Till Lindemann tuvo un encuentro con la policía rusa durante su estancia en el país el pasado fin de semana antes de su directo en Tver el 29 de agosto.

Till Lindemann tuvo un encuentro con la policía rusa durante su estancia en el país el pasado fin de semana. A pesar de las especulaciones sobre una posible detención, algunos medios han confirmado que se ha tratado de una serie de advertencias respecto a las restricciones sanitarias.

Un encuentro con las autoridades

De acuerdo con Deutsche Welle, el líder de Rammstein Till Lindemann fue interrogado por la policía rusa antes de su actuación programada en un festival durante el pasado fin de semana. El festival estaba programado para el 29 de agosto en Tver, a unos 180 kilómetros al noroeste de Moscú, y había sido previamente cancelado por presión de las autoridades.

Por su parte, de acuerdo con Interfax, el manager del vocalista, Anar Reiband, se enfrenta a cargos por violar las leyes migratorias al haber entrado en Rusia alegando que el motivo de su viaje era turístico. Algunos medios habían afirmado que Lindemann había sido detenido en su hotel por la policía rusa el pasado viernes por la noche. Bild comentó que había sido una mera advertencia por parte de las autoridades rusas respecto a algunas medidas por la covid que se tendrían que llevar a cabo durante el directo.

Problemas legales adicionales

Lindemann tiene también programado otro evento en el país, concretamente en Moscú en el Spasskaya Tower International Military Music Festival. Ya tuvo problemas con las autoridades del país anteriormente, concretamente a principios de agosto, cuando un museo ruso amenazó con demandar al vocalista debido a una venta no autorizada de un token no fungible con su imagen.

Por lo visto, el uso de estas imágenes no estuvo previamente acordado con el museo, e incluye una violación de las licencias en lo que ellos llaman “tokens ilegales”. De acuerdo con Russia Beyond, el director Mikhail Piotrovsky ha descrito el comportamiento de Lindemann y su equipo como “maleducado y cabezón”, y añade que no solo se trata de daños a los derechos intelectuales, sino también una “agresión intelectual”.

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