Symphony X: Iconoclast

Cuatro años han tardado estos norteamericanos progresivos en volver a ofrecernos material fresco. El listón estaba muy elevado con ese excepcional “Lost Paradise”. Y es que las inspiraciones en libros míticos se les dan de maravilla a esta gente. Ahora vuelven a escena, pero… la verdad, no están al nivel exhibido anteriormente. Han oscurecido su sonido, los riffs son más duros, hay una cierta repetición contumaz de esquemas y el gancho de los temas ya no es tan directo. El disco es largo y de digestión pesada. Evidentemente la calidad está en cada momento, instrumentalmente todo brilla y las características técnicas que acompañan al álbum son todas de matrícula de honor, pero… Ya no es lo mismo.

Los nueve temas que forman este CD tan extensos como eleborados. Destaca especialmente el corte homónimo, pero la verdad es que en los más de 10 minutos suena un poco a refrito con una capa más oscura. A pesar de ello estamos, quizá, ante el mejor tema del disco. Suena a Symphony X por los cuatro lados. Rullo, Romeo, Pinnella y Lepond lanzan sus habituales diabluras técnicas. Destaca el pesado riff de “Heretic” y la línea vocal, pero la sensación general es que nos suena a temas de otros discos. “Children of a Faceless God” posee una entrada a lo Metallica-Pantera, incluso Rullo suena en principio muy a lo Ulrich. Posteriormente se meten en esa habitual senda de cumbres y valles y Rullo vuelve a sus andadas habituales.

Pocas veces hablamos de relleno en Symphony , pero quizá esta vez tengamos que hablar de ello. Se echa mucho de menos toda su vertiente más sinfónica. “Electric Messiah” es otra muestra de la cara nueva de los X, mucho riff endurecido cercano al metal y poco gancho melódico. Los pasajes instrumentales siguen siendo excepcionales, pero la composición de estribillos y melodías no acompañan. Posiblemente sea “Prometheus (I am Alive)” el mejor ejemplo de ello. Un corte insulso aunque con mucha pegada y contundencia a pesar de ser un medio tiempo. Afortunadamente elevan el listón con “When All Is Lost”, que juntamente con “Iconoclast” es lo mejor del compacto. Precioso inicio a balada para posteriormente indagar en todos los elementos comunes del grupo. El estribillo, aquí sí, consigue ese gancho necesario que tanto echamos de menos en los otros cortes.

Sinceramente es un disco muy denso. Cuesta que llegue a enganchar, cosa que sí hacían de maravilla sus anteriores entregas. Eso no quita, en absoluto, que el disco sea malo, pero sí que hay repetición de esquemas y que no es tan inspirado como los anteriores. Veremos cuántos de estos temas entran en el set-list de su próxima gira, pero la mayoría palidecen frente a los clásicos del grupo. Esperemos que ganen en directo. Siguen siendo una de las mejores bandas de metal progresivo, pero tras un parón de cuatro años la verdad es que esperábamos algo más de este disco.