Cradle Of Filth: “El ‘Black Album’ de Metallica no me pareció demasiado bueno cuando salió”
Dani Filth ha bajado -y mucho- de revoluciones desde que se convirtió en el enfant terrible del metal a mediados de los '90.
Eran los tiempos en los que Cradle Of Filth editaban los discos que darían forma y empaque a su carrera: “Dusk…and Her Embrace”, “Cruelty and the Beast”… y la polémica iba siempre de la mano con ellos. Ahora, desde la perspectiva que ofrece una carrera de tres décadas y haber pasado por todos los altos y bajos del negocio, Dani Filth es un tipo mucho más reflexivo, aunque ocasionalmente efervescente. Sergi Ramos habla con él sobre el nuevo trabajo de la banda, “Existence Is Futile”, las dificultades de los dos últimos años y los planes de la banda para el futuro.
El título del nuevo disco, “Existence is Futile”, es bastante apto en tiempos actuales. ¿Cómo han influido las circunstancias recientes en la composición del nuevo disco?
Queríamos movernos hacía adelante tras los dos últimos discos. “Hammer of the Witches” fue un disco vagamente basado en la persecución de brujas instigada por Heinrich Kramer, mientras que “Cryptoriana” estaba basado en la fascinación de la era victoriana con lo macabro, lo sádico, el espiritualismo y etcétera. Queríamos tener una temática no más futurista pero sí más corriente.Eso se extrapola a la calidad del sonido, al tono general del disco, vaya.
El nuevo disco habla del miedo a lo desconocido, del aliento de la vida cuando estás en las garras de la muerte, lo incierto de nuestros destinos y la carencia de significado de la vida en sí misma. No es un disco abiertamente nihilista, porque muestra un rayo de esperanza en el título. Si la existencia y la vida no tienen una meta definida, más allá de ese presunto ticket dorado al cielo, vamos a disfrutar de ella mientras estamos aquí. Creo que ese es un mensaje muy potente.
El título está muy influenciado por haber estado tres años en la carretera y haber estado en todas partes. Evidentemente, cuando estás tocando shows en grandes ciudades es bastante desalentador y todo el tiempo tenía la sensación de que íbamos hacia un cataclismo de algún tipo: no tenía claro si era el fin de los días, el armageddon, la venganza de nuestros ecosistemas enfermos debido a las emisiones de gases… no sabría decirte, pero tenía la sensación de que venía un cambio de temporada, por así decirlo. Tras leer a gente como Nietzche y otros autores supe que ese era un buen camino para el disco. Cuando escuché el material supe que era un disco del presente y moderno.
Ahora tienes 48 años creo. ¿Cómo afecta tu propio crecimiento a esa visión más nihilista de la vida?
Al pasar de vivir en pueblos de mi región, Suffolk, a visitar grandes ciudades con mucha más gente y ver cómo funciona el mundo… bien, creo que es lo mismo que le pasaría a cualquiera. Te diré que el disco está compuesto justo antes de la pandemia. Lo acabamos, mayoritariamente, al acabar la gira el 1 de noviembre de 2019. Antes de los confinamientos habíamos conseguido grabar las baterías y las guitarras, lo cuál fue muy apropiado teniendo en cuenta el nivel de restricciones que tuvimos. Sé que en España también fue muy grave. Mi ex-novia era española y me tenía al día sobre lo que estaba pasando en vuestro país.
Ella vivía en Madrid por entonces y me explicaba que la policía estaba patrullando continuamente y cosas así. El caso es que la grabación del disco fue muy tranquila: el productor y yo con la participación ocasional de nuestra teclista, nuestro bajista…de hecho, ni trajimos a nuestro segundo guitarrista, Ashok, al estudio hasta cinco meses después de que se grabasen las baterías. Las restricciones no nos lo permitían.
Trabajábamos la mitad del día. Solo se te permitía desplazarte para trabajar y no había negocios abiertos en ninguna parte así que lo único que podía hacer era trabajar. En el estudio teníamos unas vistas espectaculares del campo en Suffolk y tuvimos mucho tiempo para evaluar las canciones, analizarlas, quitar y poner cosas y trabajar en el disco con el lujo de tener tiempo. Nadie estaba metiendo prisa: ni una gira, ni la discográfica ni el management. Fue una experiencia placentera y una que no se va a repetir más si el mundo vuelve al punto en el que estaba. No sé en tu zona pero aquí en Inglaterra ya no tenemos que llevar mascarillas ni nada por el estilo. Hemos asumido el hecho de que debemos vivir con el virus, del mismo modo que el virus ha asumido que debe vivir con nosotros y va mutando.
Creo que el mundo volverá a su caos habitual. Esto nos ha venido bien a todos -excepto a la gente que ha muerto (risas). Esto nos ha permitido mucho tiempo para reflexionar y darnos cuenta de que quizá lo que teníamos nos gustaba más de lo que pensábamos. Quizá es momento de dejar de preocuparse de aquellas cosas que uno no tiene y centrarse en las que tiene. Pero ese es tan solo mi punto de vista.
Hubo muchos comentarios al estilo “saldremos mejores de todo esto” como humanidad. Creo que vamos hacia escenarios incluso peores (risas).
Eso pienso. Tomemos nota de lo acaecido pero… para entonces yo creo que habré sido mayormente olvidado.
En el caso de Cradle of Filth ¿cómo lidiasteis económicamente con la situación? ¿Os pilló bien situados?
Tuvimos suerte porque acabábamos de volver de una gira de tres años así que, financieramente, estábamos en un buen momento. Durante la pandemia estuvimos explorando otros conceptos: sacamos una cerveza, tenemos una ginebra en camino y otra cerveza, sacamos paletas de maquillaje, desarrollamos una línea de cómics y juguetes que saldrán en un tiempo, yo hice colaboraciones con varias bandas… no había muchos sitios donde gastar el dinero además de Amazon así que sobrevivimos bastante bien. Nos mantuvimos ocupados. Es decir, como siempre, pero algo más relajados.
Has tenido muchos cambios en la formación de la banda a lo largo de los últimos 30 años. Pero desde “Hammer of the Witches” la banda ha tenido un cierto renacimiento musical y comercial. Más allá de los procesos de audición y selección de nuevos músicos ¿crees que esa renovación mantiene a la banda fresca y relevante? ¿Cómo vives el proceso de sumar nuevos miembros a la banda?
Savia nueva es savia nueva. Cuando entra alguien nuevo en la banda intentamos asegurarnos de que conozca el grupo, que sean fans de la banda previamente. Ese renacimiento comenzó cuando nos vimos en una posición en la que ambos guitarristas de ese momento abandonaron la banda justo antes de una gira con Behemoth. Paul Allender (ex-guitarrista) no quería salir de gira y James McIlroy tuvo un problema en el cuello que le previno de poder girar. Nos veíamos obligados a tomarnos un descanso o meter dos nuevos guitarristas y salir adelante. Hicimos la gira y al final vimos que se habían integrado perfectamente en la banda y que estábamos mejor que antes.
Hace un par de años, al final de la última gira, Lindsay Schoolcraft (teclados) decidió marcharse de la banda. Pasábamos mucho tiempo fuera y si teníamos una ronda de festivales, al ser de Canadá, ella no podía ir y venir todo el tiempo, sino que tenía que volar a cada festival y quedarse por otras ciudades entre un concierto y otro. No podía ir a casa y eso le estaba afectando mucho. Anabelle Iratni, nuestra nueva teclista, tuvo que mantenerse en el anonimato durante un año y medio. Cuando hicimos el streaming en mayo de 2021 la presentamos pero tuvo que pegarse un año y medio sin revelar que había entrado en la banda y evitando las preguntas.
Anabelle formaba parte de mi otra banda, Devilment. El grupo se tomará un descanso durante una buena temporada porque Cradle nos van a tener muy ocupados con éste nuevo disco. Yo ya la conocía y ha podido contribuir con muy buenas ideas en el estudio. En ese aspecto, cuando hablamos de sangre fresca, ella es un buen ejemplo.
Durante una temporada a la gente estaba enfatizando mucho la importancia de los shows en streaming como apuesta para el futuro, evitando las grandes congregaciones de gente en un espacio cerrado. ¿Cómo fue la experiencia para Cradle of Filth? ¿Es algo que repetiríais en un futuro?
A nosotros nos salió bien pero nos gastamos mucho dinero en hacer una gran producción escénica y nos la jugamos económicamente hablando. Le echamos mucho tiempo y, si te das cuenta, no hemos hecho otro porque, entre otras cosas, en breve nos vamos de gira a Estados Unidos durante un mes. Empezamos el 1 de octubre pero volamos cuatro días antes para ensayar en Dallas, Texas. Tras eso tenemos un gran show de Halloween en Londres que intentamos realizar cada año. El penúltimo show que realizamos fue en el London Palladium y fue gigantesco, con una enorme producción. En éste le vamos a dar un toque de casa encantada y lo haremos en un recinto muy famoso llamado Roundhouse donde caben 2000 o 3000 personas. Ese será nuestro show de “vuelta a casa”.
El año que viene queremos ir a Romania y le hemos pedido a nuestro management que mire las opciones para hacer un show en un castillo en Transylvania. Queremos hacer un especial con ‘Dusk and her Embrace’ y algunas favoritas de los fans. Es un poco lo que queremos hacer en Estados Unidos en ésta gira, tocando el show de “Cruelty and the Beast” y algunos temas más. Quizá lo de Transylvania termina siendo otro livestream. Ya veremos.
Nos la jugamos con el show en streaming porque tuvimos que hacer volar a varias personas en un momento muy crítico para los desplazamientos, donde la gente debía hacer cuarentenas durante diez días. Lo mismo sucedió con los videoclips que hemos grabado para los nuevos temas, “Crawling King Chaos” y “Necromantic Fantasies”. Son situaciones en las que hemos de juntarnos todos, hacer cuarentenas, y aprovechar el tiempo y el espacio para hacer las cosas rápido y con una precisión casi militar.
Creo que el livestream fue entretenido y muy visual. Teníamos mucho espectáculo, no solo nosotros tocando con dos focos. Teníamos un equipo completo de producción más allá de las luces y el sonido, sino que teníamos pirotecnia, teatralización y demás. No sé muy bien si volveremos a hacer uno pero ha de ser algo especial. El factor de la novedad si hacemos uno al año, a lo grande, puede funcionar. Ya veremos.
¿Qué te ha molestado más como músico en éstos tiempos de pandemia? En España, la cultura ha quedado relegada a un papel de lujo innecesario para la sociedad durante todo éste tiempo y los músicos se han visto ninguneados dentro de todo el marco de restricciones, por ejemplo.
La primera mitad de todo el proceso no me disgustó. Que algo frenase a la humanidad una temporada y se hiciese algo así como una ‘limpieza’ podía tener su encanto, pero el tema comenzó a cansar a lo largo de 2021. Aunque teníamos el livestream y tocamos en Bloodstock (tuvimos que cancelar en el festival de Alcatraz), la primera mitad del año me resultó un poco cansina.
No es algo musical pero hace un par de semanas tenía que ir a Rusia de vacaciones con mi novia. Nos íbamos a quedar en la casa de la playa que sus padres tienen en el mar Negro. Ella sigue ahí. El caso es que fuí al aeropuerto y habían cambiado las normas para entrar en Rusia mientras estaba ahí, así que no podía hacer nada. Eso me tocó los cojones. Perdí todos los planes y la posibilidad de hacer las vacaciones que tenía en mente. Me dijeron “pero solo tienes que hacerte un test PCR y hacer cuarentena durante 14 días”. Claro, pero es que 14 días era el tiempo que iba a estar y no podía alargarme ni uno más, porque tenía entrevistas, promoción, ensayos y demás. En fin.
En cuanto a la música lo que más me ha jodido ha sido no poder tocar shows en directo, no tener una entrada de dinero habitual como antes y tener que estar retrasando el disco para poder editarlo cerca de los conciertos. El disco estuvo listo unos días después de Halloween 2020. Llevo un año esperando para sacarlo pero claro, no puedo ir de gira para apoyar su edición así que ¿para qué editarlo?
Nuclear Blast ha sido comprada por el conglomerado francés Believe Music Group. ¿De qué modo afecta eso a Cradle of Filth?
No nos ha afectado lo más mínimo. Tenemos un gran management e incluso recientemente hemos añadido a una firma de publicidad en Estados Unidos para reforzarnos aún más allá de lo que hace Nuclear Blast. Nuestro management lo ha mantenido todo a raya y nuestra relación con el sello incluso ha mejorado desde la compra.
¿Cómo vais a afrontar la gira americana teniendo en cuenta el constante riesgo de cancelación de shows?
Espero que no se cancele ningún show. Vamos a hacer equilibrismos. La idea es que nadie vaya al bar después de los shows y que todo el mundo sea vigilante a la hora de cuidar de sí mismo. Va a ser divertido porque estaremos en la carretera, es América y no hemos tocado en directo en un montón de tiempo, pero tenemos que ser conscientes de que no podemos despistarnos mucho. No será la gira en la que vayamos a Disneyland en un día de descanso. Será un mes duro de trabajo pero tengo muchas ganas. Si se cancela y me he de ir a casa de nuevo me voy a comer mis propios labios de desesperación.
Justo en estos días se conmemoran los 30 años del “Black Album” de Metallica. Se editó en el mismo año en que Cradle of Filth daban sus primeros pasos como banda. ¿Qué opinión te merece desde la perspectiva del tiempo?
“El ‘Black Album’ no me pareció demasiado bueno cuando salió. No me pareció un gran disco de thrash. Una noche fui a una fiesta en una colina, con una hoguera, todo el mundo borracho y gente alrededor del fuego con música sonando. Alguien puso el nuevo disco de Metallica por entonces y entonces me di cuenta de lo que estaban haciendo con su sonido y su música. Con el advenimiento del grunge, Metallica fueron la única banda que se mantuvo más o menos cercana a su formato original. La mayoría de bandas de thrash hicieron discos muy raros en ese periodo – Testament, Kreator, etc- pero Metallica entendieron bien el momento, la producción y el estilo compositivo que necesitaban para ese disco. Tiene un gran lugar en la historia y catapultó a Metallica mucho más allá.
Esperaba canciones rápidas como ‘Dyer’s Eve’ pero creo que ya compensaron eso con ‘Garage Re-re-re-re-visited. Pero sí, es un gran disco. Con el tiempo he aprendido a apreciarlo más, pero es que entonces era un thrashhead de la hostia. Estaba más metido en bandas underground de thrash y explorando la escena emergente de black y death metal. Cuando las cosas se pusieron feas con el grunge, Metallica fueron el único bastión que quedaba defendiéndolo todo. El resto de bandas se ocuparon de intentar seguir la moda que venía de Seattle.
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