Moonspell: Night Eternal

Es innegable que Moonspell han ido para arriba desde su irrupción a mediados de los 90. Últimamente habían conseguido premios MTV portugueses, reconocimientos varios y demás laureles y chucherías variadas, y eso es innegable, pero la mayoría de sus primerizos fans esperábamos una vuelta a sus raíces definitiva, que, si bien se iba adivinando progresivamente en sus últimas obras, parecía que nunca llegaría definitivamente. Con WOLHEART e IRRELIGIOUS la banda era imbatible, pero desgraciadamente su evolución comparable a la de Paradise Lost les llevó a unas aguas mucho más calmadas en las que esperaban pescar a fans vía accesibilidad, aunque manteniendo en parte su apuesta gótica y oscura.

Finalmente parece que se cierra el círculo y el rodeo que pasó por “mariposas y pecados” desorientados y vuelve a las turbulentas y oscuras aguas en las que les vimos nacer. Como salmones han remontado un río para volver a su sitio de nacimiento y nos brindan un parto espectacular: NIGHT ETERNAL, una maravilla que les debe catapultar de nuevo, ya no a ganar premios ni a telonear a grandes, sino a ser esa banda de referencia que metió a Portugal en el mapa metálico por la puerta grande.

Oscuridad, poder, fuerza abrasiva, brillantez compositiva y una retahíla de temas cada uno mejor que el otro. Ribeiro y los muchachos han logrado un disco perfecto, ese que de haber caído tras IRRELIGIOUS les hubiese catapultado a lo más alto. Bajo una producción aplastante caen trallazos sónicos en las que las guturalidades de su líder se funden con esos teclados creadores de atmósferas agónicas e irrespirables mientras la contundente base rítmica machaca y las guitarras de Paixao y Amorim bordan estos futuros himnos.

La omónima “Night Eternal” va a suponer un estandarte a la altura de “Alma Mater”, “Vampyria” o “Opium”, y es que eso son palabras mayores. Contundencia propia del black metal pero manteniendo esa fuerza melódica y un riff a base de batería y guitarras que marcará sus próximos conciertos. El inicio de “Hers Is the Twilight” combina contundencia y guturalidad con pasajes oscuros y a voz limpia. Espectacular tema que brilla tanto o más como la accesible “Scorpion Flower”, con Anneke (exGathering) en uno de esos temas a dúo tipo “Raven Claws” capaces de indagar acertadamente en sonoridades accesibles pero con la brújula apuntando al norte, sin perder la dirección marcada.

El inicio tétrico de “At Tragic Heights” ya deja claro que esta vez van en serio, el comeback toma la forma soñada por todos sus antiguos fans. “Dreamless” es el medio tiempo en el que Ribeiro luce profundidad de garganta pero bañando al tema en tinieblas y en un aire satánico con teclados de apoyo. Espectacular es el riff de “Spring of Rage”, otro de los temas llamados a quedarse definitivamente en el set-list de sus futuros conciertos (atención cuando chilla “My Darkness”) y posible single por conjugar melodía y fuerza y aunar en un mismo tema características de sus diferentes etapas. Aún así suena muy a IRRELIGIOUS. Finalizan con “First Light” con un precioso inicio a acústicas y un posterior medio tiempo con acentos de teclado y coros femeninos muy utilizado por los mejores Cradle of Filth. Otra joya más de este collar que es NIGHT ETERNAL.

Tras una larga espera, tras una “eterna noche”, vuelven los Moonspell más añorados, con un disco perfecto que bebe de las raíces y toca algunas de sus desviaciones musicales más recientes, pero sin caer en el despiste, son sólo pinceladas que enriquecen la obra. Va para clásico e invita especialmente a verlos sobre las tablas, y eso que últimamente en directo, y personalmente, me había visto muy decepcionado por lo ofrecido. Sólo he marcado dos 10 (los HOUSE OF ATREUS de Virgin Steele) en mi larga trayectoria de crítico, y con decir que me he sentido tentado a marcarlo esta vez ya digo mucho de lo que supondrá este disco. Esperemos que el tiempo nos dé la razón. Moonspell han creado el disco del presente 2008, e incluso más, una obra que debe pasar a la historia de la primera década del siglo XXI.