Suicide Silence: The Black Crown

El llamado deathcore es un término que los últimos años está en auge y se usa muy a menudo para definir innumerables bandas. Supongo que es como todo, que cuando hay un estilo que se practica más de lo habitual, o grupos que tienen algo en común, se tiende a meterlos bajo el mismo saco o etiqueta. Y los californianos SUICIDE SILENCE son uno de esos grupos jóvenes que se mueve en este estilo.

Solo dos discos anteriores a este ‘The Black Crown’ les han valido para críticas de lo más positivas gracias a un estilo extremo, directo y salvaje. Mucho mejor acogida el primero que el segundo, donde se empezaron a alejarse de su sonido inicial… pero es algo normal si no quieren estancarse y hacer el mismo disco una y otra vez. Esta tercera obra es un paso más allá, aunque sin dejar de sonar como he dicho anteriormente; solo que de una manera distinta. Seguramente haya algunos que adoren ‘The Cleansing’, y que se rasgarán las vestiduras con un disco como este… pero es ley de vida, y siguen abriendo su abanico de público antes que caer en la monotonía.

La rabia desmesurada sigue ahí, en temas como el single ‘You Only Live Once’, pero no suenan en plan metralleta, para que nos entendamos; han optado por alejarse de influencias más cercanas al grindocre, y la producción suena mucho más limpia. Destacan las tres colaboraciones que encontramos en este álbum, empezando por la sorpresa relativa de Jonathan Davis. SUICIDE SILENCE son admiradores de KORN, pero aún con eso no son voces que a priori encajen muy bien. ‘Witness The Addiction’ es un tema larga donde lo más destacable es el registro característico de Davis en partes más ambientales, dejando las más crudas a Mitch Lucker… curiosa, pero poco más. ‘Smashed’ es más típica en el grupo, y la colaboración más acorde a su estilo, con Frank Mullen de SUFFOCATION haciendo dúo en las voces. Entre medias de ambas, ‘Cross-Eyed Catastrophe’, más afín a esta última, con la fugaz aparición cerca del final de Alexia Rodriguez, vocalista de EYES SET TO KILL.

Que llamen la atención no significan que sean los mejores temas, pero las colaboraciones siempre son dignas de reseñar. Destacable es también el inicio del álbum, con una oscura ‘Slaves To Substance’, la pesada ‘O.C.D.’ y ‘Human Violence’, otra de las que más agradará a sus antiguos seguidores… si no fuera por un par de pasajes a modo de interludios que tiene. Estos también aparecen en ‘The Only Thing That Sets Us Apart ‘, el tema más experimental del álbum. Por otro lado, temas como ‘Cancerous Skies’ o ‘Fuck Everything’ se hacen más densas de escuchar, completando un trabajo que cumple. No con los que esperaban una continuación de su debut, pero sí para los que intentan entender que un grupo puede pretender muchas cosas en su carrera, pero la peor que podrían hacer sería repetirse. Y más para un grupo relativamente nuevo, teniendo en cuenta lo rápido que avanza todo y que podrían caer fácilmente en el olvido.