Asia: XXX

Los maestros Asia siguen editando discos con regularidad. “Phoenix” y “Omega” demostraron que siguen más que vivos y que tienen todavía muchas cosas que decir. Esos discos contenían algunos cortes muy buenos y un listón muy alto en composición, pero es que en “XXX” han tirado la casa por la ventana… Todos y cada uno de los temas que encierra están a un nivel superior. Me atrevería a decir que es uno de sus mejores tres discos, algo casi absurdo, pues esta gente dio el campanazo a principios de los 80. Pero sólo hay que pinchar el disco para ver que lo que hay aquí se acerca a la obra maestra. Asia nacieron como una agrupación de estrellas del progresivo que se dedicaron a tocar música más comercial y accesible. Salvando las distancias como hicieron en su día Mr. Big con su hard rock para todos los públicos.

El inicio es arrollador. Vas a tener todo el día en la cabeza los estribillos de “Tomorrow the World” y “Bury Me in Willow”. Con esos teclados siempre presentes y esos detallitos técnicos por doquier. Las melodías están cuidadísimas y todo brilla en lo más alto. Palmer sigue demostrando el por qué es uno de los mejores baterías de la historia, pero el juego de coros impresiona también. Downes y sus teclados inundan de melodías el disco, que es sumamente ameno, fácil de escuchar y engancha desde la primera escucha. Atención a “Al Gatto Nero”. Pura diversión. Un tema-single de manual jugando con el idioma italiano. El juego prog sale del armario en la espectacular “No Religion”, otro tema para enmarcar, con interludio lento y solemne tras el solo.

El disco rezuma buen rollo y diversión a pesar de que hay algún juego con pasajes evocadores y melancólicos. Es el caso de la final “Ghost of a Dance”. Balada final 100% Asia. Sobresale la voz de John Wetton, que no ha perdido ni un matiz desde hace 40 años. El single es “Face on te Bridge”, pero podía haber sido cualquier otra. Inicio con piano y coros susurrantes para firmar otra línea vocal impecable. La clase es común en todos los cortes del disco. Y rematando la faena nos encontramos con la sutil “Faithful”, marcada por los efectos de teclado en otro medio tiempo, tan delicado como exquisito. Cabe destacar finalmente los juegos vocales de “I Know How You Feel”, la más marcadamente progresiva, aunque siempre en su estilo accesible. Y terminamos con “Judas”, más cercana al hard rock clásico y en la que la guitarra toma la base.

Impresionante que tras 30 años estas leyendas sigan emocionándonos. Si bien sus otros tres últimos discos ya merecían la pena, este rompe con todo. Podemos estar hablando de uno de los discos del año, y no me ceñiré únicamente a eso de “en su estilo”. Música en mayúsculas de manos de cuatro genios absolutos que siguen disfrutando de su oficio. Pueden pasar los años, pero no han perdido un ápice de calidad. Ese “XXX” alude directamente a los 30 años de trayectoria. Y es que aunque muchos no hayan pasado del archiconocido single “Heat of the Moment”, se siguen perdiendo a una agrupación colosal. Me muero de ganas de verles otra vez en directo. Y si tocan todo este disco entero… Bienvenido sea.