RHEINGOLD

Después de casi veinte años desde la publicación de su inicial “Heavy metal
breakdown”, GRAVE DIGGER han contribuido de manera evidente al ensalzamiento
del metal alemán junto a bandas como RUNNING WILD o RAGE. Lo cierto es que
desde que “Heart of darkness” resucitara la carrera del grupo, la banda de
Chris Boltendahl no ha parado de regalar épica disco a disco, llegando a su
apogeo compositivo en una obra maestra como “Knights of the cross”, justo
en el epicentro de su atrayente trilogía medieval. No obstante, después de
la deserción del guitarrista Uwe Lulis, en el año 2000, la publicación de
“The grave digger” significó un avance sintomático en la lineal trayectoria
del grupo, ya que la incorporación del ex RAGE Manni Schmidt aportó un dinamismo
instrumental que enriqueció de manera evidente uno de sus discos más insulsos
hasta la fecha. En “Rheingold” este aparente virtuosismo no es tan protagonista
y su sonido se muestra más fiel a sus ideales, aunque goce de un mayor virtuosismo
en sus guitarras. GRAVE DIGGER han sabido no caer en el error de “progresivizar”
en demasía su sonido, algo que sí ha desbordado por completo al señor Peavy
Wagner. Y es que hablar de Wagner es algo obligatorio ya que, ésta vez, Chris
ha elegido homenajear “El anillo de los Nibelungos” de RICHARD WAGNER haciendo
que su enésimo álbum conceptual incorpore enriquecedoras partes orquestadas
que conviven con naturalidad aparente con su inhóspita voz. Aún así, “Rheingold”
no decepcionará al fan de siempre ya que la reiteración sistemática de las
estructuras en sus temas sigue siendo la tónica del grupo. Aunque sus nuevos
estribillos, cada vez, gocen de una melodía más simplona (escúchese “Valhalla”
o “Giants”), todavía encontramos cortes tan meritorios como la sensacional
“Maidens of war”, donde la convivencia de unos apabullantes riffs de Manni
junto con fragmentos lentos que mantienen la intriga para deshacerse en un
estribillo épico hacen que se trate de un verdadero temazo. GRAVE DIGGER también
opta por explorar en los pasajes exóticos y tétricos de “Sword” y “Murderer”,
incrementando así la sensación operística del concepto del disco. No obstante,
tal y como era de esperar, “Liar” o “Murderer” siguen recordando el mítico
speed metal ochentero haciendo que el aspecto evolutivo llegue a cuentagotas.