Redemption: Snowfall on Judgement Day

Progresivo puro y duro a manos de una banda ya veterana que encara su cuarto trabajo avalada por la gran labor de su vocalista Ray Adler (Fates Warning) y del gran teclista y compositor Nicolas Van Dyk. Poco a poco se han ido haciendo un hueco y a día de hoy ya son una banda valorada e importante.

Poseen todos los clichés habidos y por haber del estilo: temas largos, desarrollos complejos pero melódicos, portada a lo Pink Floyd, Dream Theater, Spocks Beard y un título que podría haber  estado en cualquier disco de estas bandas. A diferencia de ellas suenan realmente a metal progresivo pero tampoco siguen los pasos a pies juntillas de unos Symphony X.

La enorme voz de Adler le da un gran plus al disco y la verdad es que, a pesar de los tópicos, la banda toca de maravilla y tiene muy buenos temas. Podríamos destacar los desarrollos en los que combinan atmósferas y soleados por parte de todos los instrumentos de “Walls” o la feroz “Leviathan Rising”, si bien pecan de caer en esquemas ya muy vistos dentro del estilo.

Los medios tiempos están muy dominados por las teclas de Van Dyk y en temas como “”Black and White World“ y “Keep Breathing”, en crescendo, alcanzan cierta belleza. La mezcla pulcra y perfecta corre a cargo del conocido Tommy Hansen que a pesar de rozar la perfección destaca especialmente voz, teclados y guitarra.

“Unformed” posee un gran riff de guitarra mientras que los teclados de Van Dyk revolotean alrededor creando una bonita atmósfera. Juegan con parones y cambios de ritmo pero son muy orgánicos, nada de buscar la sorpresa o el cambio brusco de velocidad.

El gancho para fans del progresivo es el enorme dueto que se marca Adler con James Labrie (Dream Theater) , dispuesto a echar una mano a una banda que ya ha dejado el cartelito de promesa de lado, pues son ya toda una realidad. Posiblemente sea el corte más atractivo del disco pues también es quizá el más agresivo, juntamente con el inicio demoledor de “Fistful of Sand”, todo un himno de metal progresivo y una declaración de intenciones. Cierran con una bella extensa suite de 11 minutos. Otra demostración de las enormes dotes del grupo.

Recomendadísimo a cualquier degustador de bandas de progresivo, más que nada pues es su mejor trabajo hasta la fecha, pero si te cansa bastante el estilo quizá mejor ni te acerques. Destilan calidad e instrumentalmente son espectaculares, aparte de componer de maravilla, quizá el único pero es que de originalidad tampoco es que vayan sobrados. Pero si los Dream Theater los escogieron personalmente para hacer su gira estadounidense por algo será.