion
Dollar Babies”, sonó una de las pocas incursiones que la banda hizo al material
más reciente de ALICE COOPER; “Woman of Mass Distraction”, de su último trabajo “Dirty
Diamonds”, publicado el año pasado. Tras dicho tema, la banda interpretó un
par de clásicos para caldear el ambiente con vistas a lo que se nos venía encima.
Así pues, “I’m Eighteen” del “Love it to Death” y “Go to Hell” del disco del
mismo nombre sirvieron de preámbulo para el verdadero momento álgido del espectáculo;
El larguísimo medley de naturaleza teatral donde ALICE COOPER ejecuta todos
sus números e interpreta sus más famosas piezas musicales. Empezando por la
instrumental y añeja “Black Widow”, tema en el que Alice se ausenta para empezar
a enfundarse sus trajes, la banda empieza a encadenar unos tras otro la gran
mayoría de hits de ALICE COOPER empalmándolos como si de una obra teatral se
tratase. Así pues, enganchan “Black Widow” con el solo de batería de Eric Singer
y a continuación suenan las esperadas “Feed my Frankenstein”, “Welcome to my
Nightmare”, “Steven”, “Only Women Bleed”, continúan con “Steven”, “The Ballad
of Dwight Fry” y finalizan con “I love the Dead” justo antes de los bises con
la decapitación de Alice en la famosa guillotina. Durante todo este Medley,
se dan todas las representaciones propias de los shows de ALICE COOPER tales
como el ataúd, la enfermera, la camisa de fuerza, la decapitación de esa belleza
llamada Calico Cooper (hija del propio Alice quién acompaña a la banda desde
hace ya unas cuantas giras actuando como actriz y bailarina) y demás. Por desgracia,
desde que le viese por primera vez en el 97 no he vuelto a ver la silla eléctrica
ni la serpiente, algo que me lleva a pensar que ya iría siendo hora de cambiar
un poquito los trucos escénicos. Tras “I love the Dead”, todos los músicos
se ausentan del escenario durante un breve periodo de tiempo tras el cual,
el cuerpo de Alice, ya con la cabeza en su sitio, viste su traje de gala, el
mismo que se encontraba en el ataúd anteriormente, y arremete bastón en mano
y gorro incluido con el celebérrimo “School’s out”, ante el evidente estado
de júbilo del público alemán.

Seguidamente los globos gigantes son lanzados desde el escenario y el confeti
explota, como siempre vamos. ALICE COOPER prosiguen los bises con la también
esperadísima “Poison”, la recuperada para esta gira “Wish I were Born in Beberly
Hills” del disco “From the Inside” del 78 (con el numerito de la Britney Spears
esa, gracioso, pero lleva ya desde el 2002 haciéndolo, digo yo que bien podría
cambiarlo, muy a pesar de lo bien que le sienta el papel de tontita adolescente
a su hija Calico) y finalmente, “Under My Wheels”, el tema que viene cerrando
todos sus shows desde hace ya algún tiempo.

Más de uno pensará que ALICE COOPER, a las puertas de los 60 años, está acabado, ¡Ha!,

No hay más que ver la vitalidad que desprende en escena, algo que desde luego
no tiene nada que ver con las drogas, pues un cuerpo de 25 años podría aguantar
ese ritmo, pero uno de 60 a la segunda semana de gira ya se habría ido a criar
malvas. Por si fuera poco, ALICE COOPER ha sabido rodearse de músicos relativamente
jóvenes, a excepción por supuesto del cincuentón Eric Singer, capaces de aportar
con su estética y actitud esa esencia más “juvenil” que una banda que suena
como lo hace ALICE COOPER se supone que debería tener. Junto a Alice en esta
ocasión se encontraban su inseparable Eric Singer a la batería como casi siempre,
el bajista Chuck Garric y la pareja de guitarras Ryan Roxie y Damon Johnson,
quienes en escena, sobretodo el primero de ellos, se comen por completo el
escenario.

Es de suponer que tras tantos meses de gira por todo el globo y tras editar
4 discos de estudio en los últimos 5 años, amén de diversas giras Europeas
y mundiales, el señor ALICE COOPER y su banda deberían tomarse un descanso,
sin embargo una nueva gira por Canadá y diversas apariciones en los festivales
de verano ya han sido confirmadas por la banda por lo que, suponemos, todavía
queda ALICE COOPER para rato, ¿Hasta cuando podrá aguantar el señor Vincent
Fournier este ritmo?.

Durante la extensa espera entre grupo y grupo (desmontar el tinglado escénico
de ALICE COOPER lleva su tiempo), opté por irme junto con mi acompañante a
dar una vuelta por los aledaños del pabellón para ver qué se cocía y comprobar
de primera mano algunos hechos destacables; ¿Saben qué vale dejar en Alemania
un chaqueta y una cartera en la misma percha en el guardaropa? Un mísero euro…
Supongo que no hace falta que digamos lo que cuesta aquí eso y mucho menos,
en un gran pabellón. Me resultó igual de curioso ver lo respetuosa que era
la gente con la normativa anti tabaco presente en el pabellón. De la misma
forma, me quedé altamente sorprendido tras comprobar como había una taquilla
que repartía GRATIS, repito, GRATIS, tapones para las orejas a los asistentes.
Ustedes podrán pensar lo que quieran, pero todo eso y lo que tenemos aquí,
distan años luz, por mucho que nos quieran vender que todos somos europeos
y pertenecemos a la misma Europa. De vuelta al recinto frente al escenario,
DEEP PURPLE aparecieron con una escenografía sencilla pero espectacular desde
el punto de vista de la iluminación. A diferencia de ALICE COOPER, DEEP PURPLE
sí que utilizaron unas pantallas gigantes situadas a ambos lados del escenario
desde las cuales un realizador y un conjunto de cámaras nos brindaron un montaje
visual espectacular, como si de un Dvd de bastante calidad en términos de edición
se tratase. 

Ian Gillan, Roger Glover, Ian Paice, Steve Morse y Don Airey saltaron a escena
y abrieron con la aclamada “Pictures of Home”, primera de las nada más y nada
menos que 5 piezas que tocarían de “Machine Head” del 72, uno de sus grandes
clásicos. Seguidamente DEEP PURPLE interpretarían un bloque de varios temas
de “Rapture of the Deep” mezclados con algún que otro guiño al pasado más reciente
y no tan reciente. Junto a las novedosas “Wrong Man”, “Things I Never Said” (Bonus
Track de la edición japonesa de “Rapture of the Deep”), la genial y exótica “Rapture
of the Deep” y la no tan afortunada “Before Time Began”, la banda británica
interpretó la potente “Ted the Mechanic” del discazo “Purpendicular”, una extraña “Living
Wreck” del “Machine Head”, que pese a pertenecer al disco más clásico de los
DEEP PURPLE, parecía no ser muy conocida por el personal, la siempre agradable “Lazy” y
un sinfín de solos de guitarra, bajo, teclado y batería que se fueron sucediendo
durante todo el show de la banda de tal forma que fueron tantos que ahora mismo
no sabría decirles en qué orden y momento del show se dieron. De cualquier
forma, y muy a pesar de la edad de los británicos, uno al verles solo puede
reconocer una cosa; Siguen siendo maestros indiscutibles de sus respectivos
instrumentos. El americano Steve Morse posee una elegancia sin par, algo que
dudo que ningún guitarrista con un mínimo de sentido común se atreva a poner
en duda. Don Airey es seguramente el mejor teclista que el Hard Rock ha conocido,
solo hay que comprobar el listado de 200 discos en los que ha participado para
ver hasta donde llega su leyenda. Por si fuera poco, sus solos de teclado son
capaces de dejar mudos incluso a los más escépticos, aunque eso sí, el recurso
del “Mr. Crowley” de OZZY OSBOURNE y la banda sonora de Star Wars, a pesar
de su efectividad, ¡Están ya muy vistos!. Finalmente, Roger Glover e Ian Paice,
ejecutaron sendos solos, aunque lógicamente, no tan espectaculares como los
de Morse y Airey. En lo referente a Ian Gillan, éste cantó bien, de hecho más
que bien, y solo mostró cierta debilidad en el estribillo de “Space Truckin”,
aunque sí es cierto que el material más reciente de DEEP PURPLE está compuesto
de tal forma que Ian Gillan no tenga que forzar mucho en materia de agudos
centrándose sobretodo en registros medios donde, a sus casi 60 años, parece
sentirse más cómodo, seguro y solvente.

Para el tramo medio/final del show, la banda eligió tirar principalmente de
clásicos. Salvo la nueva “Kiss Tomorrow Goodbye”, un tema bastante mediocre
por cierto, el resto de piezas pertenecían al catálogo clásico de DEEP PURPLE
como “Perfect Strangers”, tema que precedió al espectacular solo de teclado
de Don Airey, “Space Truckin”, “Highway Star” y como no, “Smoke on the Water”,
que cerró su show a falta de los bises, los cuales, no se hicieron derogar
y aparecieron en forma de “Hush” (en otras ciudades tocaron “Speed King”, un
tema para mi gusto infinitamente superior) y como no, “Black Night”, que puso
la guinda a una fabulosa actuación, eso sí, con un repertorio un poco desequilibrado.
Es una lástima que DEEP PURPLE pasen por alto la etapa Hugues / Coverdale e
incluso aquel fantástico disco de nombre “Slaves and Masters” que editaron
a principios de la década pasada con Joe Lynn Turner a las voces.

Tras casi 4 horas encerrado en el magnífico Sap Arena de Manheim, la velada
tocó a su fin y las alrededor de 10.000 personas allá congregadas marcharon
hacia sus hogares pacíficamente habiendo comprobado de primera mano el buen
estado de forma del que todavía gozan, y esperemos que lo sigan haciendo unos
cuantos años más, estos 2 dinosaurios del rock duro que son ALICE COOPER y
DEEP PURPLE.

Texto y fotos: Javi Metal / Fotos Alice Cooper: www.manheim-arena.de

Datos:Sap Arena
Manheim (Alemania)
Público: 10.000 personas
Promotor: N.D.

Día:17/02/2006

Puntuación:8