Angra: Holy Land
Parece que hoy en día hablar de un género como el power metal melódico o metal
alemán sea algo vergonzoso. Bandas como Gamma Ray, Blind Guardian o Stratovarius
no se encuentran en sus mejores momentos y el estilo que levantaron ha llegado
a una sobrepoblación tal como la que padeció en sus días el Grunge o el Glam
rock de peluquería a finales de los 80. Que el género se repita y haya caído
a nivel de popularidad no quiere decir que no existan grandes discos y bandas,
y si algo hay que agradecerle a este género es que levantara al heavy metal
cuando este pasaba unas de sus horas más bajas.
MARCO HISTÓRICO:
Si sr@s, hubo unos años en los que un cartel como Gamma Ray, Stratovarius y
Rage (juntos y en 1996!!!) no eran capaces ni de arrastrar a 150 personas a
Razzmatazz (entonces Zeleste). Tiempos en que adorar el metal de corte clásico
era una auténtica decepción. No llegaban discos, las giras no hacían escala
por España, las publicaciones metaleras te hablaban de grupos de moda y en los
bares y discotecas sólo sonaba Sepultura, Fear Factory, Rage Against The Machine
o Machine Head. Personalmente encontraba mucho más comercial a bandas como Blind
Guardian, Helloween y Gamma Ray pero el mundo seguía otros parámetros marcados
por la MTV, y las modas de esa época eran otras. Poco a poco las cosas empezaron
a cambiar, esas bandas que algunos idolatrábamos empezaron a tener más cancha,
KISS y Black Sabbath volvían al ruedo y empezaban a reivindicarse los parámetros
clásicos del heavy metal. Se llegó a momentos realmente bajos, en 1996 Dio tocó
ante 200 personas en un Zeleste casi vacío, tanto que hasta un mocoso como yo
llegó a estrecharle la mano al divo desde bajo del escenario (¡y eso que yo
que siempre estoy detrás!).
Pues sí, en esos tiempos aciagos para la industria metalúrgica apareció un
CD importado de Brasil llamado Angels Cry (aparecido en 1993) . Una auténtica
maravilla que se acercaba a sonoridades que surgían en Europa pese a venir de
Brasil. En esos tiempos una banda de Brasil practicando heavy metal alemán era
una rareza sólo comparable a unos tales Labÿrinth que provenían de Italia. Mezclaban
música clásica, había doble bombo, orquestación a teclados, unos coros angelicales
y un cantante con una voz prodigiosa, encima tenían toques progresivos, eso
sí, los justos para adornar los temas sin necesidad de perderse en virguerías
inacabables. Pero si Angels Cry era una maravilla, sólo era el principio, Angra
todavía tenía muchas cosas que decir y aportar.
PORTADA Y CONCEPTO:
La solemnidad y el buen gusto que guardaba el ángel de piedra con un ramo de
rosas en sus manos de su ópera prima dio paso a una rosa de los vientos y un
mapa antiguo en tono ocre. Latitudes, vientos y continentes ya nos daban a entender
que el disco encerraba cierto ambiente marítimo y unos textos cargados de referencias
a la navegación. El desplegable, de enorme calidad, estaba coronados con unos
querubinos que portaban un texto del poeta lusitano Fernando Pessoa, místico,
escritor, nacionalista y visionario portugués que pasó parte de su vida navegando
entre mundos vía mar. Nunca he leído ni he oído referencias sobre que dicho
álbum sea conceptual, pero está claro que la mayoría de sus letras guardan cierta
conexión, así como la música.
EL DISCO:
Decepción, esa fue la palabra que la mayoría de fans del Angels Cry articularon
ante un disco tan aparentemente diferente a su anterior. Razón no les faltaba
pues el disco adolecía de temas himno tipo “Carry On” y a la primera escucha
uno quedaba realmente descolocado ante esa sucesión de cortes lentos, repletos
de orquestaciones, coros y una delicadeza suma trabajada al milímetro.
La intro “Crossing” es una delicada pieza vocal susurrada “in crescendo” totalmente
elegante. Un acercamiento al gregoriano con un parón de truenos y relámpagos
que nos anuncia que viene tormenta. Y tras la calma… “Nothing To Say”, una de
las piezas más conocidas de la banda, un corte redondo muy definitorio de las
posibilidades del grupo. Puedo afirmar sin temor a dudas que es uno de los inicios
más redondos que se han hecho en los últimos tiempos. Otro crescendo con guitarras
entrecortadas y un juego constante de ritmo y golpes en las baquetas de Confessori
a la vez que el bajo de Mariutti gana protagonismo. El tema navega cual velero
en aguas de tormenta, hay momentos veloces a doble bombo, paradas para el teclado
sinfónico y subidas y bajadas. El estribillo es de puño en alto y las orquestaciones
se dan de la mano con la melodía principal, eso sí, tienen un protagonismo enorme
que enriquece la composición, ya de por si magistral.
El siguiente puerto a visitar es “Silence And Distance”. Aquí se juega con
el volumen y con un inicio lento y melancólico muy evocador. La soledad de un
navegante ante la noche estrellada y la inmensidad del mar. Se da paso a un
medio tiempo con constantes cambios de ritmo y un estribillo con unos coros
originales y un final que repite la melodía inicial.
Si hay un tema que pueda considerarse “la canción” de Angra es la siguiente:
“Carolina IV”. La percusión brasilera hace acto de presencia y el trío Bittencourt,
Confessori y Matos firman un inicio festivo que es hasta bailable. Un extenso
corte que abarca desde pasajes clásicos pausados a cabalgadas trepidantes a
doble bombo. Carolina IV es el nombre de un barco y la letra nos habla de la
experiencia náutica de una tripulación. Atención al interludio progresivo salpicado
de percusiones cariocas. El nivel instrumental del grupo les permite sobrarse
a la que pueden. Este tema ya merecería una página sólo para él, tan sólo añadir
que Matos sube y sube a medida que la canción avanza.
Flautas, djembés, triángulos, cajas chinas, congas… Todo lo que tienen tiene
cabida en este disco. “Holy Land” es un tema enriquecido con todo tipo de instrumentos,
otro medio tiempo “in crescendo” con una base de teclado, percusiones varias
y una voz excepcional de Matos. Ésta, juntamente con “The Shaman” son los cortes
que pasan más desapercibidos, sobretodo esta última que contiene una narración
del Shaman.
El corte más rápido del disco es “Z.I.T.O”, velocidad y lucimiento para los
hachas Loureiro y Bittencourt. Los coros quedan algo forzados y pese a que el
tema es bueno sólo aguantó en el set-list una gira y gracias a que era la canción
más rápida y fuerte, que no la mejor.
Mucha gente discute si “la balada” de Angra es “Lisbon” o la que aparece en
este disco: “Make Believe”. Para un servidor no hay duda alguna, me quedo de
largo con esta preciosidad que es puro sentimiento. Pocas veces una balada me
ha llegado tanto, pero para los que no les termine de tocar la fibra que prueben
con la versión acústica y después me cuenten.
El final del compacto está formado por dos baladas a cada cual más sobrecogedora.
“Deep Blue”, que tiene un aire pop sobretodo por que es André Matos su compositor,
y un epílogo que es “Lullabye For Lucifer”, apenas dos minutos de lírica preciosa
que transcurre entre el remor de las olas y el canto de las gaviotas. “Deep
Blue” posee un órgano de iglesia y unos pasajes con un coro de voces muy clásicas.
LA REPERCUSIÓN:
Holy Land supuso para Angra el paso definitivo hasta el estatus de “grande”.
Japón y Francia (especialmente) cayeron rendidos a base de giras y acústicos
de más de dos horas. Su siguiente paso, en plena resaca exitosa fue sacar un
EP llamado Freedom Call con material inédito y otro EP en directo grabado en
París. Para continuar explotando el filón apareció una edición con camiseta
de regalo y una caja con un unplugged en el FNAC de París y el Holy Land para
coleccionistas. Este disco les sirvió para embarcarse de teloneros de Stratovarius
por toda Europa, eso sí, depende del país en que tocaban Angra eran cabezas
de cartel.
¿EL MEJOR DISCO DE ANGRA?
El debate entre los fans de los sudamericanos nunca ha alcanzado una respuesta
clara. Angels Cry es una maravilla y es mucho más duro que su predecesor pero,
a diferencia de este, cabe decir que hay grupos y discos que se parecen a Angels
Cry pero ninguno a Holy Land. Con su disco debut les colocaron el cartelito
de power metal melódico, con el Holy Land rompieron toda posible clasificación.
Metal, percusión tribal, orquestaciones, canto gregoriano, pop sinfónico, barcos
y poetas lusitanos. Podríamos hablar de lo acaeció después en el seno del grupo
y sus posteriores trabajos así como de los nuevos Angra y los Shaman, pero todo
esto bien merece otro reportaje.
Para los que no tengan este disco recordarles que existe una edición especial
con Angels Cry y Holy Land a precio de sencillo, sin duda una de las mejores
inversiones que se pueden hacer.
Jordi Tàrrega
Grupo:Angra
Discográfica:LMP
Puntuación:9
Canciones:
- Crossing
- Nothing To Say
- Silence And Distance
- Carolina IV
- Holy Land
- The Shaman
- Make Relieve
- Z.I.T.O
- Deep Blue
- Lullaby For Lucifer
Año:1996
Votación de los lectores:9.36364
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