Devildriver: The Last Kind Words

Por norma general, un tercer disco acostumbra a presentar ya unos patrones por los que conocer al grupo que edita ese trabajo. Si bien Devildriver tuvo un correcto debut, y un buen sucesor, con ‘The Last Kind Words’ intentan ir un paso más allá en cuanto a brutalidad y agresión musical. Es ya un hecho bastante comprobado que cualquier pasado melódico del veterano Dez Fafara en Coal Chamber está del todo olvidado. Al menos ahora entiende la música como una línea en la que la agresividad y la velocidad son sus mayores aliados, y atrás quedaron los escepticismos ante su álbum de debut. Así lo pudimos comprobar en la última edición de Festimad, en lo que era su segunda visita a nuestro país, y así lo demuestra su nueva obra.

En directo ya habían estrenado los dos primeros cortes aquí contenidos, ‘Not All Who Wander Are Lost’, también adelantada en estudio, y ‘Clouds Over California’. Y su contundencia es una tónica general que se extiende a lo largo de las otras nueve canciones. Quizá el único punto menos destacado del álbum sea que puede llegar a resultar demasiado lineal entre tanta caña. El único momento de descanso es cuando pasados los cinco minutos de ‘The Axe Shall Fall’, termina el álbum. Pero así son Devildriver, y así han querido que les hiciera sonar un productor que está de moda entre los grupos de metal americano: Jason Suecof, que ha estado presente en grupos como Trivium, Bury Your Dead, Chimaira o God Forbid. 

El caso es que Dez ahora tiene lo que quiere, una banda donde él es la pieza angular, líder y portavoz. Y se ve muy bien rodeado, con Jeff Y Mike en lo que parece una lucha por ver quien corre más con sus guitarras, y Jon y John en la sección rítmica, siendo este último, el músico más destacado en ‘The Last Kind Words’, dando una clase de lo que es el uso del doble bombo. Algunos cortes incluso llegan a sonar a Lamb Of God, con ese tipo de punteos que llegan a resultar desquiciantes (en el buen sentido), como demuestran ‘Monsters Of The Deep’ o ‘Tirades Of Truth’.

Un disco para no parar de mover la cabeza, y que hace lo que seguramente pretendía el grupo: sonar como lo hace la banda en directo: como una  apisonadora. No les habrán homologado recientemente el título de mayor circle-pit para el libro guiness durante su actuación en el Download Festival; pero con este disco a buen seguro que lo siguen intentando durante todas las actuaciones de la gira.