La historia de Magna Carta Cartel va íntimamente ligada a la de Ghost. Una banda clave en la génesis del coloso sueco que ahora edita nuevo disco y cuyo líder, Martin Persner, habla sin complejos sobre su andadura en la banda.

Magna Carta Cartel es una de las bandas clave dentro de la génesis de los exitosos Ghost. Formados en el año 2006 por Martin Persner y Simon Söderberg como guitarristas y vocalistas y con Tobias Forge como guitarrista y bajista, el grupo es una de esas formaciones sin las cuales no se termina de entender el origen de las cosas. Del mismo modo que Repugnant o Subvision, Magna Carta Cartel fue otra de esas misteriosas bandas a las que los fans de Ghost llegaron cuando el anonimato no daba muchas pistas y a partir de ahí fueron trazando la línea cronológica de una historia que aún no se había explicado.

Pero cuando Ghost arrancaron de verdad en 2010, Magna Carta Cartel quedaron en la estacada pese a haber editado un EP (“Valiant Visions Dawn”, 2008) y un disco (“Goodmorning Restrained” (2009). Martin Persner pasó a ser el guitarrista del coloso sueco del hard rock ocultista y el éxito llegó con cierta celeridad. Hasta que en 2016 todo se torció y los miembros comenzaron a entrar y salir.

“No nos llevábamos bien” admite Persner en la entrevista que realizamos recientemente. Tras eso llegaría una desafortunada querella orientada de varios ex-miembros de la banda contra Forge de la que Persner decidió no ser parte. Y en medio de toda la vorágine, “Prequelle”, el single “Dance Macabre”, giras por arenas y el éxito consumado de una banda que estaba llamada a llegar lejos.

Tras un descanso aderezado por el single “Sway” (2017) y “The Sun & The Rain” (2018), Persner se puso a trabajar decididamente en reubicar a Magna Carta Cartel en la escena tras el huracán Ghost. Lo hace con un disco de larga maduración como “The Dying Option”, editado este año 2022. Ahora Persner cuenta toda la historia de cómo sucedieron las cosas en Ghost y, también, porque no quiso querellarse contra el que era su amigo.

Te ha llevado unos cuatro años volver a editar material de estudio con Magna Carta Cartel. ¿Te ha costado encontrar la inspiración durante estos tiempos convulsos?

Hay canciones en éste disco que tienen diez o quince años. Algunas llevan muchos años en mi carpeta de demos. Empezamos a trabajar éste disco hace seis años pero no lo empezamos a grabar hasta 2019. Lo que pasó es que estuvimos cuatro o cinco meses grabando y entonces llegó el Coronavirus. Justo teníamos que empezar a mezclar el disco y decidimos tomárnoslo con calma. Seguimos trabajando más en algunas de las canciones y regrabando algunas partes durante un año y medio aproximadamente.

El disco tiene un título bastante pesimista.

Es un significado ambiguo. Puedes interpretarlo como “la opción de morir” o “una opción mortal”. Es negativo si quieres que lo sea, pero es más bien un juego de palabras. Está abierto a interpretaciones. La manera en que veo “The Dying Option” no es como “la opción de matarte o suicidarte” sino como estar perdiendo tu oportunidad de algo.

Es un gran disco de pop, realmente. ¿Tenías algo concreto en mente cuando comenzaste a trabajar en el disco?

Teníamos una idea de cómo queríamos que sonase, pero no era una banda concreta lo que teníamos en mente. Queríamos algo muy potente en la batería, un bajo contundente….y guitarras y voces pop. Nos consideramos una banda de pop-rock, no una banda de rock duro. Estuvimos escuchando el material antiguo de Simple Minds, el “Black Album” de Metallica, Enio Morricone, música disco italiana antigua o Vangelis. 60’s, 70’s, 80’s, 90’s… todo servía.

¿Ha desaparecido el miedo a emplear sonidos pop en contextos de rock definitivamente? Un disco como éste, en 1986, habría implicado cárcel.

La verdad es que no. Si miras a las grandes bandas de rock americanas hoy en día suenan todas similares. Exceptuando el sonido de la voz, que te permite identificar quién es cada cual, todo lo demás suena bastante parecido.

Lo que me preocupa es que todo suena parecido. Me cansan las reglas y leyes del metal (y del pop, claro). No creo que el público sepa qué hacer con nosotros si no nos conoce. Quien espera rock, quizá se decepciona porque somos muy pop. Y quien espere pop se va a decepcionar porque es muy duro. La gente tiene una necesidad extrema de meter las cosas en sacos concretos. Yo también lo hago, todos somos culpables.

No diría que la gente es más abierta en sus gustos, más bien todo lo contrario. La gente te dice ‘suenas a prog’, ‘suenas a pop’…y yo pienso “no escucho nada de eso”. Es divertido cómo la gente hace sus propias interpretaciones de nuestra música.

Lo que si es cierto es que, hoy en día, puedo hablar con un metalhead y seguramente también escuche algo de pop porque lo tiene fácilmente a su alcance a través de Spotify. No tiene que comprar un disco. Los gustos musicales y las influencias son un poco más amplias que antes pero no creo que la gente escuche a bandas que no encajen dentro de las etiquetas que prefieren.

Es divertido que menciones a las bandas de metal americanas y digas que todas suenan igual. De hecho existe el término “Dad Rock” para referirse a todos esos grupos como Five Finger Death Punch, Disturbed y similares.

He escuchado ese término y tiene todo el sentido. ¿Que edad tienes tú Sergio?

38 años.

Yo cumplo 42 en una semana. No soy un padre, al menos aún no. Lo que observo es que hoy en día el rock no es algo de gente joven. No es música para luchar contra la opresión ni nada por el estilo. Si observas los festivales de metal, los asistentes son gente crecidita. No me sorprende que se hable de “Dad Rock”.

Es más, parece que hay una competición por ver cuál es la banda con el sonido más grueso, con la producción más brutal y todo eso. Volvemos a aquello de las ‘loudness wars’. Todo está masterizado hasta el límite de lo que podemos tolerar sónicamente para que genere impacto. Creo que hay una generación que simplemente quiere nuevas canciones con sonidos similares. No quieren descubrir algo nuevo, quieren escuchar canciones distintas con los mismos sonidos que les son familiares.

“The Dying Option” fluye y respira. En los años ’70 y ’80 la melodía tenía un lugar en la música rock o rock duro, pero la mayoría de bandas de rock duro actuales solo buscan el impacto físico, la agresión, el golpe de graves en el estómago, que estampes tu cabeza contra la valla del público y te vacíes de energía. Es como ir al gimnasio.

Estoy de acuerdo en eso. Cuando apareció el nu-metal hace 25 años no fui nada fan de ello. Eran adolescentes cabreados -como ha sido siempre desde los Beatles a los Sex Pistols. Pero en aquel entonces el rollo era ‘vamos a romper cosas’, ‘somos raros’. ¿Porqué? ¿Con qué finalidad? ¿Qué quieres conseguir? ¿Porqué eres raro? Era como un movimiento autosuficiente que me avergonzaba. Se esforzaban tanto en no ser una parte de la sociedad, en ser outsiders…y era como ‘guay, que quieres decirme con esto?’.

¿Has visto el documental de Woodstock ’99?

No, ¡no lo he visto!

Pégale una ojeada. El resumen es un montón de chicos blancos cabreados que están deseando destrozar cosas por el mero hecho de poder hacerlo. Hasta que alguien les da la señal y ese alguien es Fred Durst de Limp Bizkit. Volviendo al tema: vivimos en una de las épocas más cómodas de la historia, pese a las desigualdades, sin embargo estamos encantados de estar enfadados con todo.

Probablemente porque no tenemos ninguna salida para nuestro enfado. En el pasado podíamos ir al pueblo de al lado y estrangular a alguien pero hoy en día como mucho vamos a un partido de futbol y nos tomamos una cerveza en el estadio. Los deportes de equipo, como el futbol, se han convertido en algo que no tiene nada que ver con apoyar a tu equipo, sino en odiar al equipo contrario. Es comprensible. Somos humanos. Necesitamos vías de escape.

¿Hay algún gran mensaje en las letras del disco?

Ni eso. Cuando compongo letras me lo tomo como componer poesía. Así de ridículo. A veces hasta muchos años después no leo la letra y pienso ‘ah, ahora entiendo lo que quería decir’. En el momento salen las palabras de mí pero no siempre sé exactamente el porqué. No siempre me siento con una idea clara sobre la temática de una canción. De hecho, en el anterior disco solo dos canciones cumplen con esa premisa. Lo demás es poesía: yo intentando describir a mí mismo sentimientos que tengo. No te sabría decir de qué van las canciones porque difícilmente lo sé yo mismo.

Lo que si te puedo decir es que el tema título es una reconfortante serenata que te recuerda que no debes tomar decisiones impulsivas. A veces es difícil ser humano. Probablemente vivimos en la mejor parte del mundo y en el mejor momento de la historia pero a veces eso no es suficiente. Creo que es algo común para mí o la gente que me rodea.

¿De qué va “Darling”?

Es sobre mi ex-novia. Esa y “Valkyria” y “Sleepy Eye June” – que compuse hace catorce años- son sobre exnovias mía. Bueno, son un poco abiertas. Podría aplicársela a otra persona dentro de un tiempo (risas).

Mucha de la atención derivada hacia Magna Carta Cartel ha venido derivada de tu paso por Ghost, algo que has podido capitalizar en buenos números de streaming en Spotify. ¿Te reconforta pensar que tu tiempo en Ghost ha ayudado a la banda a darse a conocer o te pesa de algún modo?

La manera en que lo veo es que la gente no tendría ni la menor idea de quién somos si yo no hubiese estado tocando la guitarra en Ghost hace unos años. Dicho esto, estaría muy feliz si mucha gente nos hubiese descubierto sin saber ese detalle. Pero en éste momento de la vida he de ser realista y admitir que quien nos conoce más allá mi circulo de familia y amigos lo hace porque estuve en Ghost. Así de simple.

La gente piensa que queremos hacer lo mismo que Ghost a veces y no es la intención en absoluto. Hay gente que busca elementos propios de Ghost en nuestra música. No es algo que me moleste. Es uno de los puntos de marketing que tenemos. No lo uso tanto como debería porque quiero que la banda brille por sí misma y no estar gritando que estuve en Ghost todo el tiempo. No estaría aquí hablando contigo si no hubiese pasado por Ghost. Es así de sencillo. No tendrías ni la menor idea de quién somos.

¿Mantienes relación a día de hoy con Tobias Forge?

No mantengo relación con ninguno de los músicos con los que tocaba en Ghost, la verdad, más allá de un saludo ocasional. Es como que pasamos tantos años juntos y tan cerca… Imagina que vives en un pequeño apartamento con seis o siete amigos. Tras ese tiempo, te irrita absolutamente todo lo que hacen. Todos nos cansamos de todos. Pero se que probablemente recuperemos el contacto antes o después, ya que algunos vivimos en la misma ciudad y nos encontramos. No tenemos un contacto específico ni nos llamamos para explicarnos cosas.

Recuerdo un titular en el que decías que te fuiste de la banda porque “algo horrible sucedió”.

Oh, lo dije dentro de un contexto y el tema de los titulares y el clickbait funciona como funciona. Sale la palabra ‘horrible’ y todo el mundo se lanza a por ella. Simplemente dije que ‘fue horrible’ dejar la banda, que fue un mal momento. Simplemente no nos llevábamos bien ya. Y no nos llevábamos bien desde hacia años, pero llegamos a un punto en el que teníamos que ir por distintos caminos.

Ghost es el ejemplo de una banda que alcanza el éxito cuando sus miembros están instalados casi en la mediana edad, lo cual evita muchas decisiones estúpidas que tomaría alguien de 22 años con éxito. ¿Crees que Ghost fue el último intento de Tobias para conseguir el éxito? ¿Crees que había cierta ansia por controlar la banda para poder dirigir ese éxito incipiente a su manera?

No se si era su último intento. Es fácil decirlo ahora pero si Ghost hubiesen fallado, Tobias habría puesto en marcha otra banda uno o dos años después. Fue la última vez en que tuvo que intentarlo porque la banda ha tenido éxito.

Creo que la banda llegó al éxito porque éramos adultos. Si hubiese sucedido cuando teníamos 20 años, habríamos echado todo a perder. Habríamos bebido demasiado, habríamos ido de fiesta demasiado, etc. Me gusta pensar que lo que pasó es que fuimos muy inteligentes. Nos dieron un ticket de oro para la fábrica de chocolate, si, pero lo supimos aprovechar de la mejor manera posible.

Sabíamos que las probabilidades de que la banda despegase eran escasas. Eramos una banda rara con música extraña y aspecto extraño. Pero quedó claro desde el primer día que a la gente le gustaba. Fue extraño pero lo supimos encarar de manera inteligente. Fuimos muy cautos. No fue algo casual, no dijimos “a ver qué sucede”. Hacíamos reuniones constantemente. Tengo montones de documentos digitales y físicos sobre reuniones que hacíamos y las cosas que decidíamos: cuales deberían ser los símbolos, qué debíamos decir en las entrevistas, etc.

Hablabas de un “ticket dorado”. Está claro que Ghost han crecido de una manera rápida -para lo que son las cosas hoy en día. Han pasado de ser una banda de culto en Myspace a encabezar festivales y arenas en cuestión de cinco o seis años. La banda tuvo desde el principio un posicionamiento tremendo, con muchos artistas de ciertos entornos y agencias hablando maravillas de la banda. Independientemente de la calidad musical de Ghost ¿hubo una estrategia concreta de algunos elementos de la industria de la música para posicionar al grupo rápidamente? ¿Hubo alguien que invirtiese grandes cantidades de dinero en ese sentido?

Bueno…las mayores cantidades de dinero y riesgo fueron soportadas por la banda. La banda no empezó a ganar dinero hasta 2016 o 2017 incluso. Todo el dinero que entraba se reinvertía en producción y en mantener la banda en pie. El primer disco salió con Rise Above pero para el segundo ya teníamos ahí a Loma Vista Records -que a fin de cuentas es Universal. No son gente estúpida. Saben lo que hacen. Tienen estrategias.

Pero hasta donde yo recuerdo nunca se sentaron con nosotros a planificar estrategias o a marcarnos lo que debíamos decir o hacer. Nunca interfirieron con eso. Fueron ellos, Rick Sales como manager y las agencias de contratación. Desde muy pronto tuvimos a John Jackson trabajando a la banda en Europa. El sigue siendo el agente que construyó a Metallica y Iron Maiden así que sabe lo que se hace. Sabían como construir a Ghost. Vieron el potencial y lo aprovecharon porque estaba en sus mejores intereses.

Escogiste no ser parte de la querella contra Tobias Forge en 2017. ¿Por qué?

Mi opinión es que… me repugna todo el rollo de celebridad y cotilleo que vino asociado a ello. Por mucho que me haga gracia escuchar con quien sale Harrison Ford hoy en día – si es que sale con alguien, no se, lo mismo está casado- o por mucho que sea curioso, en el fondo me parecía repugnante meterme en toda esa vorágine. No quería aportar mi grano de arena o exponer mis hechos. No quiero que la gente sepa esas cosas, no son de su incumbencia. Era un juicio abierto así que todo lo que se decía aparecía en todas partes. Estaban mis emails, mis conversaciones con Tobias…me pareció innecesario.

Además, sabía bien que daba igual quién saliese como vencedor en ese juicio: todo el mundo perdía. Los fans de Ghost, aunque vean algo que no está bien de Tobias, seguirán escuchando a la banda y les dará igual lo que pasó. Los que estaban del lado de Simon y los otros chicos de la banda dirán “ah, no fue así” y mirarán hacia el otro lado. La gente no acepta los hechos. Los juicios como ese no van de lo que sucedió o dejó de suceder, van de ganar el juicio y que todo el mundo obtenga su parte. No tienen nada que ver con la verdad, sino con ganar. Es un teatro.

Si me hubiesen pedido que explicase mi historia desde el primer día que entré en la banda, lo habría hecho, pero eso daba igual. Nadie iba a escucharlo. ¿Cuál era entonces la finalidad? ¿Para qué ser parte de eso? Me repugnó profundamente todo el asunto.

El anonimato de Ghost probablemente fue uno de los aspectos clave de la imagen de la banda. ¿Te era beneficioso poder pasar desapercibido?

Siempre fue cómodo. Nunca tuve problema con ello. Yo ni tenía un instagram. No ponía fotos diciendo “estoy en San Francisco, no os imagináis lo que estoy haciendo” y cosas así (risas). Algunos de los chicos tenían la necesidad de revelar que estaban en movimiento: “hoy estoy en Alemania”, “mira, hoy estoy en Suiza” con la gente diciendo “ah, ¿que debe estar haciendo?”. La gente que quería saber quienes éramos lo supo igualmente, sin decirlo. Nunca tuve problema con ser anónimo. Me encantaba. Y llevar la máscara y todo. Era guay.

¿Qué recuerdos tienes de tu paso por España?

Recuerdo la primera vez que tocamos en un festival en España. Fue la primera ocasión en que llevábamos nuestras túnicas blancas. No habíamos podido probárnoslas antes y no acababan de encajarnos bien. Desde entonces he ido muchas más veces a España pero nunca he tenido mucho tiempo para explorar. He estado en Barcelona unas cuantas veces pero siempre ha sido breve, porque tenía que tocar en algún lugar. Al final ves el catering del concierto y poco más.

El último recuerdo que tengo es cuando tocamos en Barcelona y Madrid en 2015 y me pasé el día durmiendo porque habíamos estado de fiesta la noche anterior. Salí del bus, me sentía como una mierda, toqué en el concierto y volví al bus. Eso fue España para mí (risas). Creo que salimos a un pub…

Probablemente fue el Hell Awaits, que está al lado de Apolo, donde tocasteis en 2015.

Probablemente fue ese. Creo que estuvimos un par de días. Ni me acuerdo realmente. Si me siento y me esfuerzo, quizá me acuerdo.

¿Cuál es el mejor rumor que jamás escuchaste en todos aquellos años de anonimato en Ghost?

Bueno… los rumores que más me gustaban no eran sobre quién estaba en la banda sino sobre porqué lo hacíamos o si realmente éramos gente religiosa. La curiosidad que había sobre lo que pasaba entre bambalinas me parecía divertida. O esas disertaciones de profesor en internet. Pero lo disfruto incluso más hoy en día cuando la gente habla de “lo que pasó en Ghost”. Es todo tan estúpido. Veo a gente exponer toda la información en redes y yo pienso “no tienes ni idea, yo estaba ahí”. Supongo que el misterio es bueno para todo el mundo. Que sigan hablando. Yo me beneficio de ello en cierta manera.

Espera, hubo uno muy bueno. Tocamos en Hellfest una de las primeras veces. Danzig habían cancelado su concierto por algún motivo y nos dieron su posición en uno de los escenarios grandes entrada la noche. Cuando acabé de tocar fui al bus o al camerino y había un amigo mío sueco que estaba hablando un francés y hablaban de Ghost. Y el francés estaba furioso sobre esa mierda de banda llamada Ghost. Así que me uní a la conversación y estuve un buen rato poniéndome a parir. El tío decía “¿pero has visto al batería?” y yo “si, si, era terrible”. Y entonces decía “¿y el de la guitarra negra? Todo el mundo dice que es un gilipollas” y yo respondía “ah si, he oído hablar de ello también”. Fue maravilloso. Fue genial hablar mierda de mí mismo.

¿Vas a girar con Magna Carta Cartel o vas a esperar a que baje el souffle de la inflación?

Vamos a girar pero, como dices, la logística es compleja. Incluso el Covid está volviendo a sacar la cabeza en lugares como Alemania, que es uno de nuestros principales mercados. Saldremos de gira en 2023 pero no sabría decirte cuando y cómo. Está siendo difícil cerrar cosas por la incerteza, el Covid, la guerra y todas esas cosas. No hemos tocado en directo desde 2019 y creo que va siendo hora.

¿Qué canciones del nuevo disco pueden funcionar mejor en directo? Lógicamente “Darling”, “Silence” o “Savantgarde” son singles ideales.

Las dos canciones más complicadas para el directo son precisamente “Darling” y “Silence”. No se cómo las vamos a hacer sonar. “Arrows” es una canción que tocaremos. “Savantgarde” también. Incluso “The Dying Option”. Estamos ensayando ahora con un nuevo guitarrista y veremos qué sucede.

¿Te sueles fijar en cómo los fans escuchan las canciones en Spotify? Sus hábitos de abandono, etc.

Me gustaría poder fijarme en eso pero no tengo ni idea. Me uso a mí mismo como público para ver qué funciona y qué no. Para saber qué parte debería cortarse o alargarse. No suelo fijarme demasiado en cómo la gente escucha nuestra música. Además, tengo un trastorno grave de déficit de atención así que soy tremendamente impaciente. Soy un gran banco de pruebas para comprobar el interés del público: si yo pierdo interés es que todo el mundo va a perderlo (risas).

Los pasajes musicales de Magna Carta Cartel no parecen muy indicados para sonar a través de los sistemas de sonido de recintos terribles ubicados en naves industriales que se definen como salas de conciertos. No me jodas, pierdo el sueño con eso. Va a ser muy difícil presentar a la banda como me gustaría presentarla. Tendremos que repensar algunas canciones o repensar la manera en que las tocamos. Tendremos que darle una vuelta. Será complicado. No somos Pink Floyd de 1994 con un escenario de 100 metros de largo y un sistema de sonido cuadrafónico. Sé que será difícil. Gracias por recordármelo.

Sergi Ramos