Avalanch: Las Ruinas Del Edén

La carrera de AVALANCH es bastante curiosa para una banda nacida en este país. Es uno de esos casos atípicos, en muchos sentidos. Dejando a un lado lo musical, simplemente la manera en que Alberto Rionda ha ido encaminando la carrera de su grupo es algo que merece mención aparte. Odiado y amado a partes iguales en los últimos años, Rionda decidió tomar la senda de la integridad artística. Y finalmente, la gente le ha dado la razón. Echando un ojo a sus conciertos en Barcelona, podemos observar que su primer concierto con la nueva formación en la sala Razzmatazz 2 hace un año y medio largo consiguió más bien poca asistencia. Sin embargo, su reciente actuación en la sala Metal Zone reunió a muchos cientos de personas decididas a darle una nueva oportunidad a la banda. Y por lo que me han comentado, no defraudaron.

Hay que ver las circunstancias que rodean los últimos movimientos de la banda para poder entender su progreso. “El Angel Caído” fue una primera muestra de la grandilocuencia que Rionda promulgaba entre sus entonces compañeros de banda. Lamentablemente, Victor Garcia, Alberto Ardines y compañía no veían las cosas de la misma manera que Rionda y salieron fulminantemente de la banda tras el disco más grande de su carrera hasta entonces. Y de golpe, además de un nuevo vocalista que respondía al nombre de Ramón Lage, la banda da un giro total a su sonido, la lírica cambia hacia derroteros más maduros, y aparece una nueva banda llamada WARCRY que recuperaba los valores de los antiguos AVALANCH liderada por  (gasp!) Victor García y Alberto Ardines. Como ya indicara en su día mi compañero Jordi Tàrrega, los fans tomaron una posición partidista ante la inesperada y nueva situación, resultando ello en la desaparición temporal de muchos fans de AVALANCH. Rionda tomó la opción mas correcta: “ellos se lo pierden”. Y le ha funcionado.

“Las Ruinas del Edén” puede ser el Mayor Despropósito de la Tierra para aquellos que  seguían enfadados con el modus operandi de Rionda, pero a decir verdad, es una idea más que acertada, pese a que no demasiado original. Ramón Lage aporta una mayor emotividad a los temas, por encima de demostraciones de rango vocal como las que llevaba a cabo García, así que no está mal poder escuchar un buen numero de temas interpretados por el “nuevo” vocalista con calma sentado en el sillón, absorbiendo todos los matices y novedades que aporta a la música de la banda.

En ese sentido, es curioso escuchar un tema como “Vientos del Sur” o “Corazón Negro” con ese nuevo enfoque. Sin duda, AVALANCH son una de las formaciones españolas más maduras en lo musical y ciertamente, una de las mejor preparadas para encarar compromisos en el extranjero. Lástima que en España nunca llegarán mas allá de donde consiguieron llegar con “El Angel Caído”, y creo que Rionda lo sabe bien, así que se limita a hacer junto a su banda la música que más le llena sin necesidad de buscar el éxito masivo.

Hay una buena profusión de temas de “El Angel Caído” en comparación con el material extraído de los dos primeros discos (siete temas en total, más de la mitad del disco) demostrando una vez más que esa ha sido la piedra angular de la discografía de AVALANCH hasta el momento. Las reinterpretaciones de “Xana”, “El Angel Caído”, “Antojo de un Dios” y sobretodo “Las Ruinas del Edén” ganan en fuerza y sobretodo, las posibilidades de los músicos que hoy en día forman AVALANCH quedan probadas con una nota muy alta como resultado. La labor del batería Marco Alvarez es sencillamente perfecta.

Es en temas como “Pelayo” y especialmente “Juego Cruel” donde más se aprecian las diferencias entre ambas formaciones. Evidentemente, AVALANCH en su día fueron “una banda más” de power metal, con un toque especial en sus composiciones y aunque no están tocando pop precisamente, han querido desmarcarse de ese sonido tan similar a las millones de bandas que aparecieron a finales de los 90 practicando ese mismo estilo.

Una buena compra, sin duda. Los que quieran seguir odiando a AVALANCH lo van a hacer de todas maneras, aunque Rionda les lleve este disco a sus casas arrastrándose por el suelo. Es la verdadera pena de este país.