Ésta es una de esas reseñas ante las que un comentarista musical debe quitarse el sombrero para escribir. Definido como “Heavy-Boggie-Blues” o “Heavy metal Bluesrock”, Michael Katon es uno de los más importantes acontecimientos rockeros de los que yo tenga noticia en los últimos tiempos, aunque lo cierto es que este músico norteamericano ya venía sacándole chispas a su Stratocaster y poniendo a cien las válvulas del Marshall desde principios de los 80, tocando hasta desgañitarse en sus sets de hasta cuatro y cinco horas por los locales de Detroit… Aunque podría encasillarse a Katon en el entorno del blues eléctrico o rock americano de flamígeras guitarras, al estilo ZZ Top, si hay algo que destaca en Katon (y por lo que sin duda me dejó cautivado desde el primer instante), es que es un autor con un explícito gusto por el sonido “metalero”, apto para motoristas, pendencieros, alcohólicos sin remedio y almas descarriadas de toda índole. Aunque pueda sonar a tópico, escuchándole cantar uno casi percibe el tufo a sudor y whisky, y su estilo a las seis cuerdas contiene una buena dosis de fuerza, experiencia y saber hacer añejo. Lo acredita una extensa carrera bajo la tutela del prestigioso sello Provogue, que decidió apadrinarlo desde la aparición del genial Get on the boggie train (1992), y en el que este infernal guitarrista ha pergeñado otras obras maestras como Rip it hard (1994), Rub (1996) o Bad machine (2002).

 

Katon editó recientemente un atractivo disco de auto-covers, Diablo Boggie, Blues brewed in Hell (2006), al que todavía no he tenido ocasión de hincar el diente, pero sirva esta reseña de su anterior trabajo parido desde los estudios Wild Ass Records (Hell, Michigan) como más que válida introducción para los que no le conozcan.

 

Según anuncia la página oficial de Katon, todas las canciones de este disco han sido compuestas e interpretadas por el autor, aparte alguna modesta colaboración. A la vez el más oscuro y maduro de sus discos, MK (2006) aúna las mejores cualidades del rock de todos los tiempos, atemperado con su estilo rudo y electrizante, pero sobre todo sabiamente conducido. Nada más escuchar el insistente riff disonante que abre el disco, uno no puede sino decirse “Aquí va a pasar algo gordo…”. Y efectivamente, el arrollador estribillo thrasher de “Back to your cages” es un inicio de los que tiran de espaldas, con esa voz áspera de perro viejo y una rítmica contundente al tiempo que animosa. Desde el principio queda claro que Katon va a darnos un verdadero repaso con su slide-guitar a lo largo del disco, hecho que este autor ostenta como sólo saben hacerlo los del otro lado del charco… “On the prowl for a Hoochie mama” es un tema contenido y de aire malicioso. La correcta sección rítmica a cargo del propio Katon se las compone perfectamente a falta de sus viejos amiguetes Donn Deniston (batería) y Jon Eppinga (bajo). “Diablo boggie” es un corte deliberadamente pesado, de sonoridad metal, con una línea de bajo de lo más inquietante; un auténtico destello de rock-blues atormentado. En la misma línea que el anterior, “Need it awful bad” es un tema oscuro y reposado como un poso de café amargo, donde el hombre-trío se inmersa en una planicie de guitarreo que parece no tener fin, al más puro estilo Hendrix (no es de extrañar que el tema esté dedicado a las iniciales “J.H.” y “R.T.”, que, en cuenta del solo febril que se marca Katon en este corte, han de corresponder casi con toda seguridad a Jimmy Hendrix y Robin Trower). “Rock’n’Roll man” es otro de los hits del disco, con una rítmica sobria a medio camino entre thrasher y stoner… Llama la atención el fraseo heavy que estructura este tema exquisitamente. “Whiskey hill” es un boggie de carretera en toda regla; dan ganas de subirse a una moto y salir a rodar las cantinas de una autopista de dudosa reputación… “In the land of Rock’n’Roll” es un rock luminoso que arroja un poco de luz sobre la atmósfera sombría y viciada de los cortes anteriores. “Dirty thang” nos arrastra de nuevo a un boggie-metalero, con esa contención y saber hacer que hacen de Katon un autor tan veraz en todo lo que toca. Con “Luv a dawg”, Katon regresa a los paisajes de densidad guitarrística que en este disco practica con soltura. Y finalmente la divertida, rápida y heavy “Motorcycle blues”, con un Katon cabreado al parecer porque su chica le robó la moto…

 

Hagan un hueco a esta particular y gozosa conjunción entre blues y heavy metal gamberro, llena de guitarreos, letras canallescas y sobre todo buen gusto. Como es propio de los maestros, Michael Katon no sólo no necesita tirar de composiciones rebuscadas para lograr su objetivo, sino que plantea un discurso frontal, claro y directo: el rock de género. No encontrarán florituras originales ni concesiones a la sensiblería, tan sólo la áspera y abrasiva enjundia de un señor que no se anda con rodeos para llevarnos al apretado núcleo sulfúreo de nuestro corazón (o, como diría el propio Katon: “Where the wild ones go…”). Yeah! 

Federico Fernández “Mad Wilson” Giordano

Grupo:Michael Katon

Discográfica:Provogue / Wild Ass Records

Puntuación:9

Canciones:

  1. back to your cages
  2. on the prowl for a Hoochie mama
  3. diablo boogie
  4. need it awful bad
  5. rocknroll man
  6. whiskey hill
  7. in the land of rocknroll
  8. dirty thang
  9. luv a dawg
  10. motorcycle blues

Año:2006