Corría el verano del año 2000. A mis dieciséis años, estaba disfrutando de mi primer verano “laboral”, en una tienda de discos del centro de Barcelona, sin contrato, sin seguridad social, pero con muchas experiencias por descubrir (y un sueldo que, por entonces, estaba más que bien). Fue el verano de la liberación. El del primer festival heavy (el mítico primer Rock Machina de Moncofa), el del primer disco de IRON MAIDEN reunidos con Bruce Dickinson (aquel enorme “Brave New World” que sonaba por todos lados en aquellos meses) y el del descubrimiento de un disco tan imprescindible como el “Tangled In Reigns” de STEELHEART (“call me black, call me white, call me anything you like…just don’t call me late for the party!” – poesía pura en oídos de un adolescente). Por no hablar de volver a casa en taxi cada noche haciendo buen uso de los primeros sueldos (y de los tiempos en los que un taxi me costaba 1200 pesetas…). Pero aquel verano estuvo caracterizado por otro factor adicional. Algo mucho más cansino que sirve para ejemplificar perfectamente la influencia que internet ha tenido en el comprador de música. Hoy en día todos tenemos a nuestra disposición adelantos, temas de muestra colgados en MySpace, previews en iTunes, por no hablar del disco completo filtrado dos meses antes de su puesta a la venta. Pero por entonces, hace casi una década, lo único que se podía hacer era preguntar, preguntar, preguntar. Y volver a preguntar.

-“Oye…¿tenéis ya el nuevo disco de Halford?”

-“No, nos lo traen el 7 de agosto, un día antes de la fecha oficial”.

Si en algún lugar recóndito del mundo hubiera un contador encargado de registrar la cantidad de veces que escuché la misma pregunta y que solté la misma respuesta durante el mes previo a la edición del disco, probablemente terminó con las pilas agotadas o roto en mil pedazos de puro hartazgo. Que pesados que son los heavies cuando les da por un grupo, madre de Dios. Lo mismo sucedió cuando IN FLAMES editaron el “Clayman”. Ya saben, aquellos tiempos en los que los discos aún se vendían, en los que podías llegar a vender quince y veinte copias del mismo disco en un día…

Así que finalmente llegó el 7 de agosto. Copias situadas en las estanterías, alguna que otra caja repleta de más copias en el almacén, y un trasiego constante de peludos durante todo el día comprando el maldito disco de Halford. El disco estuvo sonando todo el día (y los días siguientes) en la tienda, fomentando así la compra aún más impulsiva por parte de aquellos que no tenían ni idea de que Halford había sacado un nuevo disco.

No era para menos. La importancia de que Rob Halford, el ex-vocalista de JUDAS PRIEST, editara un nuevo disco orientado hacia el metal clásico era mayúscula. Tengamos en cuenta que, desde que dejó a una de las bandas más grandes del heavy metal internacional, Rob había formado parte de FIGHT o, en otras palabras, su versión de PANTERA intentando ser actual y esas cosas. Pero lo que vino después fue peor: Rob decidió salir del armario (horror para todos los heavies de la época: Dickinson y Metallica con el pelo corto y Halford maricón ¿pero esto en que se está convirtiendo?) y aliarse con Trent Reznor para hacer el proyecto TWO o, mejor dicho, el metal industrial según Roberto Halford. Cabe decir que el disco era una auténtica basura y que hasta su actuación en el Doctor Music Festival terminó cancelándose. ¿Quien quería ver arrastrarse por un estilo ajeno a uno de los grandes bastiones del Heavy Metal de toda la vida?

Así que tras el fiasco de TWO, Halford ordenó sus prioridades y la maquina de los rumores comenzó a funcionar. Halford iba a volver al Heavy Metal clásico. Halford volvía a JUDAS (eso aun tardaría unos años más). Halford iba a formar una nueva banda. Halford era homosexual (alguien iba tarde con ésto). Halford estaba trabajando con Roy Z, que tan bien le había ido a Dickinson. Halford iba a editar en agosto de 2000 su disco de retorno al Heavy Metal, titulado, de modo muy apto, “Resurrection”. Y así fue.

“Resurrection” marcó un antes y un después en la carrera de Rob Halford. Grabado entre 1998 y 2000 en una variedad de estudios californianos (excepto Rob, que decidió grabar sus voces en el estudios Bauwhaus de Amsterdam) y mezclado en los estudios Mi Sueno de Andi Deris, situados en Tenerife, “Resurrection” es un disco prácticamente redondo que devolvió la fe a quienes daban a Rob por perdido.

En primer lugar, la colaboración de Roy Z en la composición del disco era garantía de éxito. Su trabajo con Bruce Dickinson en “Accident Of Birth” y “The Chemical Wedding” fue sencillamente perfecto, aunque sus referencias en aquella época eran bastante más limitadas que ahora. No obstante, Halford pensó que si Roy funcionó a la hora de revivir la carrera en solitario de su colega vocalista Dickinson, también podía funcionar para revivir la suya propia. Y vaya si funcionó. El sonido era compacto, potente, definido, el sonido propio de un disco de heavy metal realizado en el recién estrenado nuevo milenio.

Por otra parte, la banda que acompañó a Rob Halford en éste disco (y en el siguiente directo “Live Insurrection” y también en la siguiente obra de estudio, “Crucible”) era una banda alucinante. En el año 2000, no había muchas bandas de heavy metal mejores que la que podían formar Bobby Jarzombek a la batería, Patrick Lachman y Metal Mike Chlasciak a las guitarras y Ray Riendeau al bajo. Sangre joven para una estrella del metal que necesitaba ser rescatada del ocaso de su propia carrera en solitario.

Finalmente, las canciones eran para tirar cohetes. Comenzando por el tema que da titulo al disco, Rob (y su cohorte de co-compositores, encabezada por Roy Z, pero donde también colaboraban Lachman, Chlasciak, Dickinson y hasta el propio manager de Rob, John Baxter) consiguió hacer un disco acorde a los tiempos, dándole a los fans justo lo que estaban esperando. El tema que abre el disco es biográfico, una gran idea para dar a entender que se había equivocado de camino pero que estaba de vuelta, sin que se notara mucho. “I Tried to look too far ahead, but saw the road go to my past instead” cantaba Rob. “Intenté mirar demasiado lejos, pero vi que la carretera volvía hacia mi pasado”. Una gran manera de justificar el error de TWO y de reconocer cuál era su casa. “Resurrection” sigue siendo uno de los mejores temas de la historia del Heavy Metal, tanto por su connotación emocional como por lo puramente musical.

El disco incluía cortes que parecían sacados del “Painkiller” de JUDAS, en su mayoría. Sin experimentos, sin demasiada tecnología, solo carne y patatas, nada de estúpidos aderezos y salsas. “Made In Hell” era una patada en la cara, “Locked And Loaded” era un tema tan macarra como la imagen de Rob en la portada del disco, “Nightfall” era un tema misterioso y ochentero, al estilo “A Touch Of Evil”, con un riff magistral de Lachman y unas dobladas de guitarras con Chlasciak que ponían la guinda al pastel.  “Silent Screams” era la balada sensiblona de turno, pero que en este caso servía para recordar las virtudes del rango medio de Rob y para escucharle doblando voces consigo mismo.

Una de las sorpresas del disco – bueno, no tanto cuando se cacareó infinitamente sobre ello- fue “The One You Love To Hate”, el dueto entre Halford y Dickinson. Probablemente otro de los grandes momentos de la historia del heavy metal. Reunir bajo el manto del mismo tema a las dos principales voces del metal de los ochenta fue un hito que probablemente ayudó a vender unas cuantas copias de “Resurrection”.

La segunda mitad del disco es más irregular. “Cyberworld” mantiene el nivel, asi como “Slow Down” (con un riff fantástico y el Halford más profundo vocalmente). “Twist” es algo reiterativa, mientras que “Drive” habría funcionado mucho mejor entre los primeros temas del disco. La oscura “Saviour” cierra el disco con un riff que habría quedado mucho mejor formando parte de un tema de “Crucible”. El tema parece más cercano al Halford experimental-industrial de TWO que al purista de “Resurrection”, pero mantiene el nivel.

“Resurrection” fue el disco que sirvió para que recuperáramos el respeto hacia Rob, sin duda. De no haber sido por este disco, la reunión con JUDAS PRIEST habría sido una historia muy distinta – si es que hubiera llegado a suceder- y Rob probablemente estaría saliendo en un capítulo de la mítica serie de la VH1  “Where Are They Now…?”. Pero Rob supo poner remedio al olvido con un disco absolutamente rompedor. Y es que el diablo sabe más por viejo que por…

-“Oye…¿tenéis ya el nuevo disco de Halford?”

ARGGGGGGG!

Sergi Ramos (sergi@themetalcircus.com)

Grupo:Halford

Discográfica:Metal-Is

Puntuación:9

Canciones:

  1. Resurrection
  2. Made In Hell
  3. Locked And Loaded
  4. Night Fall
  5. Silent Screams
  6. The One You Love To Hate
  7. Cyberworld
  8. Slow Down
  9. Twist
  10. Temptation
  11. Drive
  12. Saviour

Año:2000