Skid Row: Revolutions Per Minute

No termino de entender como todo acabó aquí. Estaban destinados a convertirse en una de las bandas más grandes del rock de los años 90 y súbitamente, cuando todo estaba a su favor, su principal baluarte – el vocalista Sebastian Bach- decidió coger carretera y manta y montarselo por su cuenta. Y los SKID ROW que todos conocíamos y amábamos, se fueron al garete por los siglos de los siglos.

Johnny Solinger no es un mal vocalista, si he de ser sincero. Simplemente, me parece demasiado falto de personalidad. A lo largo de los temas de éste “Revolutions Per Minute”, en lugar de ir saliendo de la burda imitación de Sebastian que había estado haciendo hasta ahora, Solinger se adentra más y más en el papel, llegando casi a la parodia bienintencionada.

En el plano estrictamente musical, no hay mucho que destacar. La banda ha perdido el hilo rockero de los ’80 que había en himnos como “Youth Gone Wild” o “18 And Life” para acabar convertida en una espécie de broma pseudo-punk-rockera en canciones como “When God Can’t Wait” o en una cópia mal hecha del “Subhuman Race” en “Another Dick In The System” o “White Trash”. Obviaremos la originales incursiones country de canciones como “You Lie”, capaces de descolocar hasta al fan más férreo de la banda.

Dejando a un lado los malos momentos, queda muy poco aprovechable en éste disco. Snake Sabo se lleva la palma en cuanto a “mejor tema del disco” se refiere con un fantástico y oscuro riff en “Love Is Dead”, aunque la estructura del tema podría ser un poco mejor, especialmente en el departamento vocal. También se puede aprovechar “Disease”, el tema que abre el disco y esencia de los años 90 por los cuatro costados. Pero poco más, ciertamente. Y me apena ver que una gran banda ha quedado reducida a esto. Nadie les quiere, no aparecen en las revistas, pocos compran sus nuevos discos…un mal final para una banda que hace tan sólo diez años se estaba comiendo el mundo a mordiscos.

La naturaleza cíclica del negocio volviendo a hacer de las suyas. Y siguendo con lo de la naturaleza clínica, cuento los minutos para que Sebastian vuelva a la banda y despierte del coma al viejo monstruo del rock americano.