Maravilloso y genial es este último disco de los británicos Threshold, banda de metal progresivo que merecería, desde ya hace mucho tiempo ya, un reconocimiento mucho mayor. Este es su noveno disco de estudio, y coincide con la reedición de sus dos primeras obras. Están ya con la todopoderosa Nuclear Blast, y razones no les faltan para haberlos fichado. “March of the Progress” es de lo mejor que hayan grabado nunca, por no decir que lo mejor. Las dos grandes noticias que acompañan esta obra son: primero, la vuelta de Damian Wilson, y la segunda; que es su nueva obra después de un largo lustro de silencio discográfico. Tras tantos años de espera podemos decir que el grupo vuelve a cumplir (siempre lo hacen) y que su metal-prog con toques de Queen o incluso de Muse sigue brillando en todo lo alto. Siguen sonando a ellos mismos.

Los temas siempre son extensos y dados a los desarrollos instrumentales, pero nunca pierden el norte y van de cara a la canción. Abren con una delicia titulada “Ashes”. Tema estelar del disco que atrapa, con guitarras potentes, instalados en el medio tiempo, y con unos teclados y unos coros absolutamente perfectos. Las letras del disco son sumamente comprometidas en la lucha y el momento actual, algo que siempre ha caracterizado a este combo. “Dont Look Down” intenta jugar a lo comercial pero no llega al nivel de la mayoría de temas, que aquí, brllan en toda su totalidad. Damian Wilson es un absoluto privilegiado y “Return of the Thought Police” es otra obra maestra. Inicio enrevesado en “Staring at the Sun” y preciosos juegos con el tempo. Destacan en sobremanera las guitarras de Groom y Morten. Consiguen un estribillo de lujo y unos pasajes casi teatrales con el piano.

A pesar de poderlos comparar con Dream Theater o Symphony X, las grandes bandas de metal progresivo, es de recibo recalcar que esta gente posee un sonido propio. Son accesibles, muy melódicos, y están al nivel de las bandas anteriormente citadas. “Liberty, Complacency, Dependency” es puro metal progresivo en su mejor expresión. Consiguen velocidad y contundencia, pero mezclada con la clase, el arte de la composición y unas melodías muy trabajadas. “Colophon” hace honor al nombre y muestra su cara más pausada, aunque siempre combinada con esa vertiginosa montaña rusa de sensaciones y velocidades. “The Hours” posee mucha conexión con esos temas suaves de Dream Theater, especialmente por la línea vocal. Pero queda claro que esta gente no para de sorprendernos. “Thats What We Came” tiende puentes al prog de Pink Floyd, especialmente por la voz y los teclados. Definitivamente la paleta con la que cuenta el grupo es de lo más variada. “Coda” es uno de los mejores temas del disco, y “Rubicon” es el corte más extenso y trabajado del compacto. Inspirada en Julio César y su punto de no retorno. Cuando uno llega a esta pista… ya queda enganchado definitivamente por la música de estos ingleses.

Siguen siendo el secreto mejor guardado del progresivo británico. Hay muchas bandas interesantes y se está revitalizando la escena, pero no dejéis que Steven Wilson y demás gurús os tapen algo tan exquisito como son Threshold. Tantos años de silencio deben ser revitalizados con este disco y sus reediciones. El disco es también un homenaje para el anterior cantante, el caído Andrew McDermott. Excelentes ideas, excelente producción, y discazo de cabo a rabo. De lo mejor del año, y no ya en su estilo, si no en todo. Obra absolutamente imprescindible.

Jordi Zelig Tàrrega

Grupo:Threshold

Discográfica:Nuclear Blast

Puntuación:9.2

Canciones:

  1. Ashes
  2. Return Of The Thought Police
  3. Staring At The Sun
  4. Liberty, Complacency, Dependency
  5. Colophon
  6. The Hours
  7. Thats Why We Come
  8. Dont Look Down
  9. Coda
  10. The Rubicon
  11. Divinity (Bonus Track)

Año:2012