Poisonblack: Of Rust and Bones

La verdad es que ningún disco de POISONBLACK me pareció tan bueno como su debut. Quizá fuera la voz de Juha-Pekka Leppäluoto, o quizá que en su momento llamaron más la atención, haciéndose cada vez más previsibles. El caso es que con su nueva obra, tengo opiniones enfrentadas en mi cabeza. Y eso que el hecho de saber que el productor era Hiili Hiilesmaa, que ha trabajado en varios discos de Him, o The 69 Eyes, me hacía pensar en algo demasiado visto.

Por un lado, se agradece la facilidad con la que se suceden temas con unas melodías pegadizas, sin muchas complicaciones, pero bastante efectivos, donde Ville Laihiala sabe lo que hace. Y eso sucede con casi todo el disco, a lo largo de sus nueve temas. Pero a la larga se echa de menos algo más de variedad, porque se estancan demasiado en unos patrones que ya explotaron en el pasado, y que ahora siguen haciendo.

En el lado de la primera opinión se encuadra básicamente la primera mitad del disco. ‘Sun Shines Black’ es un comienzo con gancho, que suena cien por cien al grupo, si acaso un poco más acelerado. Algo más pausadas y carentes de esa chispa se muestran ‘Leech’ o ‘Buried Alive’, con unas estructuras demasiado vistas y exprimidas. También en este grupo está ‘My World’, en la misma onda, pero que gana en su versión acústica (incluida en ediciones especiales del álbum; y no es la única, ya que las ediciones finlandesa y alemana contará con otra más… Nunca llegaré a entender estas cosas de premiar solo a los fans de unos países u otros).

Por otro lado, encontramos la parte más… arriesgada, por así decirlo. Se  agradece enormemente ‘Down The Drain’, su tema más largo compuesto hasta la fecha, con más de ocho minutos de duración. Completo, con una intro de piano y un inicio bastante oscuro y melancólico, para dar paso a partes más desgarradas, y todo adornado por un gran solo de guitarra. Una de esas baladas épicas de larga duración que pone los pelos de punta. No contentos con solo una, exploram más ese camino, con ‘Down The Drain’, dejando entre medias otra composición más directa al estilo de las primera, ‘Casket Case’. Esta segunda pieza, que también supera los ocho minutos se muestra mucho más íntima y lenta.

Para el final recurren de nuevo a la alternancia de un tema más simple como es ‘Alone’, que curiosamente es de los mejores de este tipo en este disco, y otro más largo y completo, ‘The Last Song’, donde de nuevo apuestan por hacerse algo más extensos, y no en hacer lo de siempre. Quizá de haberlo hecho así en anteriores discos, no hubieran caído en la monotonía de copiar un estilo ya de por sí de capa caída. Lo que no cambia, es la pregunta de mucho sobre el final de Sentenced, pero ese es otro tema…