Chimaira: Resurrection

Lo mejor que le podía ocurrir a Chimaira tras su salida de Roadrunner para firmar un doble contrato, con Ferret en EEUU y Nuclear Blast en Europa, ha sido la vuelta de Andols Derrick. Arreglados sus problemas, terminados sus estudios, y con fuerzas renovadas, pareció encontrar de nuevo la necesidad de volver al grupo del que nunca debió marchar. El hecho de ser invitado por Rob Flynn para tocar la batería en los temas que capitaneaba en el disco de aniversario de Roadrunner, y su posterior actuación en el concierto que organizaron, a buen seguro que tuvieron mucho que ver. Así, dando carpetazo a las disputas entre Mark Hunter y Chris Spicuzza con Kevin Talley, este disco muestra una resurrección de la banda de Cleveland. ‘Chimaira’, sin ser un mal disco, y marcado por ellos mismos como un nuevo renacer del grupo, no colmó las expectativas, tanto de fans como de los propios músicos. Pecaron de estructuras algo complejas cargando cada tema de multitud de riffs, cuando no precisaban de ellas. Pero Rob Arnold aprendió de su error, y la composición de su nueva obra es mucho más dinámica.

Presentada en edición limitada con un más que interesante DVD con documental de la grabación incluido (aparte de dos temas extra), su carta de presentación fue el tema que, aparte de dar título al álbum, lo abre. Cambios de ritmo marca de la casa, mayor presencia de samplers, y contundencia por los cuatro costados. En la nueva obra tienen hueco partes melódicas, como los estribillos de 'Pleasure In Pain', composiciones extensas al estilo del último disco de Machine Head, como ‘Six’, donde Andols demuestra sus virtudes como batería en un tema de nueve minutos, con largas partes instrumentales, más melodía de la habitual, con final desgarrador, o ritmos punk metalizados, reflejados en ‘Worthless’.

Multitud de influencias, que a partir de ‘No Reason To Live’, se ven condensadas en atmósferas más oscuras, y temas más extremos. En ‘The Flame’ vuelve a jugar un papel muy importante Spicuzza, para dejar el papel protagonista en el final del disco a Rob y Matt para acercarse incluso a influencias black en ‘Needle’ o ‘Empire’, donde Andols de nuevo se muestra pletórico, y Mark Hunter agónico. Dejando atrás cualquier tipo de etiqueta, y cargando su música de multitud de variantes, Chimaira se sabe desmarcar para calificarse, simple y llanamente, como una banda de metal con un buen futuro por delante.