Riverside: Shrine of New Generation Slaves

De vez en cuando llegan a los oídos de uno agradables sorpresas. Discos que los veías como uno más, pero que como si nada, se convierten en delicias que degustar tranquilamente. Además, entre tantos trabajos de metal llenos de distorsión y voces de todo menos melódicas, siempre es un gustazo poder disfrutar como ‘Shrine of New Generation Slaves’. Hace unos años RIVERSIDE acompañaron a DREAM THEATER en una gira, y para los seguidores de la parte más tranquila de los de New York, los que se quedan hipnotizados con PAIN OF SALVATION y para los amantes del lado más acústico de Mikael Åkerfeldt es un grupo que les va como anillo al dedo.

Los polacos ya van por su quinta obra en diez años, y con esta última han conseguido meterse en el número dos de las listas de venta de su país. No es algo nuevo para ellos, porque lo consiguieron con su tercera obra… y con la cuarta se auparon hasta lo más alto. Aquí eso lo vemos con envidia, no creo que demasiado sana. En un país como España, teniendo en cuenta la cultura que tiene, es impensable que una banda de rock progresivo consiga tal hazaña; pero sí, en otros sitios es del todo normal. Y en el caso de este cuarteto, merecido.

Cuando te pones ‘New Generation Slave’, primer corte, lo mejor es estar sentado, relajado; es lo más adecuado para los cincuenta minutos que te esperan por delante. Dos minutos acústicos de intro donde un par de guitarrazos acompañados de la batería nos avanzan lo que viene después, con unos teclados de Michał Łapaj con muchísimo protagonismo y una voz, la de Mariusz Duda, que si bien no es un alarde de registros, encandila. En el momento que rompe la introducción se me ha venido a la cabeza ‘The Grudge’ de TOOL; no es que tengan que ver demasiado que ver con los de Maynard, pero en algún momento sí que pueden recordar de manera menos enrevesada y potente. Lo más destacado terminan siendo las piezas largas. ‘The Depth of Self-Delusion’, ‘Deprived (Irretrievably Lost Imagination)’ (sus dos últimos minutos instrumentals están entre lo mejor del álbum, con influencias jazz y solo de trompeta), y ‘Escalator Shrine’. ¿Por qué? Pues porque es donde dan rienda suelta a la amalgama de sonidos que forman su estilo. Remarcable la última dicha, que contiene algunas de las partes más distorsionadas de todo el trabajo, sin perder un ápice de una clase envidiable.

Los teclados de ‘Celebrity Touch’ van al compás de la guitarra, haciendo que la melodía se te meta en la cabeza fácilmente. Pero la canción más pegadiza termina siendo ‘Feel Like Falling’, marcando la batería el ritmo a seguir. No falta un medio tiempo, ‘We Got Used to Us’, donde el piano y el sentimiento piden paso, y lo que no termino de entender muy bien es lo de terminar de manera acústica con un tema de minuto y medio. Se te queda el cuerpo raro con él. Una edición especial de dos discos incluye veinte minutos extra con las dos partes de ‘Night Session’, más experimentales, pero que sacian las ganas de más con las que finaliza el álbum.