Classics: Black Sabbath – Paranoid (1970)
Si con su primer álbum homónimo ya crearon escuela, los británicos consiguieron con 'Paranoid' el éxito a unos niveles inesperados. Para muchos de sus seguidores fue el punto cumbre de su carrera, a pesar de todo lo bueno que publicaron de forma posterior.
El segundo álbum de los de Birmingham fue grabado en 1970 y logró convertirse en el primer éxito de la formación. Inicialmente iba a ser titulado ‘War Pigs’, pero la discográfica logró mediante presiones que la banda lo cambiara por ‘Paranoid’, esgrimiendo el potencial del propio tema como single. Un álbum que atesora una enorme calidad, a pesar de la edad de sus protagonistas.
Inaugura el plástico “War Pigs” (uno de los himnos absolutos de su discografía junto a temas de la talla de “N.I.B.” o “Iron Man” y “Paranoid” -piedras angulares, estos dos últimos, de este trabajo-). Una ácida crítica contra la guerra de Vietnam y sus actores. Le sigue “Paranoid” un tema compuesto por casualidad por un inspirado Tony Iommi mientras sus compañeros echaban unas birras y con el que reivindica su lugar en la formación con este legendario riff que se ha convertido en el himno más emblemático y representativo del grupo.
Ineludible en cualquier show durante su carrera y en la de Ozzy Osbourne en solitario. En tercer lugar “Planet Caravan” donde la psicodelia se apodera de un tema delicado y apesadumbrado, con un Ozzy Osbourne ofreciendo lo mejor de si mismo. Continúan con otro de sus pesos pesados “Iron Man” cuyo riff se ha convertido en uno de los más reconocidos de la historia. No hay ningún aficionado que no haya comenzado a tocar la guitarra y haya trillado este riff hasta la saciedad.
Cambiando de tercio, sobresale uno de los temas más reclamados por los fans acérrimos “Electric Funeral”. Un soberbio trabajo del cuarteto que sacar a relucir su atmósfera más tétrica y seductora. En la linea de su predecesor sigue “Hand Of Doom” donde la mano de Geezer Butler relata las consecuencias de las adicciones a la drogas que sufrían los militares que fueron a Vietnam en su regreso a casa. Sus demenciales riffs y cambios de ritmo transmiten a la perfección esas vibraciones.
Otra favorita reivindicada con tesón por muchos de sus seguidores más estrechos. Bill Ward comparte protagonismo y momento de lucimiento machacando las baquetas junto a Tony Iommi en el instrumental “Rat Salad” antes de llegar a otro de sus puntales y cierre de paso “Fairies Wear Boots”. Tonny Iommi firma un inmaculado trabajo para redondear el álbum, confeccionando un poderosos y rocoso riff que ve su contrapeso en una envolvente melodía que te captura desde el inicio. Se ha especulado mucho sobre sus letras y temáticas como un posible ataque que sufrieron de skinheads, pero parece que trata simplemente en clave cómica sobre una experiencia con las drogas que les provocó alucinaciones.
Este álbum fue numero 1 en Reino Unido y es a día de hoy el álbum más vendido de Black Sabbath. Es considerado como uno de los discos más influyentes dentro del género para muchísimos músicos y grupos. Una herencia que es palpable a kilómetros de distancia por cualquiera que haya coleccionado algunos discos del rollo.
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