Primal Fear: New Religion

duda, uno más de ellos. Solo que el giro no ha sido tan radical, quiza tan solo de 90 grados. El caso es que la fórmula mánida y demasiado vista que Primal Fear mostraron en un disco como “Devil’s Ground” llegó a su fin, por suerte. Hubo un momento en el que estaba muy en boga el power metal machacón y las bandas calcadas a los JUDAS PRIEST del “Painkiller”, y en ese momento, Primal Fear ganaron muchos enteros. Eran los momentos en los que se editó “Nuclear Fire” y “Black Sun”, dos discos que palidecían respecto a sus dos antecesores directos: los infalibles “Primal Fear” y “Jaws Of Death”. Fue precisamente con “Nuclear Fire” cuando los germanos llegaron a un punto de inflexión notable dejando en evidencia que la repetición comenzaba a ser su estilo.

Por suerte, en el año 2005, Mat Sinner y el resto de la banda decidieron conscientemente alejarse de su sonido clásico en un pequeño tanto por ciento, aunque solo el suficiente para mantener a PRIMAL FEAR interesantes y sin perder las raíces. Las raices, por si a alguien le pica la curiosidad, siguen ahí. Varios temas del nuevo disco de la banda así lo atestiguan. Y ciertamente, “Seven Seals” fue un disco bastante más innovador que “New Religion”, pero de ningún modo la banda ha vuelto al power metal insulso y revenido de antaño.

“New Religion” es una sinergia bastante acertada entre ambos caminos tomados por la banda a lo largo de su carrera. Por un lado esta el power metal estilizado y preciso que dio cara y ojos a la banda en el panorama internacional, representado por canciones como “Too Much Time In my Hands” o “Sign Of Fear”. Por otro lado están los “nuevos” PRIMAL FEAR, más melódicos y refinados y menos predecibles que sus alter-egos, y representados en el nuevo disco por canciones como “Psycho”, “Everytime It Rains” – donde cuentan con la colaboración de la delicada voz de Simone Simons de EPICA- , “Face The Emptiness” o la triunfal y favorita “Fighting The Darkness”. Se trata de un épico tema de ocho minutos dividido en tres partes que es probablemente una de las mejores composiciones de la historia de la banda.

El disco aporta notables novedades, como la vuelta del guitarrista Henny Wolter, recuperado en detrimento de Tom Naumann con quien la banda parecía tener problemas de índole personal. Por otra parte, la cantidad de colaboradores externos del disco hace de este “New Religion” uno de los trabajos más elaborados de la historia de la banda, con orquestaciones, coros, loops, teclados y otros añadidos en momentos precisos que embellecen el resultado final.

Nadie diría que lo que parecía una banda acabada y seca, sin ninguna idea novedosa, haya renacido de sus propias cenizas de una manera tan elegante. Sin duda, una de las sorpresas del año.