Napalm Death: Time Waits for no Slave

Lo de NAPALM DEATH es difícil de comprender y asimilar. Sin inmutarse ni un pelo, los británicos han encadenado 4 discos consecutivos que podrían figurar tranquilamente entre los mejores trabajos de Grind/Death de los últimos tiempos. Desde la irrupción de “Enemy of the Music Business” a principios del nuevo milenio –toda una declaración de principios en lo musical y extra musical- la banda de Birmingham no hace sin superarse disco tras disco. Cuando uno ya cree que estos tipos están mayores tras más de 20 años juntos sacando discos (Llevan casi 30 lanzamientos solo entre Lp’s, Ep’s y directos a sus espaldas), van y se sacan de la chistera una joya como “Time Waits for no Slave”.

Ni los años ni las modas pueden con ellos. Da igual todo aquello que suceda a su alrededor, NAPALM DEATH siempre logran aislarse y destilar una frescura propia de una banda de adolescentes y no de tipos bien entraditos en la cuarentena. 2Time Waits for no Slave” es una buena muestra de ello. Por un lado posee el descaro y la energía propia de su vena más punk/core/grind mientras que por el otro demuestran porqué son y deben ser considerados una banda de Death Metal pese a su activismo político y su sonido más abierto y menos oscuro, que no brutal y asfixiante. Barney Greenway sigue fiero como un león, incluso más que en tiempos pasados, demostrando que ha sabido sacarle partido a su voz más allá de los gruñidos graves y cavernosos que solía ejecutar en sus primeros tiempos. Junto a él, Mitch Harris, el señor del riffeo grind, no se queda corto apoyándole creo yo más que en ningún otro disco de NAPALM DEATH con su voz aguda, chillona y esquizoide.

No solo de brutalidad viven NAPALM DEATH. Con la madurez que dan los años y la experiencia acumulada tras infinidad de grabaciones, los británicos han aprendido de un tiempo para acá a crear temas no solo brutos sino incluso pegadizos y reconocibles. Quién le habría dicho a NAPALM DEATH en 1990 que acabarían componiendo canciones con estribillos… Sea como fuere, esta componente de accesibilidad no le resta dureza ni credibilidad a su música, es más, ésta parece más directa y honesta que nunca.

Desconozco donde está el límite de una banda como NAPALM DEATH. Gordos, calvos y maduritos, pero siguen repartiendo leña que da gusto. Con disco así, ¡La jubilación les queda un tanto lejos todavía!.