Warrant: Rockaholic

Interesante obra de los renacidos Warrant si bien es la segunda sin su vocalista de toda la vida Jani Lane. Lane se encuentra hoy en día en periodo de rehabilitación y en las filas de Great White, otra banda muy dada a los excesos. Estos problemas con adicciones varias han hecho que a día de hoy exista un auténtico baile de vocalistas y miembros en las banda hard rockeras de los 80. ¡Viva la combinatoria! Esto ha hecho que Robert Mason de Lynch Mob haya recalado en sus filas. Es posiblemente lo que más brilla en todo el disco. Una obra que curiosamente empieza de 10 y naufraga hasta el aprobado. Nunca llegaré a entender el por qué hinchar discos a base de temas de relleno cuando la cosa podría haber quedado perfecta sacando 5 temas.

Obviamente la ausencia de Lane hace que el disco no suene a los Warrant clásicos, pero el inico arrollador te muestra a una bandaza de hard rock angelino en estado de gracia. Y es que cortes como “Sex Aint Gone” o la macarruza “Innocence Gone” brillan con luz propia. El medio tiempo “Sanke” es otra muestra de variedad, originalidad y buenos riffs, capitaneados por la colosal voz de Mason, perfecta para este estilo. Incluso la balada “Home” y el medio tiempo “Dustys Revenge” mantienen el nivel de excelente. Enormes composiciones, con mucho gusto compositivo y arreglos con orquestaciones de cuerda. Todo es perfecto… es por eso que uno se queda pasmado cuando a partir de entonces las sobras empiezan a salpicarte.

El reino de la paja empieza con “What Love Can Do” y nos abandonará en contadas ocasiones. Mucho medio tiempo y balada de cortes correctos y poco más. Se cumple expediente en la mayoría aunque hay que resaltar los buenos momentos que son la final “The Last Straw” o la pegadiza y contundente “Cocaine Freight Train”, con un bajo espectacular, un gran riff de guitarras y armónica incluida. Pero nada, del resto poco hay que destacar. Temas insulsos como “Candy Man”, cortes previsibles como “Lifes a Song” y repetición de esquemas. Mason salva los muebles pero en general queda la sensación de que la obra prometía pero que se quedó a medio camino.

En general las sensaciones son buenas. Hay un buen puñado de temas que pueden llegar a sonar de maravilla en directo y poder mirar de tú a tú al material más clásico. Mason es un fichaje perfecto, de eso no hay duda, y a pesar de que difícilmente llegará a hacernos olvidar a Lane, podremos disfrutar de una versión renovada de Warrant con muchas cosas que decir. A ver si el formato Glam Slam de este año les incluye o si pueden llegar a liderar una gira por estas tierras. Los buenos momentos del disco son muchos, quedémonos con ellos pues.