Meshuggah: Koloss

Más de veinte años contemplan a estos suecos y a su particular manera de entender la música, haciendo de los ritmos densos un arte. MESHUGGAH ha sido un grupo que cada paso discográfico que ha dado se lo ha tomado con calma, espaciando mucho sus trabajos; por eso no extraña que este sea tan solo el séptimo en tanto tiempo desde su formación.

Puede ser que los adelantos no fueran demasiado halagüeños, ya que ‘Break Those Bones Whose Sinews Gave It Motion’ sí presentaba ese sonido pesado y característico de la banda, pero apenas variaba en sus cerca de siete minutos, convirtiéndolo en algo lineal. «Do Not Look Down» mejoraba en parte, pero tampoco era que mostrara algo que realmente llamara la atención o que no hubieran hecho (de manera mejorada) en el pasado. A la hora de escuchar el disco uno puede pensar que va a ser más de lo mismo y no se van a superar… y hasta cierto punto es comprensible.

El coloso comienza con su declaración de principios en ‘I Am Colossus’, con una densidad y un tempo que llega a resultar desesperante; al fin y al cabo es una de sus señas de identidad. Fredrik Thordendal y Mårten Hagström siguen siendo maestros con sus guitarras a la hora de crear riffs de estas características, y lo continúan en ‘The Demon»s Name Is Surveillance’, totalmente distinta a la primera, con un ritmo más acelerado pero manteniendo su firma inequívoca. También hacen gala de ese ritmo más rápido en ‘Swarm’, en ciertas partes de ‘Behind The Sun ‘ y de una manera más extrema y alocada en ‘The Hurt That Finds You First’, algo más atípica para sus últimos tiempos, pero que a la larga termina destacando sobre la mayoría. El sonido de la caja de Tomas Haake puede que choque un poco, pero previo a la salida del álbum declaró que el grupo quería un sonido más orgánico y no tan artificial; de ser así, han acertado, incluso han apostado en algún tema por guitarras de seis cuerdas.

Sobre las demás, me quedo con dos en concreto. ‘Marrow’ en el lado de temas más rápidos, y ‘Demiurge’ en el de cortes más pesados, esta última con una atmósfera como ninguna de las demás, y con el mejor trabajo de guitarras de todo el disco. Sorprenden con un final totalmente relajado de la mano de ‘The last Vigil’, que se convierte más en una outro que en un tema como tal después de que la tempestad haya arrasado en los nueve temas anteriores, especialmente en el último. MESHUGGAH han vuelto a demostrar que por mucho que puedan ser imitados, difícilmente serán igualados. Sea calificado como math-metal, djent o como se quiera llamar, siguen dando lecciones con el paso del tiempo. De una manera más directa y sin hacer gala de tanta complejidad… dentro de que a lo que hacen no se le puede calificar simple precisamente. Sólo nos queda esperar a que vengan algún día a las salas de por aquí, que se les lleva esperando muchísimo tiempo.