Mekong Delta: Intersections

La histórica banda teutona Mekong Delta edita su décimo disco después de tantos años dando guerra. Estuvieron mucho antes que muchos de los grandes grupos germanos y de hecho en sus filas han pasado grandes nombres como los de Jörg Michael, Peavy o Uli Kush. Ya en 2010 editaron un disco y este “Intersections” vuelve a ponerlos en el mapa. Han ido ganando como músicos con los años y esos destellos progresivos con los que nutren y alimentan su thrash básico mezclado con ese primerizo power metal más de la vertiente americana. Hay también algo de power más centroeuropeo, pero esa mezcla de speed y thrash es típica de esta banda. La producción es oscura, a lo antiguo-vintage, y definitivamente consiguen un muy buen disco.

Posiblemente no aporten grandes novedades y hasta a algunos les pueda sonar previsible, pero las composiciones tienen cierta frescura y están sumamente trabajadas. Destacan de entrada los dos primeros trallazos: la hímnica y speedica “The Cure” y la elaborada y contundente “Shades of Doom”. Dos cortes que seguramente estarán en futuros set lists del combo. En “Sphere Eclipse” ya encontramos juegos de atmósferas, cambios de tempos, individualidades y juegos instrumentales. Digerirlo no es tan fácil, pues hay algunos temas que suben más allá de los seis minutos en los que dan rienda suelta a su vertiente más progresiva. Martin LeMar destaca como vocalista ideal para el grupo y Zimniak y Grösch adornan y se lucen tanto en solos como en cambios de ritmos.

Hay momentos que el disco puede caer en la monotonía y en el exceso de complejidad. En “The Healer” hay una apuesta clara por la melodía pero sin dejar los juegos instrumentales y atmosféricos. Las líneas vocales son ciertamente arriesgadas y nada fáciles. Definitivamente el disco cae en la contumacia y cortes como “Innocent”, “Heartbeat” o “Heroes Grief” no van a ningún lado. Todo está visto ya. Mejoran las cosas cuando el grupo va más directo y aprieta el acelerador como en “Memories of Tomorrow”. Sorprenden las voces cercanas al black en “Transgressor”, en uno de los mejores cortes de esta segunda parte.

Disco irregular aunque potente, trabajado y efectivo. Sus fans no se verán decepcionados, pero le balance final es demasiado heterogéneo. Cuando van de cara y aprietan el acelerador la cosa funciona y engancha, inclusive con el plus de esos infinitos detalles y giros. Pero cuando se abocan a su lado progresivo hay momentos que la cosa pierde en exceso y llegando al hartazgo. Siguen siendo una de las bandas seminales, respetadas y que gracias a ellos tenemos a grupos definitivos, pero la atención que podían conseguir esta gente en los 80 no es la misma que puedan suscitar a día de hoy. Buen disco y poco más, por no decir correcto. Eso sí, los dos primeros cortes enganchan muchísimo, lástima que pierdan lastre enseguida…