Cheap Trick: Rockford

Tras 33 años de carrera, CHEAP TRICK han decidido finalmente dedicarle un
disco a la ciudad de la cual es originaria la banda. El alcalde de Rockford,
Illinois, debe estar orinandose de la emoción. No obstante, los fans de CHEAP
TRICK deberían estarlo, puesto que la banda ha hecho su mejor disco en unos
cuantos años, especialmente para aquellos que quizá echaran en falta la esencia
más pura y popera de los años 70, cuando los americanos despuntaron y se convirtieron
en una de las bandas más queridas de Estados Unidos.

Tras haber editado “Special One” en el año 2003, CHEAP TRICK han vuelto a
dar con la fórmula para recrear un sonido totalmente anclado en los años 70.
Mientras que para otras bandas eso sería un crimen, en el caso de CHEAP TRICK
es perfecto. La gracia de bandas como ellos es, precisamente, que no evolucionen.
Y dejan de evolucionar muy bien, si queréis saber mi opinión. Todo el mundo
escucha a la banda esperando que le evoque recuerdos, y creo que no fallan
a la hora de conseguirlo.

“Rockford” contiene un buen surtido de temas en el más puro y clásico estilo
de la banda. Aunque no hay ningún himno al estilo de “Surrender” (28 años han
pasado ya desde aquel “Heaven Tonigh”…si yo ni siquiera había nacido!) si
que hay unas cuantas intentonas que casi lo consiguen. Pero no nos adelantemos
a los acontecimientos.

El disco comienza con “Welcome To The World”, un tema corto y directo donde
la banda canta a coro el estribillo del tema como si de un canon se tratase.
Segundos después entran a matar con uno de los mejores temas que han hecho
en la última década –y que tampoco son numerosos.

Le sigue “Perfect Stranger”, el single del disco, y probablemente uno de los
temas que más claramente están destinados a convertirse en futuros clásicos
en la ya dilatada carrera de la banda. Comercialoide y lleno de glucosa pentagrámica,
el tema recuerda más a los CHEAP TRICK de los años 80 – la época en la que
Tom Petersson volvió como bajista y la banda editó “Lap Of Luxury”- que no
a los éxitos de los años 70.

Otro de los bombazos del disco es “Come On Come On Come On”, que pasa como
una exhalación por tus oídos en poco más de tres minutos. Sin duda, es el tema
más macarra del disco, que pasa por tu lado casi sin que te des cuenta. Pero
es dificil ignorar la labor guitarrera de Rick Nielsen, quer toca como si aún
tuviera que probarle a alguien que es un buen músico. Siguiendo con las observaciones
obvias, debo decir que la voz de Robin Zander ha ganado muchos enteros con
los años.  Sin ser la misma que la de los años 70, ha ganado mucho en color
y versatilidad.

Siguiendo con la línea melódica y positiva de todo el disco, también encontramos
canciones como “Every Night And Every Day” o “If It Takes a Lifetime”. El último
es el tema más largo del disco. Y apenas pasa de los cuatro minutos. Las melodías
vocales beatlescas son para enmarcar.

Enésimo disco de su carrera y sigue siendo lo suficientemente fresco como
para conseguir que no les tomes por una panda de vejestorios sacacuartos que
hacen discos igual que podrían estar zurziendo calcetines.