Månegarm: Havets Vargar

Como abanderados del metal vikingo, Månegarm defiende con profesionalidad la fórmula resultante de mezclar el black metal sueco con ritmos más melódicos de influencia folk, y hasta tienen el acierto de intercalar pasajes eufónicos con voz femenina. El universo sonoro de estos suecos es rico en contrastes y matices, y tan pronto enamoran con la guitarra acústica de Fädernes Jord, como te hacen saltar de la silla con la potencia de Sputsång.

Månegarm aprovecha las virtudes de la era tecnológica para reeditar sus primeros seis álbumes, empezando este mismo año con su debut “Nordstjärnans tidsålder” (original de 1998). Para 2015 están también previstos “Dödsfärd” (original de 2003) y el álbum que nos ocupa, “Havets vargar” (original de 2000).

Parece, pues, que el motivo detrás de este movimiento es, además de, por supuesto, volver a poner estos álbumes a disposición de los fans, relanzar su carrera y ponerse en el punto de mira de nuevos aficionados. Månegarm es un grupo sobradamente capaz, con experiencia, talante y buenas formas tanto en el escenario como en el estudio. Han logrado un sonido estable ya des de sus primeros trabajos, pero, por desgracia, parece que perdieron demasiadas portadas e invitaciones a la primera línea de los festivales frente a grupos más mediáticos como Amon Amarth. Con este retorno a las listas de novedades pueden vivir una segunda oportunidad de colocarse en el foco que se merecen.

Como abanderados del metal vikingo, Månegarm defiende con profesionalidad la fórmula resultante de mezclar el black metal sueco con ritmos más melódicos de influencia folk, y hasta tienen el acierto de intercalar pasajes eufónicos con voz femenina. El universo sonoro de estos suecos es rico en contrastes y matices, y tan pronto enamoran con la guitarra acústica de Fädernes Jord, como te hacen saltar de la silla con la potencia de Sputsång. No olvidan tampoco el poder de un buen diseño de sonidos paralelos a la música, y en acertados momentos encontramos notas propias de la naturaleza nocturna que nos trasladan a la magia de los bosques nórdicos. Muy correctamente, también incluyen en su catálogo pequeñas pinceladas de violines, pianos y flautas, como encontramos en la canción de cierre Vinternattskväde, quizá la más folk -y bien trabajada- del álbum.

En “Havets Vargar” no encontraremos nada que, hoy, en pleno 2015, nos sorprenda, pero haciendo un pequeño ejercicio mental sabremos poder apreciar un álbum que se atrevió a defender con maestría un género que recién había empezado a asentarse. Casi me atrevería a decir que es de escucha obligada para aquellos que les guste el género y, especialmente, lo recomendaría a quienes han empezado a adentrarse en este estilo y quieren comenzar a escuchar más allá de los típicos grupos populares.