U.D.O.: Rev-Raptor

Puntuales a la cinta con sus fans y seguidores, UDO vuelven a la carga un par de años después de su anterior “Mastercutor” con otro trabajo que si bien no está mal, tampoco creo que provoque aplausos desmedidos y furor descontrolado. Y es que si bien hay bandas que pueden permitirse este ritmo de trabajo incesante, bandas quizá dentro de géneros musicales algo más abiertos y anchos, la fórmula de UDO parece no dar ya más de sí y tras 13 discos, UDO parecen estancados y algo carentes de ideas.

No se me malinterprete, los cortes de este “Rev-Raptor” poseen cierto gancho, pero a uno le da la sensación de haber escuchado esos riffs y esos estribillos en diversas ocasiones en el pasado. Y esto es algo que me viene sucediendo con todos, absolutamente todos los discos de UDO desde el “Holy” de 1999. Ok, nadie quiere que a estas alturas de la película UDO se reinvente a sí mismo, se ponga un chandal y una cresta y se dedique a hacer Rap Metal, nada de eso. Pero es más que evidente que la fórmula actual ha perdido esa facultad de impactar y agredir como sí lo hacía en el pasado. Quizá es el estilo, quizá son las canciones, quizá es la producción… No tengo ni idea, pero escuchar este “Rev-Raptor” de cabo a rabo me deja bastante indiferente y salvo algunos cortes puntuales como “I Gave as Good as I get” o “Fairytales of Victory”, el resto da la sensación de haberlo escuchado ya en el pasado de una forma casi idéntica. Quizá la solución pasa por cambiar alguna ficha dentro de la formación, darle potestad para opinar y componer e introducir sabia nueva dentro de la fórmula típicamente UDO, ni idea.

Mención a parte merece la producción que al igual que algunos de los últimos trabajos de la banda, deja bastante que desear siendo algo sintética y lineal, producto quizá de las prisas y la necesidad de poner un album en circulación cada X tiempo llueva o nieve.

Desde luego no estamos frente a un descalabro de esos de los que ya resulta imposible recuperarse, de hecho estoy convencido que este “Rev-Raptor” seguramente gustará entre los seguidores de UDO pues básicamente suena a eso, a UDO. Pero si se intenta profundizar un poquito más e ir un paso más allá, es evidente que no es oro todo lo que reluce. Quizá el señor Dirkschneider y su fiel escudero Stefan Kaufmann deberían sentarse una tarde, agarrar ese CD llamado “Blood of the Nations” y analizarlo con detenimiento, buen favor les haría.