Thunderstone: The Burning

Segundo paso de Thunderstone y esta vez adelante puesto que si su disco debut del 2002 nos ofrecía una joven y talentosa banda que descaradamente plagiaba a sus compatriotas Stratovarius, en The Burning han enmendado, en parte, ese gran error.

En The Burning hay una intención más coherente de separare de la senda fácil y del guiño descarado hacia la banda de Tolkki. Pensad que hasta su vocalista Pasi Rantanen ha colaborado en los coros de estudio del Infinity o que en directo llegaban a tocar el riff de “Speed Of Light”. Aquí han buscado otras fuentes de inspiración y hasta han conseguido un disco variado que combina baladas y trallazos power aunque no han abusado del doble bombo. Una balada como “Sea Of Sorrow” era impensable en su disco debut. Dominada por el piano y con orquestaciones muy dignas y para nada ampulosas. El estribillo es incluso algo comercialillo. El levantar el pie del acelerador les da también buenos resultados en el medio tiempo “Forth Into The Black” o la final “Evil Within”, en la que a medio camino la emprenden con velocidades endiabladas con los teclados y la guitarra luciéndose. La verdad es que parte de los centenares de elogios cosechados en su primer disco (totalmente exacerbados) quedan más justificados en esta segunda obra. La voz de Rantanen es perfecta sin llegar a abusar de agudos imposibles. Conoce bien sus posibilidades y juega a la perfección en los tonos que domina saliendo realmente airoso. Sorprende incluso que la canción que abre el disco no sea una cabalgada power y si otro medio tiempo elaborado con la guitarra de Nino Laurenne buscando el feeling. Los que esperáis de estos fineses velocidad y melodía deberéis prestar atención especial a cortes como “Brave Emotion” o “Tin Star Man” en los que demuestran que siguen conservando las características primigenias y ese toque a lo Stratovarius del que hicieron gala en su primera entrega. Incluso en la “Tin Star Man” los teclados suenan a Hammond para separarse más aún si cabe de las sonoridades del sr. Johansson. Deberíamos destacar especialmente “Spire” y ese toque clásico tan conseguido muy a pesar que las influencias siguen estando claras. Suena entre Rainbow y Stratovarius. Curioso, un corte como “Mirror Never Lies” ha pasado directamente a reflejar la orientación del grupo, cosa que en su anterior disco recaía en “Let The Demons Free”.

Buen disco con un clara intención de búsqueda de identidad propia que realmente les honra. Otro disco “a la finesa” y ya estarían relegados a un segundo plano. Parece que en Nuclear Blast se apuesta fuerte por ellos, pero tras dos discos continúan sin llegar a demostrar toda la valía y esperanzas que teóricamente se han depositado en ellos. Por lo menos ya no suena a copia barata de la banda del gigantón zumbado.