Detonation: Portals To Uphobia

Detonation es una de esas bandas que, debido al estilo que practican, podrían
pasar perfectamente desapercibidas para el heavy medio. Ahora que parece que
el power metal está menos boyante que hace unos años, lo que se lleva más son
los grupos de metal gótico y death / thrash melódico, y ese es el caso de estos
cuatro holandeses, que corren el peligro de confundirse con el montón de grupos
nacidos a partir de la llamada escuela sueca. No obstante, merece la pena detenerse
a escuchar el trabajo de esta formación, que con este ‘Portals to Uphobia’ presentan
su segundo disco, tras su debut en 2003 con ‘An Epic Dephiance’.

De todas formas no nos llevemos a engaño. La propuesta de Detonation no tiene
nada de original, no van a inventar nada dentro de su género, aunque saben
hacer bien lo que hacen, y eso no es nada desdeñable si tenemos en cuenta la
cantidad de grupos mediocres que aparecen y desaparecen cada dos por tres,
como el Guadiana. Para quien no sepa a qué suenan estos chicos, su estilo se
ciñe a los patrones típicos del death metal melódico. Las guitarras tienen
mucho de In Flames, incluyendo cantidad de melodías dobladas, aunque la batería
les da un toque más agresivo si cabe, alcanzando incluso en contadas ocasiones
velocidades de grindcore. Además aquí se dejan de lado los típicos estribillos
melódicos que se ven a la legua que intentan engancharte a conciencia, aunque
no siempre lo consiguen. Koen Romeijn pasa olímpicamente de entonar melodía
alguna con su voz, que para eso están las guitarras, y se pasa el CD entero
berreando como el que más.   

El disco comienza fuerte con ‘Into Sulphur I Descend’, una canción en la que
se deja claro por dónde va a seguir el disco a lo largo de sus diez canciones:
correcta producción, ritmos cañeros, mucha melodía, buenas voces extremas y
momentos sosegados que se intercalan con la caña más burra. Esa es una de las
señas de identidad más claras del grupo, ya que se repite en varias canciones.
Aunque puedan acabar volviéndose previsibles, estas atmósferas tranquilas le
dan un toque de mayor elaboración y buen gusto a las composiciones. Casi se
podría decir que es lo que salva muchas canciones del olvido, ya que obliga
al oyente a prestarles atención y las hace menos repetitivas.

El disco continúa manteniendo un nivel de calidad más o menos constante, sin
altibajos, aunque se pueden destacar cortes como ‘Structural Deceit’, con una
buena subida de intensidad a mitad del tema; ‘Solitude Reflected’, que comienza
con una intro de guitarra acústica que da paso a una buena entrada a la canción;  así como
el que da nombre al álbum, una composición muy cañera. Asimismo hay espacio
para una aventura instrumental, que los grupos suelen aprovechar generalmente
para destapar el tarro de las esencias y explayarse, aunque en este caso pasa
sin pena ni gloria, a pesar de incluir una guitarra española en los primeros
compases.

En lo que respecta a la habilidad musical de los miembros del grupo, sobresale
el trabajo del baterista Thomas Kalksma, que consigue golpear realmente rápido
y llevar en volandas a sus compañeros. Si en directo es capaz de manejar el
doble bombo a la velocidad con la que lo hace en ‘Chaos Banished’ (parecida
a la de ‘Dyers Eve’ de Metallica), estamos ante un auténtico atleta de los
parches. Del resto no se puede decir que hagan alardes de virtuosismo, pero
cumplen bien con su labor, que es lo mínimo que se les puede pedir.

En definitiva, y siendo claros, a no ser que cambien mucho las cosas Detonation
no van a ser el grupo que salven tu vida, pero si uno es aficionado a grupos
como At The Gates o Dark Tranquillity merecen al menos una escucha atenta.  Lo
que más se les puede echar en cara es su similitud en el sonido de las guitarras
a miles de grupos parecidos, cosa que deberían mejorar si quieren encontrar
una personalidad propia, en lugar de ser un grupo clónico a los grandes del
género. En próximos álbumes sería de esperar una evolución en su sonido, quizá esas
partes tranquilas sean un primer paso hacia un sonido más complejo y orientado
al progresivo. Mientras tanto, habrá que esperar su paso por las salas de conciertos
españolas.