Las entrevistas telefónicas suelen ser una infinita fuente de aburrimiento. Al otro lado del teléfono, probablemente, un músico en calzoncillos tirado en su sofá respondiendo las mismas preguntas una y otra vez.

En este lado, un periodista aburrido de recibir las mismas respuestas de siempre, seguramente en chandal y con un gato -o dos-encima. Pero cuando te adentras en el autocar de gira de Soilwork y Björn Strid te facilita una cerveza, las cosas son distintas. Delante tienes un músico locuaz y honesto y que, además, no es perro de un solo truco. Tanto con Soilwork como con The Night Flight Orchestra el sueco toca extremos muy distintos del rock y el heavy metal que le otorgan, como mínimo, perspectiva musical.

La charla, muy distendida, tuvo lugar apenas minutos antes de que Strid tomase el escenario de la sala Salamandra de Hospitalet de Llobregat donde Soilwork eran los artistas invitados de Amorphis. En el bus no parece ni nervioso: es otro día en la oficina para él. Otro día más al frente de una de las últimas bandas que retaron los esquemas del metal tal y como los conocemos.

¿Te sorprende la longevidad de Soilwork? Son veinte años de carrera en este punto.

Me sorprende mucho. Siempre supe que teníamos algo especial pero eso no significa que el público vaya a entender lo que haces. Hay tantos factores en esto: tiempo, modas, la industria… Creo que hemos sido consistentes y constantes preservando nuestra esencia y hemos hecho de esto una especie de meta. La mayoría de nuestros fans se han ido desarrollando musicalmente con nosotros, a la par.

Soilwork Barcelona 2014

Soilwork (Foto: Sergi Ramos)

Creo que siempre ha habido un elemento troncal a lo largo de toda nuestra carrera y creo que a día de hoy seguimos teniendo sentido en lo musical. Probablemente eso es porque hemos sido terribles hombres de negocios y hemos estado muy centrados en la música todo este tiempo. Nunca hemos editado un disco solo para salir de gira y conseguir dinero porque hay muchas bandas haciendo eso hoy en día. Las bandas preparan dos o tres singles que enganchen mínimamente y lanzan discos repletos de relleno para mantener la rueda girando.

Creo que hemos sido buenos desarrollando el death metal melódico sueco. En ocasiones hemos tenido toques más pop o americanizados, especialmente a mediados de los 2000’s, pero siempre hemos mantenido un elemento que sorprendía a la gente y les retaba a seguir descubriendo.

Bandas como In Flames o Dark Tranquillity fueron quienes provocaron la última gran renovación del sonido del heavy metal. De eso hace veinte años, ¿crees que el metal está estancado?

Creo que el metal se ha quedado estancado en los breakdowns.

Exacto. Y eso es del 2000.

No puedo escuchar ni un solo breakdown más. La única banda que sabe como hacer un breakdown en condiciones es Meshuggah.

Y no son ni remotamente nuevos.

Eso es. Quizá sueno viejo y cansado. Tengo cuarenta años, pero he estado ahí a lo largo de todo este tiempo y observo estas cuestiones que planteas. Creo que el sonido de Soilwork fue uno de los culpables parciales de lo que luego vino siendo el sonido metalcore en Estados Unidos. Muchas bandas quedaron influenciadas por nosotros cuando comenzamos a girar con ellos en Estados Unidos. Por ejemplo, Killswitch Engage que son buenos amigos nuestros nos lo han admitido abiertamente. Ellos me dijeron que Soilwork significaron mucho para su sonido y creo que eso es bueno, admitirlo. Mucha música americana que he escuchado en los últimos tiempos está basada sobre los breakdowns y sobre las melodías suecas. Y no hay tantas bandas que sepan hacerlo bien. Creo que el metal está cansado de ese rollo.

Soilwork Madrid

Soilwork (Foto: Javier Bragado)

Soilwork es una banda mucho más musical y melódica que la mayoría de las bandas de metal de hoy en día. ¿Crees que tu fijación con el rock ochentero es parte de la razón?

Puede ser. Creo que, desde el principio, nosotros estuvimos muy influenciados por Carcass y su ‘Heartwork’ y At The Gates y su ‘Slaughter of the Soul’. Por otra parte estaban Strapping Young Lad y ‘City’. Ese disco sigue destacando a día de hoy. Nada suena como ese disco. Creo que eso tuvo un gran impacto en nosotros y nos hizo intentar crear algo con esos elementos como base. Por otra parte, no queríamos estancarnos como banda y hacer exactamente lo mismo. Queríamos ir más allá.

Desde el principio queríamos hacer algo diferente como banda y ha sido un viaje largo. Diría que en algunos discos hemos perdido la chispa o el rumbo, pero en los últimos tres discos hemos recuperado nuestra esencia. En “The Living Infinite”, “The Ride Majestic” y “Verkligheten” hemos conseguido darle a la banda el sonido que queremos. Lo que estamos haciendo ahora es el motivo por el que comencé esta banda con Peter Wichers. El ya no está en la banda pero esto es lo que imaginábamos.

La presión de las giras

Para cualquier metalhead de más de 35 años vosotros seguís siendo “los nuevos”. ¿Cómo valoras esto?

Es algo muy extraño. Tenemos un público muy joven y mucho chaval joven descubriendo a la banda. Imagino que en el metal necesitas esto para envejecer dignamente y especialmente no forzar las cosas demasiado a la hora de componer. La gente joven aprecia nuestro sonido porque seguimos haciendo esto con pasión y porque ven que no somos simplemente una maquina de hacer dinero. Somos una banda bastante estable y cuando ha habido cambios de formación ha sido con un sentido y las personas que han entrado han aportado algo nuevo. Ha sido un camino pedregoso, sin duda.

Soilwork Barcelona Björn Strid

Soilwork (Foto: Sergi Ramos)

¿Has pensado en dejar la banda?

Por supuesto.

¿Cuándo fue la última vez? ¿Hace dos días?

En esta gira aún no (risas). Ha sido una buena gira y estamos en un paquete que nos gusta mucho a nivel personal. Crecí con Amorphis y me encanta la banda. Es una banda que me influyó como adolescente y que escuchaba cuando iba al colegio. Yo escuchaba “Tales From the Thousand Lakes” 24 horas al día cuando era joven. La gira ha agotado entradas en un 90% de los conciertos y está yendo muy bien así que me he quejado poco. Hay un público con gente mayor, con gente joven…una buena mezcla.

Vi a la banda en Razzmatazz 2 en 2008 y éramos 150 o 200 personas. Fue, en retrospectiva, vuestra época más floja. ¿Volvéis a casa especialmente motivados para componer cuando venís de una gira como esta?

Ayuda a estar más motivados. Pero mira, con “The Ride Majestic” giramos un montón y parece que no pasó nada. Giramos tres veces en Norteamérica, dos giras europeas, Australia, Japón, los festivales… al final del ciclo de la gira estábamos secos y hartos de todo. Te soy honesto. Llegamos al punto en el que dijimos ‘¿para qué hacemos todo esto?’. La gente que tiene trabajos normales de 9 a 5 no entiende porqué hacemos esto. La gente piensa que esto es Jauja y que giras por el mundo y ya está. No entienden lo que implica todo esto.

He estado de gira con algún grupo y es todo tremendamente aburrido salvo los 40 minutos de concierto.

Exacto. El resto del tiempo es gente sentada en el backstage mirando sus teléfonos y mirando redes sociales. Si tienes un trabajo normal, por mucho que lo odies, al menos vuelves a casa al final del día. Cuando estás de gira… no, no vuelves al acabar tu trabajo.

Soilwork Barcelona 2019

Soilwork (Foto: Sergi Ramos)

¿Alguna vez has pensado en hacer un libro o similar con tu experiencia como músico en todos estos años?

Puede que lo haga en algún momento. Me habría gustado mantener un diario de todos estos años. Estaría bien que se editase una biografía de alguna banda que no esté a un nivel tan alto como las que hay en circulación. Normalmente lees biografías donde todo es siempre la misma historia. En el nivel en el que se mueve Soilwork las cosas son distintas y bastante menos glamourosas así que si…he pensado en ello y me gustaría hacerlo.

¿Qué es lo más estúpido que te ha pasado estando de gira?

Me viene a la cabeza una vez que tocamos en Finlandia. Era el último show de la gira en cuestión y el público estaba bastante apalancado. Normalmente en Finlandia no pasa eso y la gente responde bastante bien. Acabamos el concierto y volvimos al escenario para hacer los bises y le dije al público ‘tios, necesitáis comenzar a liarla, ¿queréis que toquemos otra canción?’. La gente respondió más o menos que si. Entonces dije ‘si queréis que toquemos otra canción, uno de vosotros debe enviarme 20 kilos de liquorice (regaliz salada típica de Finlandia) a mi dirección de casa. La gente se rió un poco y tocamos dos canciones más.

Dos o tres meses después mi padre me llama por teléfono y me dice que ha llegado un aviso de correos para ir a buscar un paquete y claro, no esperábamos nada y le extrañaba. Fui con mi padre a la oficina de correos, le dimos el aviso a la mujer que había y volvió con una caja sobre ruedas bastante grande. No teníamos ni idea de lo que era.

Soilwork Barcelona

Soilwork (Foto: Sergi Ramos)

Salimos fuera y la íbamos a meter en el coche sin saber lo que era. Vimos que pesaba mucho y finalmente decidimos abrirla para ver qué contenía y nos encontramos un montón de regaliz finlandesa. Alguien se lo tomó en serio y se tomó la molestia de enviarme todo aquello. 20 kilos de regaliz salada finlandesa enviados a casa de mis padres. Absolutamente brillante. Los repartimos entre vecinos y amigos porque no podíamos comernos todo eso nosotros! (Risas)

El futuro inminente

¿Qué plan tenéis tras esta gira con Amorphis?

Haremos un montón de festivales y teníamos previsto hacer Australia y Japón, aunque finalmente lo hemos aplazado a finales de año. Estamos comenzando a seleccionar nuestras batallas un poco mejor. No es que sea malo ir a Australia o Japón pero creo que tenemos que comenzar a tomarnos las cosas con más calma respecto a lo que hicimos en el ciclo de “The Ride Majestic”.

Al final las bandas tienen que dejar que el público cree demanda también. Si vienes cada año o cada dos años, la gente se cansa.

No doy nada por garantizado y no espero que la gente siempre esté ahí para nosotros. Pero si para nosotros esto no es divertido y no lo pasamos bien, todo va a quedar afectado y especialmente el show en directo. Necesitamos disfrutar de esto.

Esta gira dura cinco semanas y subimos al escenario casi cada noche. Hay días en los cuales no te apetece o, al menos, no te apetece antes del concierto. Luego subes al escenario y sucede la magia de siempre. Pero claro: tienes que contar con los viajes. En un bus de gira todo es relativamente fácil pero irse a Australia y Japón no es fácil en absoluto, créeme. Son 35 horas de viaje y luego viajas cada día de una ciudad a otra. Quiero asegurarme de que estamos en la forma adecuada antes de acometer algo así.

Björn Strid Soilwork Barcelona 2019

Soilwork (Foto: Sergi Ramos)

¿Vuelves con dinero a casa tras una gira como esta con Amorphis? ¿Es rentable?

En una gira como la de Amorphis quizá sacamos el equivalente a cuatro o cinco meses de sueldo en un trabajo normal.

¿Merece la pena?

Si, hace que todo tenga sentido. Por eso es importante empezar el ciclo de gira con una gira como esta de Amorphis. Es un buen paquete, tenemos buena relación y confiamos en ellos. Hay buenas vibraciones y, al final, cuando eso es así me olvido del dinero. Cuando vuelvo a casa es cuando me preocupo (risas). Sigo teniendo un lado inocente que me lleva a hacer todo esto por amor a la causa. Evidentemente no haría una gira si no pudiese volver a casa con algo de dinero. En absoluto. Nadie se puede permitir estar cinco meses fuera de casa y volver a cero. Tienes que seguir pagando alquiler y facturas.

Pero el buen ambiente va por delante para mi y quizá eso es inocente por mi parte. Me estreso mucho por como será la relación entre las bandas en la gira y luego digo ‘ah, hemos cobrado?’ cuando me acuerdo (risas). Luego vienen las sorpresas al final de la gira. Evidentemente suelo ir preguntando como van las ventas de merchandise, que es con lo que sobrevivimos, pero no suelo obsesionarme. Luego miro todo en global al final de la gira. Durante la gira quiero sentirme bien y no agobiarme. Es lo más importante.

¿Como te afectan las redes sociales cuando estás de gira? Tienes comentarios, positivos y negativos, de cada concierto que acabas de realizar en cualquier ciudad. ¿Los sueles leer? ¿Te condicionan?

No, no leo nunca los comentarios cuando estoy de gira. Simplemente no me interesa. Solo me interesa el show: que sea bueno, que la gente se lo pase bien y que sientan que han gastado bien su dinero. Quizá suena pretencioso pero esa es mi prioridad. Si te metes en las redes sociales y pones una foto del show de anoche, habrá alguien que deje un comentario negativo. O la gente comenzará a decir ‘venid a México, venid a Argentina’ y todo eso. ¿Para qué me voy a molestar en leer todo eso? Lo que me importa es el cara a cara cuando estoy sobre el escenario.

Sergi Ramos