In Flames: Soundtrack To Your Escape

Vuelven los laureados y queridos In Flames y vuelven tras los pasos en los que nos dejaron tras la publicación de “Reroute to Remain”. Si ese disco pese a tener una gran acogida hizo que muchos de los fans más inmovilistas y puristas clamaran al cielo por lo hereje de su experimentación y evolución, aquí el factor sorpresa ha desaparecido y puede que muchos encuentren lo que esperaban encontrar, lo predecible.

Predecible no quiere decir malo, y este “Sountrack To Your Escape” es un gran ejemplo de ello. La orientación que han tomado es hasta cierto punto lógica e incluso acertada pues en muchos de los cortes todavía hay esa esencia característica en voz, guitarras y en la composición. Todas las canciones están bañadas por una aura moderna y fría que se acerca tímidamente a sonoridades industriales y algo maquinales, resultado de una cuidada y calculada producción. Ahí hay cortes como “Like You Better Dead” capaces de gustar a fans más clásicos como a los que se subieron al carro con el R2R. Hay momentos en que uno queda descolocado como las iniciales “F(r)iend” (temazo), el single accesible “The Quiet Place” o la experimental “My Sweet Shadow”, dónde se utilizan voces más limpias, atmósferas tecnológicas y la dosis lógica de caña que caracteriza al grupo.

Aún dando amplia cobertura a la tecnología a nadie le dará un infarto pues la evolución que han seguido es casi nula si la comparamos con la mudanza sónica que supuso el traumático paso de “Clayman” al R2R. “Evil In A Closet” es lo más accesible y hasta podríamos tildarlo de comercial. Medio tiempo balada melancólica con esa capa tecnológica de fondo que contribuye a dar ese toque frío. Siguen estando de gracia en la composición de riffs 100% de la casa como los de “In Search For I” (grata esperanza para los más devotos de sus grandes trabajos pero con capa de barniz maquinal). Si hasta desde un punto de vista objetivo hay en parte una recuperación del sonido más clásico respecto a su anterior entrega, pero no nos engañemos, la balanza sigue inclinándose hacia las nuevas tendencias. Los últimos temas serán los más apetecibles para los fans más antiguos de In Flames ya que son los menos “contaminados”.

In Flames no sólo merecen estar en un pedestal por su enorme contribución a la música con trabajos de la talla de “The Jester Race” o el “Colony”, sino por haber acercado al gran público su death melódico del que hace tiempo que mudaron la piel para seguir una evolución fresca, coherente y llena de calidad y valentía. Nadie discutirá que este trabajo esté lejos de llenarnos como otras veces han hecho, de que echemos de menos ese sonido más clásico libre de influencias modernas, pero hay que aplaudir la búsqueda coherente de horizontes. Prefiero criticar a In Flames por abertura de miras que por autoplagiarse y repetirse. Para eso ya hay cientos de grupos clones, ¡y los que todavía no han salido!