Olvido: Neurosis del Destino

Gran debut de una gran banda. Los catalanes Olvido ya habían publicado un EP muy prometedor, y esta vez han ido a lo grande con “Neurosis del Destino”. Son un receptáculo de muchas influencias y les dan una gran salida, pues han conseguido algo difícil, sonar a ellos mismos y poseer un sonido propio a las primeras de cambio. Heavy metal, destellos progresivos, teclados góticos, efectos y una gran base de metal extremo a pinceladas. Todo el disco posee un aura oscura y de tristeza muy atractiva y conseguida.

“Padre” es el single y posiblemente el mejor tema del disco. Gran estribillo, todas sus credenciales afloran y hasta un interludio en gaita que demuestra sus muchas posibilidades y variadas influencias. Destaca especialmente la labor en la batería de todo un Alfred Berenjena, ya, uno de los nombres propios de la batería del metal extremo hispano. Los registros de Néstor Morales son muy personales, muy expresivos y consigue una gran modulación de voz y versatilidad.

En “Neurosis del destino” hay un bonito pasaje algo sinfónico acompañado por doble bombo que les acerca al metal gótico. Los riffs están muy conseguidos y la producción es pulcra y sumamente profesional. Se nota la ilusión y el trabajo duro en cada tema del disco. Las partes más pausadas son representadas por la evocadita y triste “Mis noches más bellas”, apoyada por unos coros efectivos y envolventes y la preciosa “Más allá del gusano vencedor”. La final “No hay lugar para sirenas” es posiblemente la más conseguida de las baladas. “De cadenas lentas y amores caídos” posee una cadencia arábiga de inicio y se desarrolla en medio tiempo, posiblemente la velocidad con la que mejor se desenvuelve el grupo, pero termina en crescendo y con un falso directo (con público) en plan jam y con un Daniel Ruiz muy inspirado en los teclados. De lo mejor del disco.

Podemos destacar la oscura “Avatar”, con un teclado muy presente y un resultado global muy gótico. Encontramos en sus filas la presencia de Terry Ryan, ex de Gothic Sex, banda de culto ya desaparecida. Su buena mano se nota y destaca en cada uno de los temas. Hay en general mucha teatralidad en la música debido a la gran expresividad y sentimiento con el que canta Morales; “Rasgando el velo” es un inmejorable ejemplo de ello. Otro punto a favor de ellos son las trabajadas letras, otro de los aspectos que realza el contenido oscuro global.

Gran tarjeta de presentación y otro gran disco candidato a sorpresa de este 2010 que se nos escapa lentamente. Esta obra merece repercusión, tanto por calidad como por lo cuidado de los detalles. De verdad que pocas bandas empiezan con tanta fuerza. Últimamente nos llegan grandes trabajos patrios, con grandes producciones a la altura de las extranjeras, y con muy buenas ideas… pero lo de triunfar… parece que está realmente difícil. Muy recomendados, palabra.