Aerosmith: Music From Another Dimension!”

Si después de once años sin editar un nuevo disco de estudio todo lo que AEROSMITH pueden ofrecer es esto, casi mejor que no hagan nada. Si tuviera que escoger el disco más poco inspirado, gris y anodino de todo el año, seguramente sería “Music From Another Dimension” de los otrora cinco magníficos de Boston. No me entendáis mal, las canciones no son basura absoluta en ningún caso. Simplemente es como coger todos los temas de relleno de “Get a Grip”, “Nine Lives” y “Just Push Play” y meterlos en un solo disco recopilatorio. Está claro que ni “Something’s Gotta Give”, ni “Pink”, ni “Shut Up And Dance” ni “Gotta Love It” son malos temas en el contexto del catálogo de AEROSMITH, pero…¿tienen algo que hacer al lado de “Get a Grip”, “Livin’ On The Edge”, “Eat The Rich”, “Falling In Love” o “Nine Lives”? No. Unos son grandes, los otros son medianos. Aquellos que nunca vas a recordar, por más que escuches el disco. Pues “Music From Another Dimension” es una colección de canciones que nunca vas a recordar.

“Beautiful” tiene un riff interesante, por ejemplo, pero todo se va a tomar viento en cuanto Steven Tyler comienza a hacer un intento de rapear en los versos, como intentando evocar glorias pasadas. Ni es 1986 ni el rap es rompedor a estas alturas. Pero cuando AEROSMITH se van por derroteros más setenteros, como “Out Go The Lights”, “Street Jesus” o “Freedom Fighter” es cuando brillan con cierta intensidad. Es precisamente en esta última donde sucede una extraña colaboración como la de Johnny Depp, que tiene una tonalidad vocal muy Springsteeniana y queda curioso en medio del jam-rock que se da en el tema.

Las baladas son una plaga a lo largo del disco, con “Closer”, “Another Last Goodbye”, “We All Fall Down”, “Can’t Stop Lovin’ you”, “What Could Have Been Love” y “Tell Me” cayendo en esa categoría. Es casi como si no se hubieran dado cuenta de que ya no es 1993 y no van a volver a tener un jackpot como el de “Amazing” y “Crazy”. Hoy en día lo que el público de AEROSMITH quiere es sentir que son capaces de rockear a todos los niveles pese a su avanzada edad, no que muestren su profunda sensibilidad musical y lírica. No obstante, si estos 18 temas y 80 minutos de mediocridad sirven para que la banda salga de gira otra vez, se tiren de los pelos mediáticamente y recuperen un 60% de su magia de los ’70 y ’80 tocando los clásicos eternos de entonces, pues bienvenido sea este trabajo.