Spellbound: Incoming Destiny

Iré al grano, que mi tiempo y el vuestro es demasiado valioso para malgastarlo
con discos mediocres. A este grupo le pasa como a un globo sin atar, que sale
despedido hacia arriba con mucha fuerza pero enseguida se desinfla. “Incoming
Destiny”, el disco de debut de Spellbound, empieza trepidante con la canción
homónima, basada en riffs de auténtico thrash y una batería cañera. Hasta aquí,
quedan visos de esperanza. Sin embargo, pronto se van dejando ver las carencias
de este cuarteto alemán.

Ciertamente no lo niegan, pero la sombra de sus compatriotas KREATOR es demasiado
alargada, tanto en el estilo vocal de Lennart Vocke, como en los patrones rítmicos
y los riffs. Una por  una, las canciones no llegan a ser malas, no. Incluso
alguna puede levantarte el ánimo y los instintos asesinos si te pilla en un
buen momento. Lo que pasa es que el disco es plano, plano. Las composiciones
apenas destacan unas frente a otras y el parecido entre ellas llega a ser sospechoso.
Incluso hice la práctica de pasar de la mitad de una canción a otra y casi
ni se notaba. La prueba del algodón. Infalible.

Aún así, si alguien decide darle una oportunidad a este grupo –algo completamente
legítimo, por otro lado- los cortes más recomendables son, aparte del antes
mencionado, “Arrival of the Gods”, “Spiritual Decline” y “Focus 22”, que es
la que más se aparta de la línea machacona del disco. De todas formas todas
tienen el mismo regustillo ochentero y el parecido con SLAYER, EXODUS y decenas
de grupos más es bastante palpable, por no decir atufante.

El punto más interesante del disco quizás esté en las letras, que se centran
en el tema de las conspiraciones,  o más bien, de la “conspiranoia” que reina
detrás de cada gran acontecimiento (véase los atentados de Nueva York y Madrid,
los alienígenas de Rosswell o el asesinato de JFK, por poner algunos ejemplos).
Eso sí, en este caso no se trata de denunciar las pérfidas intenciones de los
gobiernos despóticos, sino de reflexionar sobre el efecto que esta desconfianza
tiene en la imaginación humana y la cultura. La portada del disco refleja bien
el sentido de las letras, con una reunión entre Bush, Bin Laden y el Papa,
al estilo de la que ilustraba el “Rust in Peace” de MEGADETH, aunque mucho
menos conseguida, las cosas como son.

Está muy bien que algunos quieran resucitar el espíritu del thrash y reivindicar
el espíritu de la Bay Area, pero lo que no mola tanto es hacer discos de corta
y pega. A no ser que uno sea un fanático a muerte del thrash de la vieja escuela,
este combo es perfectamente prescindible. Hay grupos mejores a patadas.