Fate: V

Parece ser que si durante los años 90 la cultura de los años 70 alcanzó un
nuevo pico de popularidad, sobretodo en el campo musical, en el nuevo milenio
son los años 80 los que están destinados a alcanzar ese renacimiento. Ya no
se trata sólo de que alguien reedite en DVD los mejores gags de Martes y 13,
ni siquiera de que se organicen festivales con ZARPA, PANZER y OBUS, como el
Mazarrock, nisiquiera de que las niñas de 17 años vayan apretadísimas en pantalones
que hace 20 años habrían sido de spandex. No solo eso, sino que bandas como
FATE, a quienes el tiempo otorgó el dudoso honor de desaparecer de la faz de
la tierra durante algo más de una decada, ahora reeditan sus viejos discos
y graban nuevo material.

Después de ésta inutil introducción escrita con la única intención de rellenar
más líneas y probablemente hacerme creer que he escrito una crítica más extensa,
debo decir que el nuevo disco de FATE  no convence demasiado. Si lo que la
gente quería era una nueva versión del “Scratch N’ Sniff” con el mismo sonido
de entonces, FATE les vana a decepcionar tremendamente. En primer lugar, Per
Johansson ya no es el mismo de entonces y su voz es más parecida a la de Udo
Dirschneider que a un cantante meloso de Hard Rock. En segundo lugar, los riffs
alucinantes de Mattias Eklundh han desaparecido de los FATE actuales. Temas
como aquel “Gotta Have It All”, de “Scratch N’ Sniff”, tenían riffs que recordaban
mucho a los míticos fraseos de Warren De Martini en RATT y esa era la gran
baza del sonido de guitarra de la banda por entonces. No es que el trabajo
de Soren Hoff sea malo, al contrario, es un guitarrista fuera de serie. El único
problema es que suena como cualquier otro guitarrista, sin ningun tipo de “toque
distintivo”  y eso entorpece un poco la escucha de un disco del que se esperaba
tanto como éste.

Aún así, “V” incluye canciones muy buenas al estilo de “Toxic”, “Memories
Won’t Die” o “Burned Child”. Es un buen disco de Hard- Rock, sin duda. Pero
si uno lo compara con el referente obvio, ese disco de 1990, las cosas cambian.
De todos modos, es una buena manera de comenzar a investigar en la carrera
de una de las mejores bandas que ha dado Dinamarca, junto con PRETTY MAIDS.