Rhapsody: Triumph or Agony

Para quién aquí suscribe, RHAPSODY alcanzaron sus más altas cotas de inspiración y estado de gracia con su segundo disco, “Symphony of Enchanted Lands”, un do de pecho prematuro que con el tiempo devendría en uno de los últimos hitos tardíos del power metal. Muy bien allanado el camino por el también fantástico y sobresaliente “Legendary Tales”, nuestros amigos italianos abandonarían el barroquismo casi rococó de dicho segundo álbum para adentrarse en terrenos más netamente power metal (aunque eso sí, siempre recargados de orquestaciones, coros y demás parafernalia, aunque sin la esencia de antaño), bajando el listón algunos enteros y recuperando con “Symphony of Enchanted Lands Part II: The Dark Secrets” muchos de los gadgets empleados en sus inicios, volviendo de tal forma a revalorizar algo más su siempre correcta discografía. Por allí en medio, el EP “Rain of a Thousand Flames” resultó ser toda una sorpresa por su acierto y carisma.

Ahora, tras la pomposidad y épica de la anterior edición de la banda y el consabido directo nos llega “Triumph or Agony”, del que de entrada esperábamos siguiera la línea continuista que jamás ha abandonado la banda y cuyo interés residía en valorar los pequeños detalles en los cuales residiría la validez o no del álbum.  

Por ello, ataquemos esas citadas características que matizan la nueva obra de estudio de los italianos. Por un lado, ya desde el principio nos encontramos con unos temas bastante más directos y con unas melodías más reconocibles de lo que venía siendo habitual en los últimos años, estando la producción más orientada hacia la contundencia que hacia el sinfonismo más extremo. Quizá hayan tenido algo que ver los buenos resultados que, a tenor por lo que se podía ver en su “Live In Canada, estaba dando el orientar los directos más hacia la contundencia que no hacia el perfeccionismo que suponía el hecho de controlar que todas y cada unas de las orquestaciones iban a ser disparadas en forma de samples, enfoque que, como muchos pudimos ver, devinieron en unos conciertos algo desafortunados en el pasado. Insisto en que todo ello no son más que cambios sutiles que en muchos casos pasarán desapercibidos ante los menos sibaritas, pero sin embargo canciones como “Heart of the Darklands” dan buena cuenta de ello, con bastante guitarreo, una base rítmica potente y unas melodías que se acomodan en tu mente con la facilidad de antaño.

El barroquismo medieval más minimalista vuelve a cobrar protagonismo en esta obra, siendo un buen ejemplo “Old Age of Wonders”, un tema absolutamente refrescante y pseudofolk que nos recordará a algunos de los enfoques básicos de su segunda obra, “Symphony of Enchanted Lands” , estando muy cerca de las composiciones a lo BLACKMORE’S NIGHT; de hecho, si no es Candice Night quien acompaña a Fabio a las voces femeninas, mucho se le parece.

Para fruncir el ceño también tenemos algún tema por ahí, como “The Myth of the Holy Sword”, un tema totalmente a lo MANOWAR hasta el punto de que se podría plantear como una especie de guiño u homenaje a la banda de DiMaio. O eso o que el hecho de girar  insistentemente con ellos les ha mutilado alguna neurona irremediablemente. A pesar de la flipada, el tema es de lo más correcto, sin llegar a ser para nada una de las piezas más destacadas del compacto.

Llegados a este punto, me gustaría destacar otro de los importantes aciertos a la hora de enfocar este “Triumph or Agony”, que no es otro que la tarea de Fabio Lione a las voces, que, si bien había hecho varios amagos en el pasado, ahora se nos destapa como el gran cantante que resulta al manejarse con los tonos medios, que explora insistentemente en varios pasajes del álbum. Obviamente, esta faceta puede verse especialmente en “Il Canto Del Vento”, una de las baladas del álbum, que vendría a ser la réplica de “Lamento Eroico” (del “Power of the Dragonflame”), por aquello de que ambas están cantadas en italiano y que transcurren en base a unos parámetros muy parecidos. “Son of Pain” es la otra cara de la moneda, una balada mucho más hímnica y recargada, con orquestaciones pomposas y multitud de voces. Sin embargo, muy lejos queda este tema de la que para mí es la balada por excelencia de la banda, que no es otra que “Wings of Destiny”.

Cuando hace unos años Luca Turilli dijo aquello de que tenía en mente llevar a cabo un proyecto que sería “Rhapsody in Black” no se refería a una versión black metal de los italianos, sino a la concepción de temas más agresivos, tanto musicalmente como a nivel vocal, pero sin fallar a la esencia épica y power metal que siempre les ha caracterizado tanto a él como a Staropoli como compositores. ¿Alguien recuerda el tema “When Demons Awake” del “Power of the DragonFlame? Pues ahí estaba el referente. Y a modo continuista, aquí encontramos otra gema como es “III.The Black Order“, una de las piezas de la suite de 16 minutos con la que, para no faltar a la tradición, RHAPSODY OF FIRE nos obsequian en las postimetrías del álbum, volviendo a reincidir en esa vertiente más fuerte que finalmente parece que se va a mostrar con cuentagotas en el seno de la banda en vez de ser explorada de forma exclusivista, con un Fabio mostrando una voz rota y punzante (parecida en ciertos momentos a la del David DeFeis más cabreado) y unos ritmos acelerados y amenazantes. La suite, por su parte, recoge toda clase de ritmos, melodías y cadencias que se precien, tal y como nos llevan acostumbrando desde el primer disco de la banda, un compendio de todo lo explorado hasta ese momento del minutaje.  

Nos encontramos posiblemente ante el mejor cd que ha editado la banda en los últimos 7 años, en donde la experiencia y la valoración consecuente del camino recorrido han dado como resultado un disco variado en donde RHAPSODY OF FIRE nos brindan lo mejor de sí mismos en cada una de sus facetas,.escapando de lo fácil (como hubiera sido el meter cuatro o cinco canciones con doble combo a todo trapo + melodías facilonas + solo sweep picking + un puñado de orquestaciones sacadas del “generador de orquestaciones RHAPSODY”) y centrándose más en componer temas con buen gusto, medios tiempos con melodías reconocibles y con modulaciones en las voces alternativas. Sólo ellos podían ser capaces de sacar un disco de tal validez  en un campo tan trillado y tan susceptible a la metedura de pata a día de hoy como el del power metal.