Crisix: Rise… Then Rest

El ascenso que ha tenido CRISIX desde la publicación de ‘The Menace’ hasta el momento actual ha hecho que de grandes promesas del metal patrio hayan pasado en poco tiempo a convertirse en una realidad. Eso por la calidad tanto de aquel trabajo, como sobre todo por la esencia que mantienen en directo, transportándonos a una época mucho más salvaje para el metal. Simplemente, son auténticos. Y tienen el respaldo de muchas bandas; como por ejemplo, el de 77’, que colaboraron en la grabación aportando coros. Dicho proceso tuvo lugar en los Moontower Studios de Terrasa junto a Javi Felez (que les sonará a nuestros lectores habituales), para después acudir a Erik Rutan, masterizando en los Mana Recording Studio de Florida.

Salvando las distancias, su evolución en tres años me resulta parecida a la que tuvo ANTHRAX en una década. A menudo se habla y se compara a los cuatro grandes del thrash; en nuestro país cada vez tenemos más formaciones del estilo. Y a la hora de catalogar al grupo de Scott Ian & Cia, se suele decir que son los menos thrashers de todos, y que pronto buscaron otros sonidos e influencias para resultar más personales; además, tenían otro sello inconfundible, y era el buen rollo que transmitían, alejados de las poses de tipos malotes. CRISIX ha hecho exactamente lo mismo sin dejar de lado las más que evidentes influencias del thrash… pero adornadas con detalles y dejándose influenciar por otros géneros musicales. Con ‘Bring 'Em To The Pit’, el primer adelanto, lo dejaron bastante clarito. Referencias en su letra al mosh y al famoso “football of death” de sus conciertos, esos coros más cercanos al hardcore que al metal, un registro en el que parecen más estar hablando con sus fans que cantando… y caña, mucha caña. Tres minutos son suficientes para ver por dónde van los tiros… en algunos temas.

Una de las composiciones más destacadas es ‘Frieza The Tyrant’. Con sus primeros acordes muchos viajaremos en el tiempo hacia nuestra infancia para recordar una serie mítica como ‘Dragon Ball Z’ y a la interminable lucha de Goku en Namek. Veloz y épica a medias según el tramo, en ella han conseguido aunar todo lo que representa CRISIX, a todos los niveles. Frikis como pocos (a quienes sigan a la banda y a los videoreportajes de Julivision no les pillará por sorpresa). Además, resulta ser el tema más largo de todo el álbum; aquí han ido mucho más directos y no se dispersan en temas por encima de los cinco y seis minutos, como ocurría en algunos de su debut. Ni siquiera han puesto una intro como en aquel, sino que han arrancado con una bofetada como ‘I.Y.F.F.’, donde ya muestran algunas armas, como esos punteos épicos que ya mencionaba antes (y que enlazan directamente con la intro de su debut, 'A.S.F.H'). Supongo que no de manera premeditada, pero tanto Requena como Busi se convierten en protagonistas en buena parte del disco, sea con punteos, riffs tralleros o solos espídicos. Aunque, sin desmerecer la labor de Javi (menos mal que es guitarrista reconvertido a baterista…) ni de Mark, aquí el que corta el bacalao es Juli; y lo hace porque tiene una voz peculiar que le hace muy reconocible. Pero es que además es mucho más completa ahora, como demuestra en la propia ‘Rise… Then Rest’ (aquí en el solo es inevitable pensar en IRON MAIDEN) o en una pesada y desgarradora ‘Those Voices Shall Remain’. El núcleo central con ‘One By One’, con un aire más moderno, el mencionado tributo a uno de los “malos” más famosos del anime y la veloz ‘Seven’ (que tiene pinta de ser fija en los directos, ideal para poguear y con coros efectivos).

De nuevo mencionando a ANTHRAX, tenemos ‘Army of Darkness’, con un inicio que uno se imagina a Scott Ian dando vueltas en círculos al más puro estilo de ‘Among the Living’ mezclado con la época más experimental junto a Bush. Sin duda, de mis favoritas. Su lado más ecléctico lo sacan en la curiosa ‘Volcano Face’ (brutal el solo final) para terminar con una alocada ‘Scars Of The Wolf’ (otra que tampoco debería faltar en sus conciertos) y ‘Waldi Gang’, donde la risa de Juli vuelve a hacer acto de presencia (aquí en muchas otras) en el tema que más muestra sus influencias rockeras llevadas a su estilo y que termina como si de un ensayo/jam se tratara; la sorpresita y diálogo que cierra el disco la dejamos que la escuchéis. Cada día más grandes, y cada día con el listón un poco más alto. El siguiente paso es obvio: dar el salto internacional dentro de sus posibilidades. Les voy a poner un pequeño "pero": ¿Rise… then rest? No tiene pinta de que vayan a descansar. Lo que está claro es que ascender, lo hacen sin un límite a la vista.